Dice nuestra entrevistada que esta es la mejor época para ser diferente. Lo dice con la convicción de quien, en su momento, gritó esa diferencia a viva voz y se ganó serios problemas por ello. Silvia Núñez del Arco ya no es “la chiquilla que quería escribir y que conquistó a Jaime Bayly”, como la llamaban sin pudor en la Lima de principios del siglo XXI. Ahora es la escritora que regresa a esa misma ciudad a presentar su quinto libro, ‘Si me dejas, me mato’; la esposa que comparte una vida tranquila con un hombre que le lleva más de 20 años; la madre de una niña de 11; la mujer que va a cumplir 34 años y que disfruta de una reposada felicidad.
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—Han pasado los años, pero el recuerdo de la chiquilla impetuosa que publicó su primera novela a los 21 sigue marcando tu imagen. Eso, y que tu esposo es mucho mayor que tú. En este nuevo libro hablas de la dañina relación que sostiene una adolescente con un chico cuatro años mayor que ella. ¿Cuánto de ti hay en esa protagonista?
Tienes toda la razón sobre la imagen que proyecto, pero ya no queda casi nada de esa chiquilla que conocieron. Ahora tengo 33 años, voy a cumplir 34, y si bien empecé escribiendo y publicando muy joven, y aún soy joven, ya no me considero una niña. Escribir esta novela y publicarla fue dejar ir ese último lado mío adolescente que necesitaba salir, dejar ir, para abrazar mi nueva etapa de vida. Para reconciliarme conmigo.
—Entonces, eres la protagonista de tu novela. Tuviste tu tóxico Matías (así se llama el galán de la historia).
Sí, así fue. Yo tenía 14 años y él tenía 18. Y en ese momento, aunque yo me creía grandaza y no había problema con la diferencia de edad, ahora que soy grande me doy cuenta de que en realidad sí lo había. La idea es que la gente se identifique con las cosas que viví en ese momento y que las inspire para no cometer los mismos errores que cometí yo. Tengo buenos recuerdos en la medida que sentí muchas cosas que no sabía que existían. Me enamoré por primera vez, pero me dejó muchas cosas amargas. Permití muchas cosas que no debí permitir.
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—Es decir, viviste de cerca la violencia que narras.
Sí. Permití cosas que no debí permitir, pero que en ese momento las dejé pasar porque en ese momento lo más importante para mí era no perderlo. Esa parte de la novela donde Matías dice “no te vistas así, no hables con tal persona, no hagas esto”, es totalmente inspirado en aquello que viví.
—“No le hables a tu mejor amigo”...
Sí. Y “no te tomes fotos con tales personas”... Había un nivel de control sobre la vida de la otra persona, es decir, yo, que no debí permitir. Hoy se habla con mucha más libertad de lo que es violencia, de poner límites, de lo que no se debe permitir. Creo que cuando salió publicado este libro me terminé de perdonar, por fin, pues por años me preguntaba “¿Cómo permití esa situación? ¿Cómo pude dejar que me traten así, que me hablen así?”. Escribir la novela me ayudó como no tienes idea. Por eso estoy agradecida con cada persona que conocí y que me inspiró a escribir mis novelas.
—¿Con este libro ya terminaste de sacar ese dolor de tu sistema?
Sí. Cuando he visto publicado este libro, me he perdonado. He dejado de lado los reproches que aún de adulta me hacía, tipo “cómo permití que me trataran así”, “por qué no le puse fin antes”, “por qué permití que me maltrataran de esta manera”. Esta manera ha sido una manera de entender que en ese momento yo no esta bien emocionalmente. Y así me he reconciliado con esa parte mía. Creo que tengo más amor propio hoy, sé lo que quiero, sé lo que no, y estoy en una relación totalmente distinta ahora.
—Después de salir de esa relación dañina, con una persona mayor, ¿no sentiste temor de empezar una relación con Jaime, que te lleva muchísimos más años?
Creo que en ese momento no lo pensé. Yo soy una persona que se deja llevar mucho por lo que siente. Los sentimientos siempre iban por sobre lo racional. Y cuando salí de esa relación, me encontré con que Jaime era completamente lo opuesto de lo que fue el Matías de mi vida. Desde el principio me dio libertad para tomar mis propias decisiones, me alentó a escribir, a publicar... En ese momento se lo agradecí, claro, pero ahora, con cinco libros publicados, miro para atrás y digo, “¡wow, qué bien!”, tengo una pareja que me ayudó a crecer. En estos trece años que estamos juntos siento que no he dejado de crecer, y Jaime tampoco. Y nunca lo he sentido como una sombra, nunca me ha hecho sentir “la esposa de”, siempre como un apoyo, siempre me ha dejado tener mi propio lugar en mi carrera.
—Recuerdo que antes que se haga pública tu relación con Jaime, fui a su programa, “El Francotirador”, por un asunto de trabajo. En una de las pausas comerciales, él contó que se estaba escribiendo con una muchacha que quería ser escritora. Y dijo también “bueno, qué voy a hacer yo con una chica tan joven”. Y mira, eras tú.
