Corine Vriesendorp, directora de Ciencia en Conservación Amazónica (ACCA). Foto: cortesía Film Museum of Natural History de Chicago
Corine Vriesendorp, directora de Ciencia en Conservación Amazónica (ACCA). Foto: cortesía Film Museum of Natural History de Chicago

Corine Vriesendorp conoce Perú desde 2003, cuando de la mano del Field Museum of Natural History de Chicago, Estados Unidos, llegó al país para trabajar en uno de los proyectos bandera de esta institución: los inventarios rápidos, biológicos y sociales. Su primer proyecto fue el río Yavarí, en la región de Loreto, en el norte de la Amazonía peruana, pero también ha trabajado en Ecuador, Bolivia, Brasil y Colombia, recorriendo así gran parte de la cuenca amazónica.

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Actualmente, es la directora de Ciencia en Conservación Amazónica (ACCA), una organización que cuenta con tres estaciones biológicas —Wayqecha, Manu y Los Amigos—, ubicadas en la cuenca del río Madre de Dios, donde los Andes orientales se encuentran con la Amazonía, en el sur de Perú.

Corine Vriesendorp recorre la cuenca amazónica desde hace más de 20 años. Foto: cortesía ACCA
Corine Vriesendorp recorre la cuenca amazónica desde hace más de 20 años. Foto: cortesía ACCA

Mongabay Latam conversó con Vriesendorp durante un viaje entre Wayqecha y Manu, las dos estaciones biológicas ubicadas en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional El Manu, que del 5 al 7 de setiembre fueron la sede del Encuentro sobre Tecnologías de Conservación para la Biodiversidad y la Resiliencia Climática. La actividad reunió a alrededor de 50 científicos de diferentes países.

Durante el viaje, Vriesendorp iba describiendo el paisaje mientras hablaba de la importancia de las estaciones biológicas, de las investigaciones que se realizan en ellas, de los años que lleva recorriendo la cuenca amazónica y de los efectos del cambio climático.

—¿Qué nos pueden decir estas estaciones biológicas sobre el cambio climático?

—Sabemos que el cambio climático está pasando. Eso ya está claro, lo estamos viendo todos los días en las noticias en todo el mundo. Y nosotros tenemos la oportunidad de hacer preguntas aquí, en el lugar más diverso del mundo, que es la cuenca amazónica, y en el rincón más diverso de ese lugar tan diverso, el sureste de Perú, donde se encuentran los Andes y la Amazonía. Es como una explosión de biodiversidad. Y lo que queremos saber es cómo está reaccionando la biodiversidad al cambio climático.

Están dentro del mismo sistema hídrico y hay conexiones. Puedes ver cambios en los valles y saber qué está pasando. Podemos preguntar qué está pasando en la selva baja, en la selva media, en la selva alta, en el bosque de nubes, el pajonal, la puna y saber que hay una conexión, que con el cambio climático todo se pone más caliente, hay animales que van a tener que moverse para sobrevivir. Entonces surgen las preguntas sobre ese movimiento. ¿Van a ser capaces de moverse? Hay ciertas especies que van a tener más habilidad para hacer eso. Tal vez los pájaros más que los árboles. No hay límites sobre las preguntas que se podrían hacer en estos bosques.

Bosques de niebla en la Estación Biológica de Wayqecha. Foto: cortesía Conservación Amazónica / Judah Marsden
Bosques de niebla en la Estación Biológica de Wayqecha. Foto: cortesía Conservación Amazónica / Judah Marsden

—Cuéntenos sobre las investigaciones que se están haciendo en estas estaciones biológicas…

—No es que todas las investigaciones sean sobre cambio climático. Algunos investigadores están viendo temas sobre las collpas —palabra de origen quechua que significa tierra salada—, por ejemplo. Sabemos que en la selva baja los mamíferos dependen de esas collpas por el sodio, la sal. Y son los lugares en los que hemos puesto cámaras trampas, queremos saber quién llega, si también son lugares a donde vienen los depredadores. Pero también te puedes preguntar sobre la dependencia de esas sales, si cuando subes a la montaña las collpas pierden importancia; si no hay tantas saladas arriba, qué harán esos animales. Hasta la investigación que se está haciendo tal vez por otros fines se puede convertir en una pregunta sobre qué va a pasar por el cambio climático.

