Terry Dubrow y Paul Nassif son los conductores de "Botched".
Terry Dubrow y Paul Nassif son los conductores de "Botched".
/ E! Entertainment
Rodrigo Moreno Herrera

En tiempos donde los médicos combaten arduamente a un virus que no da tregua podría parecer un despropósito hablar de un show televisivo sobre cirujanos plásticos. Esto lo sabe bien el doctor Paul Nassif, quien se ha hecho cargo de casos tan inverosímiles como variados en el programa “Botched”.

Sin embargo, advierte que actualmente hay una gran demanda por el trabajo de estos especialistas incluso durante la crisis. Por ejemplo, en países como Colombia, Brasil o Rusia, los gremios en torno a esta práctica han pedido retomar sus funciones debido a la cantidad de pacientes en espera.

Otra prueba de que la popularidad de esta disciplina se mantiene a tope es la reciente decisión de la cadena E! de reestrenar las últimas tres temporadas de “Botched”. De acuerdo al comunicado oficial, esto ha sido consecuencia de los elevados índices de audiencia que tuvo la sexta entrega a inicios de año.

A pesar de que este anuncio es un buen síntoma de su esfuerzo, Nassif resalta que, en ocasiones, los televidentes no están plenamente conscientes de la diferencia entre el entretenimiento y la responsabilidad que hay detrás de cámaras. De igual modo, el cirujano descarta la idea de que su actividad se limite a atender caprichos o extravagancias de unos cuantos capaces de costear las intervenciones quirúrgicas. Al respecto afirma que ha cambiado la vida de muchos pacientes que sufrieron accidentes de tránsito o quemaduras.

EL FACTOR PSICOLÓGICO

Según cuenta en una entrevista para El Comercio, la tarea de su equipo de producción consiste en analizar, tanto a nivel emocional como psicológico, a cada candidato a operarse. Nassif considera necesario que el público conozca estos detalles para no caer en el error de tomarse a la ligera los procedimientos así. “Tenemos un equipo de psicólogos y médicos que nos acompañan. Ellos se encargan de evaluar a los pacientes. Hay solicitudes ridículas y peligrosas. También están los que piden perfección y no son realistas. Ni bien escuchamos a gente así, ya sabemos que ningún resultado les hará felices”, explica.

Añade que sus colegas deben procurar estar alerta de posibles desórdenes en las personas que buscan sus servicios. “Varios de los que desean lucir como celebridades tienen trastornos que deben ser tratados por especialistas, y esa responsabilidad no podemos asumirla”, comenta.

No obstante, no solo el factor psicológico puede ser una razón para rechazar un caso. A veces el riesgo de daño tras una operación es mayor que el beneficio perseguido, por lo cual un cirujano debería sincerarse con los pacientes. “En el programa hemos visto varios tipos de situaciones. Quisiéramos ayudarlos a todos pero no siempre es posible. Puede que haya personas con una condición física que podría impedirles soportar la intervención. Otros por la dificultad de la zona sobre la que se va a trabajar”, enfatiza.

Por último, Nassif aclara que su labor no es tan sencilla como muchos podrían pensar. Confiesa que cuando se trata de niños es difícil no involucrarse emocionalmente debido a que tiene hijos y puede ponerse en el lugar de los padres. “Me afecta cuando me cuentan acerca de casos de bullying por apariencia física. No puedo ser indiferente, pero parte de esta labor es ser muy objetivo a la hora de aconsejar”, concluye.

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