[Se ríe] Así es, era yo. Y ahora que soy mayor, que soy mamá, lo entiendo totalmente. Era una relación incierta para ambos. Para mí era salir con un señor mayor, famoso, conocido por no ser estable en sus relaciones...era miedo de mi parte. Y él también, seguro, habrá pensado “esta chica, ¿qué tipo de estabilidad me puede dar?”. Es loquísimo. Pero las decisiones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida nos han traído hasta aquí, y hoy somos completamente felices. Él y yo hemos dejado de lado el qué dirán y hemos sido leales a nosotros mismos. En eso último nos parecemos un montón.
—Cuando empezaron, igual, fue un escándalo. Hubo mucha bulla alrededor. ¿Crees que si esa situación se hubiera dado en esta época, 2022, hubiera sido más fácil?
Totalmente. Imagínate que Jaime hoy por hoy me presentara en televisión, creo que no me juzgarían como me juzgaron entonces. Ahora hay mucha más conciencia, gracias al feminismo, de la libertad de elección de las mujeres. Recuerdo que algunos comentarios en ese momento eran “Él la está usando para ser candidato presidencial y que sea su primera dama”, y era totalmente falso. A mí nadie me usó, yo hice todo lo que hice porque quise, y porque según mi libertad elegía y elijo lo que quiero y lo que no quiero. Ahora vivimos una época mucho mejor para ser distintos.
—Acabas de mencionas el feminismo, ¿te consideras feminista?
Por supuesto que sí. Y pienso que es importante hablar de estos temas, de la desigualdad que ha existido siempre. Y creo también que es una responsabilidad de quienes tenemos cierta voz en el espacio público, de hablarlo. En ese sentido mi libro es un testimonio del abuso que viví que busca inspirar a chicas jóvenes que pueden estar pasando situaciones así y que les sirva de alarma, que tomen conciencia.
'SI ME DEJAS, ME MATO'
(CROSSBOOKS, 2022)
Autora: Silvia Núñez del Arco
Páginas: 216
De venta en librerías a S/.80
PRESENTACIÓN:
Viernes 6 de mayo
19:00
Librería Crisol del Óvalo Gutiérrez
—Hace un momento hablaste de cómo en esta época es más fácil ser distinto. Hay una cosa en torno a las relaciones que hoy también es distinta, tenemos términos como el poliamor o las relaciones abiertas, ¿qué piensas de ello?
Yo pienso que mientras cada persona sea feliz, y mientras no haya mentiras de por medio, está bien. ¿Quién es quién para decir cómo llevar una relación? Lo único que creo que es terrible es cuando una parte miente. En la novela cuento la telaraña de mentiras de Matías...yo creo que lo importante es que sean relaciones adultas y honestas.
—¿Tendrías una relación abierta?
No. Nunca he tenido una, y creo que tampoco la tendría a futuro. Básicamente porque no encaja en mi dinámica familiar, y porque cuando quiero a una persona me enamoro y me entrego y no me gusta la idea de compartirla.
—¿Y perdonarías una infidelidad?
Tal vez sí. Pero no puedo darte una respuesta categórica, tendría que evaluar la situación. Eso sí, lo que no perdonaría es la mentira.
—¿Qué te hizo ganar la confianza para convertirte en escritora y mantenerte en el oficio?
Bukowski tiene una frase: “Los escritores son gente desesperada, y cuando dejan de ser desesperados, dejan de ser escritores”. Y yo me identifico totalmente con esa frase. Yo tenía cosas dentro mío que me dolían y necesitaba sacarlas. Era la desesperación de hacerlo, aunque no confiaba del todo en mí misma. Claro que ahora miro hacia atrás y pienso que pude escribir mejor mis otras obras, pero ya está. Una va cambiando, una va creciendo, pero creo que una cosa que tengo claro es que tengo que seguir escribiendo y que no puedo dejar de escribir y publicar. Creo con cada libro que publico me voy asentando, y creo que ya estoy encontrando mi voz.
—¿Cómo se relaciona Jaime con tu literatura?
Él lee, me dice su opinión, pero respeta mucho mi estilo
—Vas a venir a Lima a presentar la novela. ¿Extrañas Lima? ¿Y al Perú? ¿Volverías a vivir aquí?
Claro que extraño Lima, por un montón de cosas. Extraño la comida, extraño el malecón, a mi gente querida. Estoy feliz de ir a Lima a encontrarme con mis lectores. Al Perú...lo llevo en mi corazón. Por un lado lo veo bien en cuanto al feminismo, por ejemplo, veo que hay un movimiento presente, que crece. El resto...duele un poco, da pena. Tengo la esperanza de que las cosas van a mejorar. No creo que volvería a vivir. Zoe está en el colegio, y va a terminar el colegio aquí. Zoe nos ancla. La familia nos ancla. La verdad es que me gusta la vida que tengo, que tenemos: es una vida tranquila, somos felices, vivimos en familia y nos amamos. Tenemos suerte.
—Cuando publicaste tu primer libro, cuando empezaste con Jaime, se hicieron evidentes las tensiones en las relaciones familiares de ambos. ¿Han sanado esas tensiones?
Sí, todo ha mejorado. El tiempo pone las cosas en su lugar, y la gente nos ha visto crecer y nos han visto felices. Jaime está mucho mejor y yo también, hemos crecido para bien, nos ven felices, y yo creo que cuando la familia nos ve felices las cosas mejoran. La familia de Jaime y mi familia nos quieren. Zoe se lleva bien con sus primos, que tiene un montón, y también con sus hermanas. De verdad que el tiempo pone las coas en su lugar.