“Cuando eres una persona creativa, necesitas que te desafíen constantemente, y por muy bueno que sea este programa y tan divertido como es, ya no es un desafío para mí”, le dijo Ellen DeGeneres a The Hollywood Reporter, quizás como un intento de minimizar el final de su programa con declaraciones que sonaban a tardío control de daños. Pero lo cierto es que, desde que se revelaran las denuncias contra ella y sus productores por distintos tipos de abuso hacia sus colaboradores en la producción de The Ellen DeGeneres Show, los índices de audiencia han demostrado que gran parte del público que antes la idolatraba, le dio la espalda, insatisfechos algunos por su forma de responder a las acusaciones. Y cuando se va el público, huyen también los auspiciadores. Sin embargo, queda en muchos la pregunta. ¿Realmente puede ser posible que una de las personalidades más carismáticas de la televisión estadounidense sea realmente una persona tóxica y autoritaria?
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Hace poco más de un año, a mediados de mayo del 2021, DeGeneres dio las citadas declaraciones a The Hollywood Reporter mientras anunciaba el fin de su programa para este año con una “Farewell Season”. “Iba a parar después de la decimosexta temporada”, indicó la presentadora a THR. “Esa iba a ser mi última temporada y querían que firmara por cuatro años más, pero dije que lo haría tal vez por uno”. El acuerdo se cerró, finalmente, por las tres temporadas que llegan a su fin este jueves.
A pesar de estas declaraciones, es innegable que las denuncias afectaron su imagen, si bien la mayoría de ellas no la involucraban directamente. Acoso, racismo y malos tratos fueron mencionados por trabajadores y ex colaboradores de su programa en entrevistas y reportajes que se fueron multiplicando, como si los afectados tomaran valor para hablar al ver que otros lo hacían. Seis meses después de difundido el tema, The Ellen DeGeneres Show había perdido más de un millón de espectadores. El 38% de su audiencia principal, compuesta por mujeres adultas menores de 54 años, la dejó de ver. Según cifras de Nielsen citadas por The New York Times, entre setiembre del 2020 y enero del 2021, el programa recaudó un 20% menos por publicidad.
La antes inapelablemente carismática e icónica artista nacida en Metairie, Luisiana en 1958, vivía el momento más complicado de su carrera, después de aquel que siguió a su célebre “salida del clóset”, en 1997.
El comienzo del fin
“Former Employees Say Ellen’s “Be Kind” Talk Show Mantra Masks A Toxic Work Culture” (”Ex empleados dicen que el mantra “Sé amable” del programa, oculta una cultura tóxica de trabajo”) fue el título del reportaje de Krystie Lee Yandoli, periodista de BuzzFeed, que reveló lo que ocurría tras bambalinas. Yandoli conversó con 47 empleados y exempleados que señalaban, entre otras cosas, que el “liderazgo” del productor ejecutivo Ed Glavin incluía intimidación y miedo a diario. “Ella lo sabe”, le dijo a la periodista un antiguo empleado de Ellen. “Ella sabe que la mierda sucede, pero también que no quiere escucharla”.
“Ellen DeGeneres ha construido su marca mundial multimillonaria con el lema “sé amable”, con lujosos obsequios y actos de caridad. Pero detrás de escena, los empleados actuales y anteriores de su principal programa diurno dicen que enfrentaron racismo, miedo e intimidación”, comienza diciendo el reportaje, publicado en julio del 2020.
Quienes hablaron con Yandoli lo hicieron bajo la condición de permanecer en el anonimato, por miedo a que los señalados tomaran represalias contra ellos. Después de todo, era la misma producción que, según sus testimonios, despidió gente después de tomar una licencia médica o días de duelo para asistir a funerales familiares, obligó a una empleada a renunciar tras acosarla con comentarios despectivos sobre su raza o les prohibió a muchos empleados hablarle si quiera a DeGeneres si la veían en la oficina. Aunque muchos de los testigos liberaron de responsabilidad directa a la conductora, sí fueron enfáticos al señalar que, si quería tener su propio programa y tener su nombre en el título de ese programa, necesitaba estar más involucrada y ver qué estaba pasando.
