Höseg significa calor en húngaro. Cuando los tres hermanos Sznak iban de campamento, se perdían en la selva, huían para encontrar paz, esa era una de las palabras más presentes en la ruta. En húngaro, por su papá, o en español, también por él. O por el frío de los andes peruanos que se siente rumbo a Cancha Cancha, por ejemplo, un pequeño poblado a 20km del Cusco, caminando. O por la indiferencia de saber que a muchos más, a miles de kilómetros, todavía existe una Lima indiferente que no sabe -o no recuerda, que es peor- que existen familias enteras cuyo único abrigo en las heladas son dos calaminas y su propia piel.
Höseg, calor en húngaro, es también una marca peruana outdoor fundada por esos mismos hermanos Sznak que vieron eso junto a su padre y no lo olvidaron. Hoy, a partir de un trabajo que ya cumplió 7 años, han podido abrigar a 17.924 niños en los andes del Perú. De cómo lo hicieron y de cómo hacer que sean más trata esta historia.
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Para quienes creen que un libro no es regalo: fue la autobiografía de Blake Mycoskie, fundador de Toms, el que lo convenció de que la idea de formar una empresa que sea rentable en la misma proporción en que sea sostenible para el planeta, era la correcta. “Las mujeres, no tengo ninguna duda, son los verdaderos motores del cambio. Ella me regaló el libro y transformó nuestras vida”, dice Juan Carlos Sznak, gerente general de Höseg, arquitecto, esposo, hijo. Junto con sus hermanos Patrick (ingeniero) e Ian (comunicador) habían tomado un avión al Cusco en uno de esos viajes de desconexión y constataron, otra vez, que la brecha entre Cusco capital y Cusco periferia era inmensa. Y no se medía en kilómetros. “¿Cómo podemos enfocar nuestra energía para ayudar? ¿Qué podemos hacer? Nosotros crecímos en una familia que fue una bendición, fuimos privilegiados. Nunca nos sobró nada pero tampoco nunca nos faltó nada. Y crecimos en un clima de empatía”, recuerda Juan Carlos, el mayor de los hermanos Sznak. El viaje los cambió.
El libro sobre la historia de Toms, una marca que trabaja bajo el modelo de Compra uno, Regala uno, los empujó: fueron al banco, consiguieron un préstamo, a una de esas increíbles tasas de los bancos peruanos, hablar con gente especializada en ventas por retail y decidieron fundar Höseg. La primera apuesta fue sacar una línea de casacas outdoor con la que consiguieron abrigar a 300 niños. El rostro de los pequeños y pequeñas que he visto en las fotos de aquella primera vez en Cancha Cancha, Cusco, no tiene diccionario que lo explique.
Hoy quieren plantar 90 mil árboles en la selva del Perú.
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“Somos como el niño de la clase que levanta la mano y nunca lo miran”. Así define Juan Carlos Sznak a los empredimientos sostenibles en el Perú. Con ironía, también con esperanza: sabe que en los últimos años hay una conciencia que ha despertado en el mundo, en el Perú, sobre la verdadera relación que debe haber con Tierra. No somos dueños del planeta, debemos ser unos agradecidos.
¿Qué es Höseg? ¿Cómo definirías tu trabajo?
Lo que buscamos mis hermanos y yo es tratar de demostrar que a través de la empresa, se pueden generar cambios positivos. Que vayan de la mano de las personas y el planeta, no solo de la ganancia. La fuerza empresarial no debería sentirse satisfecha con el hecho de generar empleo y pagar impuestos; creo que se podría ir más allá. Ayudar a la gente a que tome mejores decisiones. Para eso, hay que hacer tu chamba: ofrecerle un producto que no solo le dé un beneficio de moda o funcional, sino que además que ayude a tratar de resolver algunos problemas que nos han sido ajenos. Nuestro planeta.
¿Qué nos ha hecho ver la pandemia sobre el terrible trato que le damos al planeta?
Todo el mundo habla de eso, el Covid, buscando culpables. Al final habrá una vacuna, pero la ola que hay atrás, la del cambio climático, no la tiene. Todos vamos a poner caras de chapulines y preguntarnos: ¿Y ahora qué hacemos? Puede ser que llegue el día en que sea demasiado tarde. De qué sirve el esfuerzo enorme de hacer una empresa, que luego se convierta en un grupo enorme, si no va a tener un planeta donde existir. No tiene mucho sentido. Necesitamos equilibrio. No se trata de que sea la mejor empresa del mundo, se trata de que sea la mejor empresa para el mundo. En esa palabrita está la diferencia.
Tres pilares para entender finalmente a Höseg, otra de los emprendimientos nacidos bajo el paraguas Kunan. 1) Reconocerse interdependientes, no podemos hacer todo solos. 2) Hay espacio para todos, creemos en la idea de ser rentables, con conciencia. 3) Redefinir la economía: para Hoseg, sembrar un árbol es una utilidad. No es romántico si piensas que estás cuidando el lugar donde vas a vivir.
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¿Cuál es el siguiente plan de Höseg en el Perú? Agradecer. Proteger. Devolver vida. Y fabricar unas cuelleras inspiradas en paisajes naturales del Perú con un objetivo. Los hermanos Sznak sufrieron hace unos meses la pérdida de su padre, el hombre que sembró la semilla de la aventura y la empatía en ellos. Fue en medio de la atroz pandemia: no pudieron despedirlo como hubiesen querido. Un poco por eso, otro tanto por la responsabilidad social que los moviliza, hoy están involucrados en Bosques Renacer, un proyecto para plantar 90 mil árboles en Pamuri, Huancavelica y Huilloc, Cusco, en homenaje a las víctimas mortales del Covid-19 y también a su padre, el hombre que les enseñó qué era el calor, abrigar al otro.
Para que el frío no duela tanto a ningún niño más en el Perú.
¿CÓMO ADQUIRIR LAS PRENDAS HÖSEG?
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