Ha pasado más de una semana desde el derrame de petróleo en Ventanilla, y desde entonces decenas de trabajadores y voluntarios trabajan en las zonas afectadas por los 6 mil barriles de la refinería La Pampilla, operada por Repsol.
Pero este no es un hecho aislado, como le dicen a El Comercio los investigadores Aymara León y Mario Zúñiga, autores del informe de Oxfam y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos “La sombra del petróleo en la Amazonía”.
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Desde el año 1997, el país registró 1.002 derrames de petróleo en diversas regiones; la más afectada es la Amazonía, que alberga importantes reservas de biósfera del país y del mundo, como el Manu, entre otros.
“Lo que hemos hecho es recabar la información oficial, es decir, del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), con respecto a la cantidad de derrames que se han dado dentro de las instalaciones de las operaciones petroleras y del transporte, no en refinerías o en gasolineras […] Son los derrames que se han fiscalizado, que tanto OEFA y de Osinergmin los han identificado. Esto no toma en cuenta los reportes [de derrames] que existen de pescadores y monitores ambientales alrededor del Perú. Nosotros nos hemos querido centrar en la información oficial”, aclaran.
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Este informe es una actualización de “La sombra del petróleo en la Amazonía”, que fue publicado en febrero del 2020 y consideraba los eventos ocurridos en la selva peruana. Los datos adelantados a El Comercio serán publicados en un documento que será difundido próximamente.
Para la actualización, los investigadores hicieron un cruce de datos: “Aquella información en que el OEFA y Osinerming coinciden, no la hemos contabilizado una sobre otra, hemos hecho una sola contabilidad”.
“Nosotros encontramos además que entre las causas de los derrames están, principalmente, las fallas operativas y la corrosión, más del 70%; el resto tiene que ver con terceros”, aseguran.
¿Los ecosistemas afectados se recuperaron?
Como explicamos en un informe previo, luego de un derrame se necesita contener el avance del petróleo (crudo o refinado), luego la limpieza de la zona debe ser inmediata, pero la emergencia ambiental causada debe ser atendida con un plan de remediación, pues quitar el petróleo no es suficiente para que se recuperen los ecosistemas. Este plan de mediano y largo plazo debe buscar, según los expertos, que el lugar afectado recupere –en la medida de los posible– su estado anterior, y eso incluye realizar intervenciones científicas en el agua, la fauna, flora, además de atender a las poblaciones humanas afectadas.
“En la selva hemos identificado miles de sitios [afectados por derrames], pero recién se están aprobando planes de rehabilitación de 8 de ellos y ni siquiera se inicia su remediación. Es excesivamente lento el proceso para poder llegar realmente a atender esta situación. Claro, las primeras acciones son de limpieza, que es la obligación de la empresa, pero la limpieza lamentablemente no cumple con los estándares para poder retornar los ecosistemas a como eran antes o para poder limpiarlos adecuadamente para que haya una futura restauración de los ecosistemas”, afirman los investigadores Aymara León y Mario Zúñiga.
Consultados por algún ejemplo de remediación que ya haya iniciado o que esté mostrando éxito, los expertos aseguran -en base a los datos que analizaron- que “no hay ningún caso. Se han realizado limpiezas, pero procesos de remediación del ecosistema propiamente dichos, con instrumentos de gestión ambiental aprobados para que se pueda ejecutar una remediación que implique el agua, suelo, fauna, etcétera, no existe en el Perú”.
Al respecto, la Dr. Joanna Alfaro-Shigueto, directora de Pro Delphinus e investigadora de la Universidad Científica del Sur, espera que el derrame ocurrido en las costas del Callao haga que las personas presten mayor atención a estos desastres ecológicos cuando suceden en otras partes del país.
“Ha ocurrido en Ventanilla y todos estamos atentos a ello porque es cerca de la capital, pero todos los derrames que han ocurrido en la Amazonía o en el norte del Perú pasan casi desapercibidos. Allí hay un sesgo. Creo que con lo sucedido, si es que no abrimos los ojos ahora, no sé cuando lo vamos a hacer”, afirma la bióloga experta en biodiversidad marina.
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