“Soy peruana y soy negra. Soy negra y soy peruana. El día que sea una sola cosa, ya veremos”, dijo una vez la icónica Victoria Santa Cruz. Esta sencilla pero contundente frase resume de forma acertada lo difícil que es ser mujer y afrodescendiente en el Perú. En el marco del Mes de la Cultura Afroperuana, conversamos con Ana Lucía Mosquera Rosado, comunicadora, investigadora y activista afroperuana, quien explica la (injusta) realidad de ser una mujer afroperuana en la sociedad actual.
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De acuerdo a estadísticas de la última década, la población que se considera afroperuana no pasa del 5%. Por eso, cuando hablamos de mujeres, la cifra se reduce aún más, convirtiéndolas en minoría. Esta connotación se ha convertido en una carga para ellas.
Según Mosquera, esto se debe a dos problemáticas centrales: racismo y sexismo. Ellas son acosadas por su raza, pero también son discriminadas por ser mujeres. Por eso, el panorama se vuelve desalentador cuando estos problemas no son entendidos como algo que las afecta en conjunto. “Normalmente, el feminismo y los movimientos de mujeres hablan únicamente del sexismo como algo que puede afectar a todas las mujeres. Y luego los movimientos antirracistas hablan solamente del racismo como algo que puede pasarle a personas afrodescendientes. Las mujeres afroperuanas estamos en el medio”, explica.
Mosquera detalla cuatro problemáticas que enfrentan las mujeres afroperuanas en el Perú en pleno 2022.
Entre la hipersexualización y la violencia
Ser mujer afroperuana es tener que lidiar con la etiqueta de “bomba sexual”. Las mujeres afroperuanas cargan con el estereotipo de tener cuerpos exuberantes y voluptuosos. Esta hipersexualización de su cuerpos muchas veces resulta en situaciones de abuso.
Además, según testimonios de mujeres víctimas de violencia, las mujeres afroperuanas son víctimas de violencia física que suele venir acompañada de insultos y ofensas por el simple hecho de tener la piel de otro color. “Muchas veces la violencia de género que enfrentan las mujeres afroperuanas está cargada de un componente racial”, revela Mosquera.
El difícil acceso a la educación y oportunidades de empleo
Ser mujer afroperuana también es tener que luchar contra el difícil acceso a la educación y oportunidades dignas de empleo y desarrollo. Si de por sí, ya era difícil que la población afroperuana en general tenga acceso a una educación de calidad, la situación se vuelve insostenible cuando hablamos del sector femenino, pues de acuerdo a Mosquera, los niveles de acceso a educación de mujeres afroperuanas son muchos menores en comparación al sector masculino.
No todas las mujeres afroperuanas son cocineras, deportistas o artistas
Además, las mujeres afroperuana se ven obligadas a romper con el estereotipo que tienen el talento natural para dedicarse a cualquier cosa que demande esfuerzo físico. Si bien existen muchas mujeres afroperuanas que hicieron historia (como Victoria Santa Cruz o Lucha Reyes en el medio artístico), no representan a la mayoría real; pues según Mosquera, “la representación de la mujer afroperuana es muy limitada y de estereotipos muy marcados”. Estos estereotipos limitan a las mujeres y las relegan de otros espacios donde podrían explotar sus capacidades intelectuales.
La eterna lucha contra la apropiación cultural
El legado cultural de la población afroperuana es sumamente valioso. Sin embargo, las mujeres afroperuanas tienen que enfrentarse a los extremos de esta apreciación: la apropiación cultural.
Cuando hablamos de apropiación cultural, las personas que asimilan sus expresiones o manifestaciones, no suelen entender correctamente la magnitud de sus acciones y el impacto que tienen en la percepción de la mujer afroperuana, de acuerdo a Mosquera.
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