Perú está en emergencia. Las cifras de víctimas mortales y la cantidad de incendios forestales aumentan cada día, mientras el Ejecutivo se niega a declarar el Estado de Emergencia pese a los múltiples pedidos de las regiones donde los bosques y otros ecosistemas naturales se están quemando.
El último reporte del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) indica que para el martes 17 de septiembre ya son 16 las personas fallecidas en siete departamentos del país y 140 las que resultaron heridas, mientras que 34 incendios forestales se mantienen activos y ya se registran 234 en lo que va del año. Las cifras también indican que entre los años 2021 y 2024 han ocurrido 1118 incendios forestales en Perú.
“Hay una situación de emergencia ambiental”, dice Mariano Castro, ex viceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente (Minam) en Perú. “Una situación de desastre que tiene varias dimensiones, no solamente ambiental, sino también de salud y de producción agraria, entre otras”, agrega Castro.
El ex viceministro cuestionó al primer ministro Gustavo Adrianzen que en la víspera señaló que aún no había “razones tan críticas que justifiquen una declaratoria de Estado de Emergencia”. Al respecto, Castro considera que “no se está valorando adecuadamente la grave magnitud de la crisis y el alcance de lo que significa una declaración de emergencia ambiental”.
La Mancomunidad Regional Amazónica, integrada por las regiones de Amazonas, Cusco, Huánuco, Loreto, Madre de Dios, San Martín y Ucayali, solicitó en un pronunciamiento público “la urgente declaratoria de emergencia ambiental en la Amazonía”. Una acción similar tuvo la Macro Región Nororiente del Perú, formada por cinco regiones, que pidió al gobierno la declaración de emergencia en los departamentos de Piura, Lambayeque, Cajamarca, Amazonas y San Martín. En total, son 11 regiones las que han solicitado que se declare la emergencia en el país.
Los daños en los ecosistemas
La información satelital en tiempo real del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) muestra los 34 incendios que actualmente se presentan en 16 departamentos del país. Mientras que el mapa de Global Forest Watch refleja 40 387 alertas de focos de calor en Perú, entre el 16 de agosto y el 16 de septiembre de 2024.
Las imágenes satelitales del monitoreo que realiza la Administración Nacional de Aeronáutica Espacial(NASA) del gobierno de Estados Unidos también muestra la magnitud de los incendios forestales en Perú. En este mapa se puede apreciar la concentración de los focos de calor, muchos de ellos incendios activos, principalmente en la selva central del país, así como en los Andes y Amazonía norte.
El aire no es saludable en la Amazonía peruana, y aunque la situación más crítica se vive en la selva de Brasil, el portal IQAir, empresa dedicada al monitoreo del aire, muestra una nube de aire peligrosa para la salud que aún se mantiene en las regiones de Iquitos, San Martín, Ucayali y Puerto Maldonado.
Fanny Cornejo, directora de la Asociación Civil Yunkawasi, señala que se están “incendiando áreas que normalmente no se queman de forma natural”. La bióloga explica que la zona de los Andes tropicales es un ecosistema muy húmedo con bosques de nubes. “Lo normal de cómo han evolucionado estos ecosistemas es que en estos bosques se respire agua. Tienen una humedad del 99 %. Entonces, la pérdida de esta cantidad de agua y de esa humedad genera diferentes efectos en la disponibilidad de alimentos y de recursos. Estamos generando una degeneración ecosistémica cuyos efectos los vamos a ver en los siguientes años”.
Cornejo cuenta cómo el incendio ocurrido en la Comunidad Campesina de Corosha, en la región Amazonas, ha terminado con uno de los hábitats más importantes para el oso andino u oso de anteojos, una especie emblemática en Sudamérica que está en situación Vulnerable debido, justamente, a la pérdida de su hábitat.
“Es una zona que en algún momento la Comunidad Campesina de Corosha solicitó que se declarara como área de conservación privada, pero no se concretó”, dice en referencia al espacio de unas 1000 hectáreas con pajonales naturales que estaban en buen estado de conservación y que llevaban más de 20 años sin ningún tipo de quema.
Según el último informe del Centro de Operaciones de Emergencia Regional de Amazonas, nueve incendios forestales permanecen activos en este departamento y el reporte de daños indica que se han perdido 16 801 hectáreas, en su mayoría de cobertura natural.
