Agosto, 2008. Durante un alto en las grabaciones de la película “Tarata”, entre cámaras, tachos de luz, dollys y grúas; Gisela Valcárcel, protagonista del largometraje, le recomendó a la cineasta Ana Roca Rey hacer televisión. “Me dijo: ‘Hemos traído un formato que se llama ‘El último pasajero’, intenta, prueba, no pierdes nada”, rememora la creativa, a quien le brillan los ojos al hablar de aquel episodio de su vida donde por primera vez se planteó la posibilidad de crear contenido audiovisual para un escenario distinto al cinematográfico.
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“Una vez que acepté unirme al proyecto de GV Producciones, me juntaron con Ricardo Morán. Ahí empezó todo. Armamos un equipo loco, con gente con experiencia en TV, como Gisela, Susana Umbert y Ricky Rodríguez, y gente que nunca antes había hecho TV. Ricardo trajo a Sebastián Martins, yo a Paulo (Paredes)”, narra.
El génesis
Luego de desligarse de la productora de Valcárcel, en 2012, Morán creó su propia empresa de producción audiovisual llamada Rayo en la Botella, y se asoció a Roca Rey para juntos dar forma a un engranaje perfecto entre talento, conocimiento, energía y pasión.
“Cuando nos asociamos decidimos lanzarnos a la piscina con todo, y a ver qué pasa. Diez años después seguimos aquí, felices, con el mismo equipo que empezamos. Y aunque en los manuales dice que no está bien definir a una empresa como una familia, creo que eso somos. Hemos crecido juntos y formado gente”, asiente, para luego contarnos cómo se crean las versiones peruanas de programas como “La Voz y “Yo soy” y compartir anécdotas sobre los entrenadores, jurados y participantes.
─¿Qué criterios prevalecen en la selección y adquisición de una franquicia televisiva en formato ‘talent show’?
Es el canal (Latina Televisión), con quien tenemos una relación muy fuerte, de muchos años, quien compra el formato y nos lo asigna para desarrollarlo. También hemos viajado a las ferias internacionales, hemos sido un poco parte de la decisión de compra, que tiene que ver con la capacidad que tenemos de producirlo. El 90 por ciento es ‘talent show’ porque tenemos ese ‘know how’, sabemos cómo hacerlo, tenemos a los profesores, a las personas indicadas para desarrollar el programa y potenciar el talento.
"Es el Latina, con quien tenemos una relación muy fuerte, quien compra el formato y nos lo asigna para desarrollarlo"
─¿Por qué decidieron ponerle fin a “Yo soy”, uno de los programas de mayor sintonía del prime time?
Por el bien del formato, cumplió de manera generosa, pero necesitaba descansar para extrañarlo después. Le dimos tantas vueltas que en un momento nos quedamos sin ideas, pero eso no significa que no aparecerá más, solo lo hemos puesto en un baúl.
─¿Algún artista pidió no ser imitado?
Sí, ha pasado, sobre todo con artistas nacionales. Algunos imitadores tuvieron tanta pegada que, posiblemente, en algún momento, desestabilizaron la carrera de los originales. Pero, también, hay que entender que “Yo soy” es un formato que empodera al artista original porque se le rinde una especie de homenaje.
─¿Qué características toman en cuenta en la selección del jurado y de los entrenadores?
En el caso de “Yo soy” es una especie de fórmula de personajes: el bueno, el malo y el gracioso. Estaban Maricarmen Marín, Ricardo Morán y Fernando Armas. Así fue como empezó. Luego fue migrando, pero bajo esa misma fórmula.
─A propósito de Fernando Armas, dijo que Ricardo y Maricarmen daban sus devoluciones asesorados por profesores de canto. ¿Eso es verdad?
Fue un comentario descontextualizado. Al inicio todos estábamos en un proceso de aprendizaje, de mejorar, entonces teníamos a profesores que nos impartían técnicas vocales, que nos daban las herramientas para ayudar a mejorar a los participantes. No hubo manipulación.
"Yo soy” es una especie de fórmula de personajes: el bueno, el malo y el gracioso. Estaban Maricarmen Marín, Ricardo Morán y Fernando Armas"
─¿Qué jurado internacional fue el más difícil de convencer para que viniera?
Yo diría que el dúo Pimpinela porque se tomó más tiempo para decidir por un tema de agenda complicada. Fue bonito trabajar con ellos, el nivel de profesionalismo que tienen es increíble. Ellos y los otros entrenadores y jurados que vinieron de afuera, llegaron a grabar con todos los presupuestos cubiertos. Recuerdo que dejaron en claro que son hermanos y que no compartían habitación (Risas).
─La participación de Guillermo Dávila como entrenador no fue bien recibida por algunas personas que le reclamaron nunca haber reconocido a Vasco Madueño. Ricardo Morán dijo que él no lo convocó ¿Quién lo hizo?
Esa fue una decisión tomada por los directivos del canal, se planteo, se conversó. Y alguien cercano a él ayudó al acercamiento, no se condicionó nada, pero se contribuyó genuinamente a que el tema se resuelva sin que las cámaras intervengan. Hubo muy buena intención.
─¿Algún anécdota que recuerdes de alguno de los programas?
Hay muchos. Por ejemplo, A Tony Succar lo propuse como entrenador hace varios años, pero los del formato me dijeron que no porque no cantaba, igual insistí y terminó convirtiéndose en el segundo caso de entrenadores en el mundo que no canta. Fue aceptado porque tiene un gran peso musical. Tenía todas las chapitas ganadoras, merecía estar en una silla. Otro anécdota ocurrió con Mauricio Mesones. Estuvimos buscando durante bastante tiempo al cuarto jurado de la actual temporada de “La Voz” y no lo encontrábamos. De repente llega nuestro productor de conciertos y le dice a Sebastián Martins que Mauricio cantará en el programa de Año Nuevo del canal. Apenas dijo su nombre, Sebastián y yo nos miramos. Habíamos encontrado a la persona que estábamos buscando. De igual forma, Mimy, que llegó como invitada, y su participación fue tan increíble que terminó siendo parte del programa.
─También tengo entendido que el caso de Raúl fue especial.
A él lo llamaba todos los años para que sea parte de nuestros formatos, pero después de agradecerme me decía que no tenía pensado volver a la TV. Pero insistí hasta que aceptó reunirse conmigo. Me costaba creer que después de tantos intentos, por fin me dijera que sí. Entró a “La Voz Senior” y ahora está en la actual temporada de “La Voz”.
─Algún anécdota que recuerdes con los participantes.
Cuando están en la cola del casting varios cambian de imitación por recomendación del equipo de casting. Pasó con Carlos Burga. Él no pensaba imitar a José José, llegó con la intención de imitar a otro artista.
─¿Cómo resumes estos 10 años en Rayo en la botella?
Han sido diez años de grandes satisfacciones. No tienes idea la cantidad de historias de gratitud, cariño, crecimiento y superación que hay detrás. “La Voz Senior’ nos hizo llorar de emoción, a mí me cambió la forma de ver la vida. Se me infla el pecho con las cosas que hemos logrado: hicimos 300 capítulos de “La Voz” y no hay país que haya llegado a esa cifra. Y así como pasó con “Yo soy”, también la guardaremos durante un tiempo.
─¿Qué se viene luego de “La Voz Perú”?
Un nuevo programa llamado “Duelo de campeones”. Y para abril, mayo o junio, todavía estamos cuadrando tiempos, llega otro, que va a sorprender a todos.