El científico chino He Jiankui, conocido por haber creado dos bebés modificados genéticamente, permanece desaparecido y nadie tiene información sobre su paradero, según informa el medio local South China Morning Post.
“En estos momentos no hay información precisa. No podemos responder ninguna pregunta sobre este asunto por el momento, pero si tenemos alguna información la brindaremos por los canales oficiales”, expresó un vocero de la Universidad del Sur de Ciencia y Tecnología de la provincia de Shenzhen.
Algunas versiones apuntaban a que Jiankui había sido detenido, pero esa información fue descartada por la universidad en la que trabajaba el académico.
Bautizado por algunos como el “Frankestein chino”, Jiankui levantó polémica y críticas de la comunidad científica internacional y de las autoridades chinas, quienes informaron que lo castigarían por “violar las leyes y regulaciones del país”, como de los “principios éticos”.
---Recibió becas para estudiar---
El científico chino He Jiankui, conocido por afirmar recientemente que había manipulado con éxito genes en embriones humanos, recibió 41,5 millones de yuanes (6 millones de dólares, 5,3 millones de euros) en becas gubernamentales entre 2015 y 2016, informa el diario hongkonés South China Morning Post.
El medio cita registros públicos que revelan que el 96 % de la citada cantidad lo recibió en 2016, cuando las autoridades de la ciudad en la que trabajaba He, Shenzhen (sureste), seleccionaron a su equipo para participar en un programa de innovación, mientras que el resto correspondió a otra beca asignada por la misma localidad el año anterior.
Lo que llamó la atención de las autoridades fue la investigación de He sobre la secuenciación del genoma, tecnología necesaria para llevar a cabo modificaciones genéticas.
Hace dos años, He lanzó una solución más rápida y barata para la secuenciación clínica del genoma de la existente, tras lo que ofreció una entrevista a la televisión estatal CCTV en la que aseguró: "Hay quien dice que hemos sacudido la industria global de la secuenciación de genoma. Es verdad. Soy yo, He Jiankui, yo lo he hecho".
He aseguró que su analizador, llamado GenoCare, rebajaba el coste del procedimiento a unos 100 dólares (88 euros), un 10 % de lo que costaba hasta entonces, y que lo llevaba a cabo diez veces más rápido.
De hecho, la empresa que lo desarrolló, Direct Genomics -cofundada por He-, recibió 218 millones de yuanes (31,6 millones de dólares, 27,9 millones de euros) en una ronda de financiación llevada a cabo en abril pasado.
Pero ahora las instituciones que lo apoyaban lo desdeñan: la Universidad Meridional de Ciencia y Tecnología, donde He era profesor adjunto, y el Hospital Popular Luohu de Shenzhen, donde trabaja un embriólogo que participó en la polémica investigación.
El pasado 26 de noviembre, el científico aseguró haber creado los primeros bebés genéticamente modificados del mundo sin ningún tipo de respaldo institucional y días después justificó su experimento, pese a la controversia que ha generado entre el público y la comunidad científica internacional dentro y fuera de China.
En una conferencia en la Universidad de Hong Kong, He se mostró "orgulloso" por el uso de la técnica de edición genética CRISPR/Cas9 en dos gemelas y recalcó que el estudio no tenía el objetivo de eliminar enfermedades genéticas, sino de "dar a las niñas la habilidad natural" para resistir a una posible futura infección del VIH.
La Universidad de Shenzhen, en la que trabajó He, anunció que va a investigar al científico y afirmó sentirse "profundamente conmocionada por el caso", que calificó como "una grave violación de la ética y los estándares académicos".
Más de 120 académicos de la comunidad científica china señalaron en una declaración que "cualquier intento" de hacer cambios en los embriones humanos mediante modificaciones genéticas es "una locura" y que dar a luz a estos bebés conlleva "un alto riesgo".
Asimismo, las autoridades chinas anunciaron que "castigarán" firmemente a los responsables de este caso, que "viola las leyes y regulacines del país" y sus "principios éticos".
(Fuente: El Comercio / EFE)