¿Te has preguntado qué hay detrás del smartphone que tienes entre las manos, quiénes hacen posible que uses la inteligencia artificial y cómo se hicieron los dispositivos que tienes en tu casa? Se trata de tecnología y los fabricantes tienen un lugar especial en todo el proceso que hace posible la vida diaria, familiar y laboral.
No es un secreto que China, Estados Unidos, Taiwán, Japón, Corea del Sur, son algunos países en donde se concentra la producción de dispositivos; sin embargo, en la última semana la multinacional Foxconn anunció un nuevo centro de producción en México.
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Se trata de un cambio singular. La empresa taiwanesa tiene como clientes a Apple, Nvidia, Sony, Amazon, HP, entre otras marcas, y México recibirá a la mayor planta mundial para la fabricación de “superchips” GB200 destinados a la IA.
Según la agencia de noticias AFP, la megafábrica se edificará en el estado de Jalisco. El gobernador Enrique Alfaro señala que el estado mexicano va camino a ser “el principal ‘hub’ (centro) de la innovación de América Latina”.
Y es que no es solo Foxconn. Un informe de Forbes indica que cuatro compañías multinacionales más invertirán en la construcción de fábricas de semiconductores, o chip, en Guadalajara. Esta región ha sido llamada como el Silicon Valley de México y, con la llegada de Foxconn y otras empresas, se espera una inversión de 900 millones de dólares. Además, se estima que generarán más de 11 mil empleos directos.
¿Por qué México?
Para Manuel Santillán, docente e investigador de la Universidad de Lima, la decisión de trasladar los centros de producción se puede deber a una decisión estratégica y comercial.
“Puede tener que ver con lo que sucedió con la pandemia: que la cadena de suministro se vio desestabilizada y que de un día para otro los insumos para la producción de dispositivos electrónicos de todo tipo, pues, se vio perjudicada por el transporte de esos insumos y materiales de Asia al continente americano, Norteamérica en particular”, comentó en diálogo con El Comercio.
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Sin embargo, también puede tener razones geopolíticas, a “una guerra comercial entre Estados Unidos y China”. Explica Santillán que esta batalla comercial se debe a temas arancelarios, por lo que resulta más práctico hacer el traslado a países cercanos al mercado estadounidense.
Más inversión en Latinoamérica
México no es el único país que ha llamado la atención. Mucho más al sur del continente americano, Uruguay también se ha convertido en una opción, en este caso para Google que planea invertir 850 millones de dólares en la construcción de su segundo centro de datos (Data Center) de la región.
Es un establecimiento en el que operan equipos de computación y hardware que dan soporte a servicios de internet. En este caso, la instalación dará soporte al buscador de Google, YouTube, Maps y Workspace. Este Data Center se ubicará en el Parque de las Ciencias, a unos 30 km del Centro de Montevideo.
Tesla es uno de los más grandes fabricantes de autos eléctricos. En el 2023 se anunció la construcción de una gigafactoría en México, en el estado de Nuevo León. Sin embargo, esta inversión ha quedado paralizada. Y la razón tiene que ver con la propuesta de Donald Trump por aplicar aranceles a los autos fabricados en México. “No tiene sentido invertir en México si eso va a pasar”, dijo Elon Musk, el dueño de Tesla. Pero hay otro rival que ha puesto los ojos en México: el fabricante chino BYD.
Pero no es la única inversión de Google. El gigante tecnológico cuenta con un centro de datos en Quilicura, Chile, que se suma a los 28 que suma a nivel mundial.
Amazon también es otro de los gigantes tecnológicos que mueve su inversión a Sudamérica. Amazon Web Services (AWS) invertirá 1.800 millones de dólares en Brasil en la próxima década, según el medio El Economista. La inversión estará destinada a expandir, construir y mantener su infraestructura central de datos. Y no solo eso, AWS también anunció a inicios de este año la inversión de 5 mil millones de dólares en México para contar con un centro de infraestructura para impulsar los servicios de computación en nube.
Otra empresa que ha anunciado la inversión en infraestructura para proyectos de nube y de inteligencia artificial (IA) es Microsoft. Según el medio Infobae, se trata de una inversión de 2.420 millones de euros por un periodo de tres años, en Brasil. Lo mismo se hará en México, con una inversión de 1.300 millones de dólares.
Y es que la tecnología se ha convertido en objeto de interés para muchos países. Uno de los casos los ha protagonizado el presidente argentino Javier Milei que en los últimos meses se ha reunido con los referentes tecnológicos como Elon Musk, Tim Cook, Mark Zuckerberg, entre otros, para atraer la inversión en su país.
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Demanda de personal capacitado
Pero, toda inversión requiere a personas trabajando. En el caso de Uruguay, señala Santillán que “lo que a ellos les favorece es más su capital humano que puede dar respuesta a estas demandas tecnológicas con personas capaces de poder resolver esas demandas”.
Este es un factor importante. Las empresas que llegan a invertir esperan contar con personal capacitado, en donde intervienen las universidades, los institutos y el gobierno.
“Antes era muy importante formar a los jóvenes en programación y ahora vemos que la programación ya la puede asumir la inteligencia artificial con bastante exactitud. Si vemos cuál es la intención de las empresas que quieren invertir en América Latina, ahí podemos encontrar indicios de por dónde podríamos empezar a capacitar a nuestros jóvenes. Y si nos percatamos, pues, son fábricas que ensamblan o producen automóviles, que pueden producir en muy corto tiempo chips de alta tecnología que dan respuesta a la demanda de la inteligencia artificial, o los data center”, indicó.
Con el surgimiento de la IA hay nuevas profesiones que se hacen más necesarias. Para Santillán se requerirá especialistas en machine learning, quienes crean y entrenan modelos de IA, ingenieros de datos que construyen sistemas para procesar grandes cantidades de información, científicos de datos y especialistas en ética y regulación para garantizar el uso responsable de la inteligencia artificial.