¿Podrá el turismo peruano recuperar sus cifras de la prepandemia? Tres expertos analizan el futuro del sector

Algo está cambiando en la pequeña ciudad de Cascas, en La Libertad. Desde mayo de este año, se observa un mayor número de visitantes para conocer sus diversos atractivos, como la espectacular catarata El Chorro o el Cristo de las Rocas. Este incremento coincide con la obtención de la denominación de “pueblo con encanto”, una iniciativa del Mincetur para promover el reconocimiento de lugares con vocación turística, que tienen atributos naturales y culturales de carácter auténtico.

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Este proyecto se ha extendido a otras ciudades de Arequipa, Puno, Ayacucho y más, con el fin de atraer un mayor flujo de turistas locales. “En lo que respecta al turismo interno, los seis primeros meses de 2024, más de 19 millones de personas han viajado a través de nuestro territorio. Si lo queremos ver en estadísticas, ha habido un incremento del 22% en comparación con el mismo período de 2023″, nos dice Elizabeth Galdo, titular del Mincetur.

Sin embargo, el mayor reto sigue siendo el turismo receptivo, con aquellos viajeros que vienen del extranjero y tienen un mayor nivel de gasto. En 2023, llegaron a nuestro país 2,5 millones de turistas internacionales, una cifra aún lejana de los 4,3 millones correspondientes a 2019. Esta situación se atribuye no solo a los rezagos de la pandemia, sino también a los conflictos sociales que se suscitaron entre 2022 y 2023, lo que originó que muchos países colocaran advertencias para todo aquel que quería visitar el Perú.

Pese a ello, se espera que a fin de año este sector vuelva a renacer. “Estimo que para diciembre de 2024 podamos llegar a las cifras de la prepandemia. Estamos haciendo todos los esfuerzos de promoción a través de Promperú, participando en más ferias internacionales, incursionando en nuevos mercados y trabajando directamente con la empresa privada”, concluye la ministra.

En opinión de José Koechlin, presidente de Canatur, la clave para que la industria turística se pueda repotenciar está en el desarrollo de infraestructura y conectividad. “Se necesitan acciones coordinadas para mitigar las deficiencias en luz, agua, comunicaciones, salud, transporte urbano y transporte aéreo para hacer un mejor uso de nuestros recursos turísticos”, comenta Koechlin. “Para ello, es necesario el diálogo y un trabajo en conjunto entre el Gobierno Central, los gobiernos locales y el empresariado”, añade.

En ese sentido, Koechlin celebra la pronta inauguración del nuevo aeropuerto Jorge Chávez y del megapuerto de Chancay, pues atraerán nuevamente los reflectores hacia nuestro país. “Ambos proyectos son grandes impulsores de la conexión humana. Pero nada de esto va a servir si no viene acompañado por las acciones que acabo de mencionar. Es la única manera de que este sector, uno de los más golpeados en los últimos años, se pueda recuperar del todo y cobrar un nuevo impulso”, explica.

NUEVOS HORIZONTES

En medio de este panorama, surgen iniciativas desde la sociedad civil que permiten vislumbrar el futuro con optimismo. Una de ellas es Turismo Cuida, un proyecto que busca ser un agente de cambio en el sector turismo, implementado programas de desarrollo sostenible. A la fecha, son veinte empresas las que conforman la asociación: cadenas hoteleras (Belmond, Intursa, Aranwa, Las Colcas Eco Lodge), empresas de transporte turístico (Latam, Air Europa, Andes, PeruRail, Inca Rail, Delfin Amazon Cruises), operadores y agencias de viajes (Viajes Pacífico, Coltur, Lima Tours, Terra Explorer, Setours, Viracocha), y otros actores indirectos.

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“Desde nuestra posición como agentes de turismo, lo que vemos es que este sector es sumamente sensible a la coyuntura mundial. Su actividad tiene impactos positivos, pues genera trabajo y mejora las economías. Pero también puede tener algún impacto negativo si no se trabaja ordenadamente, en coordinación con las comunidades y autoridades involucradas”, nos dice Enrique Quiñones, miembro fundador de Turismo Cuida. “Nuestra proyección es que para 2025 nos logremos recuperar en la totalidad”.

Por lo pronto, han contribuido con la protección del patrimonio cultural de los Kullpis de Rúpac, la conservación del frontis de la casa hacienda Sojo en Piura, la recuperación de las piezas arqueológicas del complejo El Brujo, y la puesta en valor de más 15 mil imágenes del archivo fotográfico de Gonzalo de Reparaz. “Si no se preserva la cultura y el patrimonio de nuestros pueblos, no hay manera de que la actividad turística sea sostenible”, concluye Quiñones. Un punto importante para tener en cuenta si queremos avanzar. //