Un brazo extendido y unos vellos que se erizan es el único termómetro que necesita Mabela Martínez para medir la temperatura emocional de las canciones de Tenores. Armar un nuevo repertorio cada año es uno de sus pasatiempos favoritos y la técnica del brazo, algo así como una estimulación pilomotora vía ondas de sonido, la aprendió del cantante Jorge Pardo, miembro fundador de su popular elenco. “Él siempre me dice: ‘esta canción no pasa, Mabela, no hay pelómetro’, y me enseña su brazo”. Ella ha aprendido y hace lo mismo ahora, a veces con canciones que Pardo le propone. “No hay pelómetro, Jorge”, le dice. La anécdota la cuenta entre risas.
El ‘pelómetro’ este año se decantó por el lado romántico, ese categoría tan rehuida por el cinismo. De los afectos y sus expresiones versa esta edición de Tenores, bautizada como Love, porque el 99% de ellas son de amor, salvo una, que la conductora de Sonidos del mundo prefiere no revelar, para no arruinarnos el misterio que acaba de crear ante la grabadora. “Revisé la letra y vi que no era de amor, pero igual la hemos dejado porque estoy segura de que el público se va a sorprender gratamente”.
Por si fuera poco, la fecha abridora del espectáculo cae justo en San Valentín, tradicional fiesta de arrejuntamiento, aunque Martínez considera que no es un espectáculo solo para parejas, sino de corte familiar e intergeneracional. Cualquiera que haya sido medianamente sensible a la omnipresencia de la radio encontrará una melodía que lo afecte de algún modo.
El tenor: un registro muy querido
Si ha llegado hasta acá preguntándose por qué el nombre de Tenores a un show que no es ópera, va la explicación del manual: el tenor no alude a un género musical, sino a una forma de clasificar la voz masculina. Por su rango, las voces de los varones se dividen en bajos, barítonos y tenores. El más agudo, conocido como tenor, es claramente la vedette en el mundo de la música. En la ópera suele ser la estrella, el que subleva a las audiencias con sus cuerdas privilegiadas. Es la voz del héroe, del galán romántico, mientras que los registros barítonos y bajos se reservan para los villanos y conspiradores, de voces más graves u hondas.
En la música popular, la que suena en radios, la voz tenor es también la más apreciada, aunque no tenga la autoridad e impostación de los tenores líricos, como Luciano Pavarotti. Precisamente fue el italiano el que comenzó con la moda de los crossover con pop en 1992, con la serie de shows Pavarotti and Friends, en los que compartía escenario con Sting, Bryan Adams y Bono. La vigencia del ‘tenor popular’ suele ser más corta por falta de educación musical, ritmo de trabajo o vida disipada (piense en José José en los tres casos), mientras que el tenor lírico alcanza su mejor momento pasados los 40 años, gracias a su entrenamiento especial.
El tenor peruano Juan Antonio de Dompablo comenzó como rockero a los 16 años, pero luego de entrar al Conservatorio inició su carrera en el bel canto. “Ahora me cuesta cantar como un cantante de música popular, pero lo hago a mi manera y eso le da ese toque distinto que a la gente le gusta”, dice quien es el único tenor lírico de un ensamble que se completa con Jorge Pardo, Aldo Rodríguez y Marcos Golergant.
Cada uno imprime su estilo a un concierto integrado por canciones de pop, baladas, boleros, salsas, valses y números de rock: “Lo interesante es que te saca de tu zona de confort. Me ha tocado interpretar Granada, que es una obra para tenor lírico, y es muy exigente”, reconoce Jorge Pardo, ganador de dos Gaviotas en el Festival de Viña del Mar. A Aldo Rodríguez, otro fundador desde el 2008, Tenores le hizo recordar lo bonito de cantar en español, una materia pendiente desde sus tiempos en la banda de rock anglófona Space Bee.
El más joven es Marcos Golergant, con 25 años y una carrera que maneja en México, tras su paso por Operación triunfo y su graduación en el Berklee College of Music (EE.UU.). Cuando tenía 15 le tocó abrir a Tenores con el coro de jazz en el que cantaba entonces. Poder ver a Pardo y Rodríguez en escena lo motivó a insistir en la música como una opción de vida. “Que me haya llamado Mabela el año pasado me sigue pareciendo un sueño”, dice. A De Dompablo le pasa igual: hace diez años pasó el cásting para Tenores, pero rechazó la oferta por un viaje a Europa. Imposible no apreciar la bonita revancha que le ha regalado la vida.
El dato
- Cuándo: Miércoles 14 y jueves 15 de febrero
- Dónde: Gran Teatro Nacional (Javier Prado 2225, San Borja)
- Entradas: Teleticket de Wong y Metro