Este 2024, Carlos Alcántara (Lima, 1964) decidió tomarse una pausa profesional por motivos familiares. A inicios de año, cogió sus maletas y se fue con su esposa, Jossie Lindley, y su hijo Lorenzo, a radicar a un país que prefiere no revelar. El actor más taquillero del cine peruano, que llevó su vida a la pantalla grande con la película “¡Asu mare!”, siempre se caracterizó por mantener su lado más íntimo y personal lejos de los reflectores. Proteger a sus seres queridos del rostro menos amable de la fama ha sido una de sus más grandes preocupaciones. Desde algún lugar del mundo, se conecta vía Zoom, prende la cámara y comenta la razón detrás de su decisión. “Después de casi 40 años de carrera, quise dedicarle todo mi tiempo a mi esposa y a mi hijo. Tener ese tiempo para ellos me obligó a salir fuera del Perú. No tenemos planes de volver pronto. Las cosas están funcionando bien por acá”, le cuenta a Somos.
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¿Cumplir 60 años tiene un significado especial para ti?
He llegado a este momento de mi vida, a esta edad, en un momento bastante particular. Es bien difícil para mí definir cómo me siento ahora, pero te diría que tengo ganas de hacer menos cosas. Es como si hubiera trabajado 40 años en una misma empresa y, como toda persona, quiero descansar un poco. Me provoca disfrutar la vida de otra forma. Quiero irme a pescar, quiero jugar fútbol con mis amigos, quiero tomar fotos… en general, quiero hacer otras cosas que me gustan.
¿Dirías que hoy eres el hombre que querías ser?
Yo de niño decía que quería ser famoso. Ahora esa palabra —famoso— me parece muy fuerte. Felizmente, la fama me llegó poco a poco, no por un golpe de suerte, sino como consecuencia del trabajo que venía haciendo. He logrado cosas que nunca imaginé ni soñé. El público ha sido feliz conmigo. Me he sentido querido. Soy muy afortunado de haber llegado a donde estoy.
¿El paso del tiempo es algo que te preocupa?
Honestamente, me llevo muy bien con los años que tengo. Creo que los últimos diez años he entrado en un proceso de maduración. Muchas veces, uno viene confundido y cuando la vida te golpea, vuelves a tu esencia. Cuando una persona se enfrenta a la frustración, a la muerte, o la enfermedad, adquiere una sabiduría necesaria para todo lo que aún se viene. Siento que tengo mucho material de mi vida para hacer otra película que no sea “¡Asu mare!”. Entonces, creo que es importante estar preparado no solo para la vejez, sino para la vida. Por eso, me cuestiono: ¿cuándo voy a disfrutar de viajar, de pasear, de hacer esas cosas sencillas a las que antes no le daba importancia?
Por cómo lo dices, parece que te estás jubilando.
(Risas) No es tanto así. No es que haya dejado mi carrera del todo de lado. Solo que ahora me enfoco más en escoger roles en los que sienta que tengo algo que aportar, que me saquen de lo que normalmente hago. No tengo por qué decirlo, pero hay montón de propuestas a las que he dicho no, así como hay un montón de propuestas que no me han dicho que sí.
En “Cazatesoros”, la película a punto de estrenarse, se te ve como un explorador tipo Indiana Jones.
Antes que nada, quiero aclarar que el protagonista es Franco Cabrera. Yo, digamos, soy el antagonista. Acepté la propuesta de Bou Group, que es una productora dominicana, porque hace dos años hicimos “El año del tigre”, una película a la que le fue muy bien y estuvo en el top de Disney +. Cuando me dijeron para hacer “Cazatesoros”, no lo pensé. Me gusta cómo se trabaja en República Dominicana. Hay una demanda impresionante de técnicos y profesionales para hacer no solo películas locales, sino también para Hollywood.
Prácticamente has hecho de todo: acción, comedia, drama. ¿Qué papel quisieras que te llegue en este momento de tu carrera?
Hacer un ‘biopic’ de un personaje famoso es una tentación para cualquier actor. Hace poco, Jaime Bayly sugirió que yo podía interpretar a Mario Vargas Llosa en la adaptación de su libro “Los genios”. Cuando me enteré de lo que dijo, como soy un ansioso, un desesperado, fui a buscar a Laura, la diseñadora de maquillaje con la que siempre trabajo, para hacer la caracterización. Mandamos a hacer las prótesis, todo. Le envié las fotos a Jaime y le encantaron. Para mí, sería un reto muy grande.
Me comentabas que estás viviendo fuera. ¿Sigues conectado a las cosas que suceden en el país?
Siempre estoy conectado. Lo que pasa es que si lo hiciera todo el día estaría deprimido, porque cuando uno entra a ver algo del Perú lo primero que te sale es la insatisfacción de los peruanos con el gobierno y en general con muchas cosas que están pasando. Cuando tienes la posibilidad de salir fuera y conocer otras realidades, inevitablemente uno se pregunta por qué no podemos vivir así. Lamentablemente, quienes nos gobiernan solo jalan agua para su molino. Así no vamos a llegar a ninguna parte.
¿Sientes que lo que pasa afecta al cine peruano y toda su industria detrás? ¿Cómo ves las cosas?
Lo que siento es que hay una gran brecha en cuanto al apoyo: hay gente que sí quiere que se haga cine en el Perú, y hay otra que dice “no pues, no le voy a dar mis impuestos al cine porque está lleno de vagos”. Ahí es cuando empiezan las diferencias políticas. Lo que está pasando es que hay pocos incentivos del gobierno para hacer más películas no solo en Lima, sino en todo el Perú. Y eso afecta principalmente al cine independiente. Los concursos ayudan, peros solo son un granito de arena para todo lo que se necesita.
Las redes sociales parecen dictaminar qué es bueno y qué es malo, qué amerita o qué no amerita que se vea. ¿Prestas mucha atención a lo que se dice de ti?
Ahora más que nunca, gracias a las redes sociales, cualquiera puede entrar y opinar no solo sobre tu trabajo. Bueno fuera si es así. La gente opina sobre tu familia, sobre tus hijos, sobre lo que quieran… y, a veces, no se percatan cuánto pueden afectar a esa persona con sus opiniones. Es algo con lo que aún me cuesta lidiar.
Hace unos meses, compartiste en Instagram una imagen tuya desnuda que causó polémica. ¿Qué mensaje querías transmitir?
Mucha gente no lo sabe, pero soy aficionado a la fotografía. Y me gustan mucho los cuerpos, tanto el masculino como el femenino. Mi esposa es mi principal musa. Entonces, dije, vamos a hacer algo espontáneo, natural. Así que me tomé la foto entrando al jacuzzi. Mi idea era transmitir un mensaje de libertad, de hacer lo que nos da la gana, pero mucha gente lo llevó hacia el lado sexual. Nunca fue mi intención que se le diera esa interpretación. //