Sonia del Águila

Cuando le dijeron que nunca sería mamá, su mundo se desmoronó. Tenía 25 años. Aquel día, Brunella Horna (Chiclayo, 1996) lloró con una intensidad que hasta ese momento desconocía, pero en cuanto el llanto cesó surgió de ella una determinación férrea, dispuesta a desafiar hasta lo imposible para dar vida a un sueño que parecía esfumarse entre sus manos. La maternidad se convirtió en un punto de inflexión en su vida. Y con la llegada de Alessio, su dolor se transformó en amor, su desesperanza en esperanza y su universo desmoronado en uno lleno de alegría. “Nunca he sido más feliz que ahora”, nos dice sonriente.

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