Pocos después, la misma periodista publicó otro reportaje en el que mencionó que había productores acusados de “conducta sexual inapropiada, tocamientos indebidos y acoso desenfrenados”. Otro ex empleado aseguró que Warner Bros ignoró conductas negativas que se rumoreaban desde hacía mucho, porque el programa es una importante fuente de ingresos para ellos. Tras una investigación interna de Warner Media, los productores Ed Glavin, Kevin Leman, y Jonathan Norman fueron despedidos.
Ellen o “Hell”
Los rumores que calificaban a Ellen, como mínimo, como una persona “difícil”, venían, sin embargo, desde mucho antes. En marzo del 2020, por ejemplo, el comediante Kevin T. Porter le pidió a la gente, a través de un hilo de Twitter, que contaran “las historias más locas que hayas escuchado acerca de que Ellen es mala”. Recibió más de 2 mil 500 respuestas y fue retuiteado más de 11 mil veces. En abril, Variety informó sobre la angustia e indignación de muchos empleados del programa por no haber sido adecuadamente informados de los cambios en sus sueldos por la pandemia. En mayo, un ex guardaespalda de DeGeneres, dijo haber tenido problemas con ella en los Oscar 2014 y calificó el trato que tenía con muchas personas como “degradante”, si estas no eran de su círculo o consideradas por ella como iguales. Otros testimonios la describieron, además, como “fría”, “distante” y “ególatra”. En setiembre salieron nuevos señalamientos de colaboradores suyos, que mencionaban detalles específicos de su comportamiento mientras el programa fue grabado en su casa, durante la pandemia. Según el Daily Mail, DeGeneres parecía tener exigencias absurdas en el día a día y se irritaba y reprendía a su personal por cosas triviales, sea un café sin la espuma a su gusto, un salero dejado en un lugar distinto, o la comida servida en la vajilla equivocada. En este contexto, habría despedido a una empleada por olvidarse de poner la basura en el contenedor de reciclaje y a un chef por usar el baño de visitas. La imagen de persona cálida y amable parecía estar desmoronándose. De hecho, un comentario irónico dentro de los trabajadores de producción decía que el programa debería haber cambiado de nombre a “The Hell show” (“El show del infierno”).
Curiosamente fue en aquella ceremonia del 2014, en la que actuó como anfitriona, cuando se hizo viral el selfie en el que apareció al lado de Jared Leto, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Bradley Cooper, Peter Nyongo Jr., Channing Tatum, Julia Roberts, Kevin Spacey, Brad Pitt, Lupita Nyongo y Angelina Jolie. La belleza de ciertas postales suele ocultar las sombras que hay detrás. El “ser amables” siempre frente a una cámara, sea de fotos o de TV. Cuando estas se apagan, la cortesía y el carisma parecen oscurecerse con los reflectores. Al menos eso fue lo que muchos empezaron a pensar sobre la mujer que, el 2016, fue condecorada con la Medalla de la Libertad por el entonces presidente Barack Obama.
Disculpa tardía
“Quiero decir que lo lamento mucho”, fue lo primero que dijo DeGeneres sobre las acusaciones. ¿La fecha? El 20 de setiembre, casi dos meses después de que Buzzfeed publicara las primeras denuncias. “Como habrán escuchado, este verano hubo denuncias de un ambiente de trabajo tóxico en nuestro programa y luego hubo una investigación. Aprendí que aquí sucedieron cosas que nunca debieron haber sucedido”, afirmó frente a la audiencia.
Mientras defendía sí ser la persona que veían en televisión “y otras cosas más”, aseguró que empezó a usar la frase “Sé amable” tras el suicidio del estudiante Tyler Clementi, quien se arrojó de un puente el 2010, producto del bullying sufrido por ser gay. “Es imposible haberlos engañado durante 17 años” –dijo entonces-. “Y mi intención es ser siempre la mejor persona que pueda ser”. Las redes sociales, por supuesto, ardieron, entre defensores, haters o “canceladores”.
A DeGeneres, sin embargo, parecían no entrarle balas. A mediados del 2021 fue a una entrevista al programa de Savannah Guthrie en la NBC y afirmó, sobre las varias denuncias, que fue algo “organizado y misógino”. “Soy jefa, tengo un programa de mucho éxito, no he recibido una queja en 17 años y de repente ha venido todo de golpe. Fue muy raro”. Ni un dólar de autocrítica es un muy mal síntoma para replantear las cosas.