También estamos investigando sobre cómo cambian las comunidades de plantas, de insectos, de mamíferos, de aves, subiendo desde la selva baja hasta la selva alta. Investigamos cuál es el patrón actual y estamos usando ADN para ver cuál era el patrón histórico. Sabiendo cómo se dispersan esas especies ahora y qué tipo de temperatura necesitan o qué tipo de elevación necesitan, nos preguntamos qué tan rápido van a poder reaccionar al cambio climático. Ya estamos viendo, por ejemplo, que los árboles, definitivamente, no se están moviendo suficientemente rápido en altura como para mantenerse en el lugar donde ellos quisieran estar. Y es que el cambio climático que hemos producido como seres humanos es de una magnitud desbordante. Ha habido cambios climáticos en el pasado, pero nunca con esta magnitud. Entonces, aunque las especies son capaces de lograr mucha adaptación, mucha evolución, esto realmente será un reto muy grande para muchas especies.

En Wayqecha hay investigaciones sobre el oso andino, cómo se está moviendo, cuál es su rol en el paisaje en cuanto a dispersar semillas, cómo eso tiene implicancias para la regeneración y reforestación, cómo podemos cuidar al oso. Podría hablar mucho tiempo de toda la investigación que está ocurriendo en las estaciones biológicas. Y por eso queremos que vengan más personas a pasar tiempo en campo y entender estos lugares.

—¿Cree que ahora somos más conscientes del cambio climático?

—Yo creo que desde hace mucho tiempo sabemos del cambio climático, pero se veía lejano, como que teníamos tiempo e intenciones internacionales de mejorar, pero ahora vemos que está encima, que a pesar de muchos intentos de hacer acuerdos internacionales importantes estamos devorando los recursos naturales, devorando la selva, deforestando. Y estamos viendo cambios en el rango de distribución de las especies. Se puede ver cómo se están moviendo los árboles, cómo las aves están cambiando de distribución por el cambio climático, se puede ver aquí, increíblemente, en el valle de Kosñipata. Creo que es más fácil ver los cambios si te quedas en un solo lugar que ver los cambios cuando estás viajando por toda la cuenca amazónica. Esa es un poco la apuesta que tenemos aquí, cómo entender este sitio y ver lo que está pasando.

Orquídea, en la Estación Biológica Manu, Amazonía peruana. Foto: Yvette Sierra Praeli
Orquídea, en la Estación Biológica Manu, Amazonía peruana. Foto: Yvette Sierra Praeli

—Entiendo que se ha formado una red de investigadores alrededor de la Reserva de Biósfera del Manu…

—Estas tres estaciones son una red de por sí, lo manejamos como un conjunto, pero también hace varios meses, entre abril y mayo, se firmó una declaración para establecer una red de investigadores y de investigación en la Reserva de Biósfera del Manu. Lo trabajamos con Sernanp [Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado] y todos los investigadores o gente que hace investigación alrededor del parque y de la reserva de biosfera. Se firmó en Cusco. Hay varias estaciones biológicas, Manu tiene su propia estación biológica, que se llama Cocha Cashu, que es super famosa, ha entrenado gente y tiene presencia super importante, y en el Manu, pues, realmente es como un núcleo.

—¿La información que se genera en las estaciones biológicas se comparte con las organizaciones del Estado para que puedan tomar decisiones?