Al igual que Corosha, los incendios están impactando en decenas de comunidades campesinas y nativas de diferentes partes del país, así como en las ciudades, principalmente amazónicas, donde el humo está ocasionando daños en la salud y en las actividades diarias.
Este martes 17 de septiembre, el aeropuerto David Abensur Rengifo, de Pucallpa, suspendió sus vuelos debido a una gran nube de humo que cubría el cielo como consecuencia de los dos incendios que aún se mantienen activos en esta región: uno en el distrito de Nueva Requena, en la provincia de Coronel Portillo, y otro en Curimaná, en la provincia de Padre Abad. Según la información de Indeci, estos incendios están activos desde el 9 y 10 de septiembre respectivamente.
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La emergencia ambiental que no llega
Mariano Castro explica que la declaración de emergencia ambiental no es sólo una norma, sino que sirve para activar acciones destinadas a contener los incendios forestales y los daños y pérdidas que estos causan, que a su vez “requieren políticas y programas de atención orientadas a la restauración”, con planes de acción de corto, mediano y largo plazo.
Castro compara la situación actual con la declaratoria de emergencia que se dio luego del derrame de petróleo de Repsol, ocurrido en el mar peruano en el año 2022. “En ese momento fueron 700 hectáreas afectadas por Repsol y, ahora, según información de Serfor [Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre], entre enero y junio de 2024 han sido afectadas 70 000 hectáreas. Estamos hablando de 100 veces más”, precisa el ex viceministro de Gestión Ambiental del Minam. “Eso significa no entender la magnitud del daño que, además, puede seguir creciendo, pues los especialistas en el tema indican que el daño se puede triplicar entre septiembre y octubre, lo cual justifica aún más la necesidad de una declaración de emergencia ambiental”.
Castro también cuestiona la “deficiente, limitada y equivocada política agraria” del país. “La responsabilidad central del tema de incendios forestales tiene que ver con el sector agrario, porque no ha hecho lo necesario para prevenir y adoptar medidas adecuadas para que esta situación no ocurra”.
Para Castro, además de la sequía, del cambio climático y del incremento de temperatura que tiene registros históricos, los incendios están fuertemente relacionados con las prácticas agrícolas para tener nuevas áreas de cultivo o aprovechar las existentes, tanto en la zona andina como en la zona amazónica,. En consecuencia, al ex viceministro le llama profundamente la atención que no haya una voz clara del sector Agricultura sobre este tema.
“Hemos tenido una atención tardía y no contamos con todo lo necesario para atender estos incendios. El Cuerpo General de Bomberos debería ser el área especializada para estos eventos, pero no tienen los recursos, ni las capacidades, ni el equipamiento, ni el entrenamiento para hacerlo”, comenta Castro, quien además menciona que el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) cuenta con un cuerpo de guardaparques bomberos forestales eficiente, pero que no es suficiente para atender la emergencia, considerando la magnitud de los incendios que se observan actualmente.
Enrique Ortiz, presidente del Consejo Directivo de Conservación Amazónica (ACCA) y uno de sus fundadores, señala que “este año es crítico” en Perú, porque se han unido varios factores detrás de los incendios forestales.
Ortiz menciona cuatro de esos factores que están ocasionando los incendios forestales en Sudamérica. En primer lugar está el aumento constante de la temperatura que es parte del cambio climático. También menciona el fenómeno de La Niña, que en Perú llega acompañada de sequedad en la nubosidad. El tercero son las anomalías que se están presentando en los vientos provenientes del océano Atlántico y el cuarto factor es la deforestación.
“Es una bola de nieve, la tormenta perfecta donde se han juntado varios factores. Y lo vemos desde el año pasado. Ha sido la predicción clara y ha habido varios artículos publicados en diferentes fuentes que ya estaban hablando de que se venía un año gravísimo, un año inusual”, comenta Ortiz.
El experto también menciona que estos “años inusuales se están convirtiendo en la regla”, pues aclara que lo que antes eran las excepciones, ahora son eventos frecuentes. “Antes se hablaba de que cada diez años había un evento de El Niño, pero hoy en día la regla es esta anormalidad”.
Imagen principal: Guardaparques forestales del Sernanp atendiendo un incendio forestal en el distrito de Iberia, provincia de Tahuamanu, Madre de Dios. Foto: Sernanp.
El artículo original fue publicado por Yvette Sierra Praeli en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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