A pesar de que también se dijo que muchos artistas o personalidades habían preferido no asistir al programa ni verse involucrados con Ellen DeGeneres en medio de este clima, muchos nombres importantes ya han confirmado su presencia en el programa de despedida. Ahí estarán Michelle Obama, Diane Keaton, Serena Williams, Gwen Stefani, David Letterman, Adam Levine, Jennifer Garner, Channing Tatum, Zac Efron o Kim Kardashian, además de la actriz Portia De Rossi, esposa de la conductora.
Y ahora, ¿Qué?
A principios del 2020, Forbes estimó su fortuna en unos 370 millones de dólares. Su programa fue nominado a los Emmy en 171 ocasiones y obtuvo 61 estatuillas. Tuvo, además, 4 mil invitados, ofreció 3 mil horas de televisión y obsequió regalos a su audiencia por más de 500 millones de dólares. Entre sus próximos proyectos está visitar el Campus Ellen DeGeneres del Dian Fossey Gorilla Fund en Ruanda, un lugar de protección para preservar la existencia de los gorilas de montaña financiado por la artista con las contribuciones de otros famosos. También estaría preparando otro stand up para Netflix, tras lanzar Relatable el 2018 y, posiblemente, una residencia en Las Vegas que la vea recuperar su lugar como reina del stand up comedy. Quizás, entonces, pueda revisar su propia actualidad con ironía y recuperar el crédito perdido. Algunos parecen olvidar que su carrera se inició en 1982, cuando ganó un concurso como “la persona más graciosa de Norteamérica”.
Solo 15 años después, en 1997, hizo historia en la televisión americana cuando en el episodio 22 de la cuarta temporada de su serie “Ellen”, revelara que era lesbiana. Fue la “salida de clóset” más histórica de todas. Aunque hoy se recuerda como un hito, muchos patrocinadores se alejaron del programa, ABC recibió una amenaza de bomba y, menos de un año después, “Ellen” fue cancelado. Ni los 3 Emmy obtenidos en 5 temporadas y 108 episodios pudieron evitarlo. Aunque vivió una etapa complicada, Ellen resurgió de las cenizas. Cuando The Ellen Show debutó en setiembre del 2003 fue un programa pionero en presentar a una conductora abiertamente gay, lo cual normalizó la representación de una minoría que buscaba un símbolo de éxito con el cual identificarse y sentirse aceptados.
“Inicié mi show con la idea de hacer a la gente feliz, hacerlos reír y hacerme muy rica. Es increíble recibir un premio por ser amable, es lo que todos deberíamos hacer”, dijo DeGeneres el 2016, en el discurso que dio en los People Choice Awards, donde fue premiada por su labor humanitaria. “Creo que la amabilidad es una cualidad que todos deberíamos tener. Ese es el primer punto para ser un ser humano. Quiero decir, ¿debo considerarme la Madre Teresa de los ‘talk shows’? ¿el Dalai Lama del día a día? No, pero estoy segura de que alguien ahí fuera lo hace”.
Han pasado 6 años de esas palabras y hoy, a la luz de las denuncias, suenan, cuando menos, perturbadoras. Tanto, que es inevitable replantearse la pregunta inicial: ¿Realmente puede ser posible que una de las personalidades más carismáticas de la televisión estadounidense sea realmente una persona tóxica y autoritaria?
Todavía estamos a tiempo para juzgarlo.
Amistad con George W. Bush
En octubre de 2019, durante un partido de los Dallas Cowboys, Ellen fue vista en una conversación amable y alegra con el ex presidente George W. Bush, un conservador republicano que se opuso al matrimonio igualitario, sin mencionar otros graves tropiezos políticos. Aunque ella se defendió argumentando “tolerancia”, muchos le recordaron que no actuara del mismo modo con otros personajes.
Respaldo a Kevin Hart
“Lo que sea que está sucediendo en internet, no les presten atención; es un pequeño grupo de personas demasiado ruidosas. Nosotros somos un gran grupo de personas que te amamos y que queremos verte presentando los Oscars”, le dijo Ellen, en una condescendiente entrevista, al cómico Kevin Hart, que había perdido la oportunidad de conducir la ceremonia del Oscar 2018 por unos tuits homofóbicos publicados varios años antes.
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