—Realmente se están tomando decisiones de todo lo que se va entendiendo. Voy a poner el ejemplo del oso andino. Tenemos un programa en Wayqecha de instalación de collares en osos andinos para entender su desplazamiento, qué comen. Hasta hemos instalado collares con video. También hay otras organizaciones investigando con osos andinos en Machu Picchu, así como en el bosque seco de Perú y en el Área de Conservación Privada de Chaparrí. Entonces, el próximo año se vence el Plan Nacional de Conservación del Oso Andino y se debe hacer uno nuevo para los próximos diez años. Por ello, en noviembre estamos invitando al Serfor [Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre], al Sernanp, junto a otros investigadores, a una reunión en Wayqecha para hablar sobre los primeros diez años del plan, qué hemos aprendido, cómo ha funcionado ese plan y cómo podemos pensar en uno nuevo.

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Para mí es así cómo deberíamos funcionar para ir mejorando y haciendo buenos planes, entendiendo qué nos está diciendo la ciencia y cómo deberíamos seguir monitoreando para tomar buenas decisiones. Hay que hacer el esfuerzo de juntar información, de hacer síntesis, de proporcionar los datos a los tomadores de decisiones y que con esa información se tomen las mejores decisiones posibles. Podríamos dedicarnos solamente a hacer ciencia, pero ese no es el punto, sino que esa información se comparta, sea abierta, transparente y utilizada.

—¿La información también se comparte con las comunidades que viven en las zonas donde se investiga?

—En cada lugar es un poco diferente el tipo de conexión que tenemos con las comunidades. En Wayqecha existe un vínculo muy fuerte. Tenemos un proyecto de restauración que se ha convertido en un proyecto comunal, con un vivero que es de la comunidad. El esfuerzo de ir en diciembre a sembrar plantas se hace totalmente con la comunidad y ellos apuestan por eso, no solo porque están interesados en sembrar especies nativas, sino también porque lo que quieren y necesitan es el agua. La comunidad que trabaja en el proyecto de restauración está muy motivada para sembrar los árboles nativos porque les ayuda a tener agua para sus cultivos y para su vida diaria.

También tenemos un programa de educación ambiental en Wayqecha que comenzó con pocas escuelas y ahora trabajamos con más de 20 colegios en los que los niños junto con sus papás aprenden cómo hacer ciencia, aprenden sobre las cámaras trampa para los osos andinos y es tan popular que ahora todo el tiempo hay pedidos para más escuelas que quieren sumarse.

En la estación biológica Manubío tenemos también una relación cercana con los pueblos indígenas Machiguenga y Wachiperi de la comunidad nativa Santa Rosa de Huacaria, aledaña a la estación. Con ellos tenemos proyectos de agricultura, proyectos de educación ambiental y asistimos a ferias para compartir información con la población.

Científicos en la estación biológica de Wayqecha. Foto: cortesía Conservación Amazónica / Judah Marsden
Científicos en la estación biológica de Wayqecha. Foto: cortesía Conservación Amazónica / Judah Marsden

—¿Qué le han enseñado los inventarios rápidos, biológicos y sociales?

—Creo que por un lado las diferencias grandes en la Amazonía. Se habla de la Amazonía, pero hay muchas amazonías dentro de la Amazonía. Es super distinto si estás en la cuenca del Putumayo que si estás en la cuenca del Madre de Dios. Qué tan cerca estás a los Andes, qué tan fértil están los suelos y la geología, realmente son super importantes para entender la comunidad de plantas y entender la comunidad de peces. Son como pinceladas gruesas de patrones. Si estás más cerca al escudo guayanés o más cerca de los Andes o en pleno llano amazónico, y el tipo de suelos que hay en ese lugar, te va a decir mucho sobre qué animales y plantas pueden vivir ahí. Ese tipo de patrones son los que vemos.

Imagen principal: Corine Vriesendorp, directora de Ciencia en Conservación Amazónica (ACCA). Foto: cortesía Film Museum of Natural History de Chicago

El artículo original fue publicado por en Mongabay Latam. .

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