Me gusta mi trabajo, pero reconozco que desde hace años no sonreía tanto al escribir un artículo como este, para el cual volví a ver los primeros episodios de “Pataclaun”. A la par, también sentí un poco de temor al enfrentarme a uno de los programas formativos de mi niñez (lo cual no siempre es la mejor de las ideas). ¿Es “Pataclaun” tan buena como recuerdo o la memoria, generosa como de costumbre, me ha jugado una mala pasada?
ACLARACIONESEsta nota fue publicada originalmente el 17 de febrero del 2020 en la edición digital de El Comercio.
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