Hay momentos que viven en la mente de toda mujer nacida en los noventa. Uno de ellos, por ejemplo, es la pasarela de Gisele Bündchen en el desfile de Victoria’s Secret en el 2005. Ese año, la modelo brasileña lució el Fantasy Bra con temática navideña que llevaba un diamante de 101 quilates y costaba 12.5 millones de dólares. Yo tenía once años y en ese momento, recuerdo pensar que se trataba de una súperheroína. No fue hasta mucho después, que me di cuenta que esas mujeres eran reales, de carne y hueso. Como yo, pero no tanto. Más altas y por supuesto, mucho más guapas. Con el paso del tiempo y los escándalos que se fueron revelando dentro de la marca, el desfile (para mí) fue perdiendo vigencia, magia, ilusión.
Lo que me pasó, también le sucedió a millones de personas. Tras críticas por falta de inclusividad en la selección de sus modelos y polémicas declaraciones de su ex director de marketing Ed Razek , las vistas del desfile empezaron a decaer en cantidades industriales. En el 2001, el desfile era visto por 12 millones de televidentes a través de la cadena ABC. En el 2018, solo 3 millones de personas sintonizaron el show. La gota que rebalsó el vaso fue el escándalo del ex director ejecutivo de L Brands, el multimillonario Les Wexner, quien salió a dar explicaciones en el 2019 por sus vínculos descubiertos con Jeffrey Epstein. Ese año el show fue cancelado.
Un año antes, Karlie Kloss, una de sus modelos más constantes, renunció a la marca porque “no sentía que fuera una imagen que realmente reflejara quién soy y el tipo de mensaje que quiero enviar a las mujeres jóvenes de todo el mundo sobre lo que significa ser bella”. La cosa se puso peor cuando en el 2020, el medio New York Times publicó una investigación señalando que la marca tenía una “cultura de misoginia” caracterizada por la “intimidación y acoso generalizado de empleados y modelos”.
Todo esto llevó a la marca a cancelar el desfile hasta nuevo aviso con la promesa de una reinvención. En el 2021, cambiaron el conocido nombre de “Angeles” por “VS Collective” con el propósito de crear un grupo de embajadoras más diverso, en el que está incluida la modelo de talla grande Paloma Elsesser y también Valentina Sampaio, su primera modelo transgénero. En mayo de este año, la firma anunció a través de sus redes sociales su esperado regreso a las pasarelas, con un show en Nueva York.
Este martes, la ciudad que nunca duerme se pintó de rosado y fue el hogar de un regreso esperado. Entonces, ¿Victoria’s Secret logró el regreso triunfal que buscaba o no? Esa es la pregunta. Por un lado, el regreso del desfile tuvo una visión fresca, con una estética acorde al 2024 pero sin dejar de ser fiel a la esencia de la marca. Esta vez, las modelos desfilaron sobre una pasarela al ras del suelo, a diferencia de las ediciones anteriores en las que estaba en un escenario elevado del público. Una decisión que parece coincidir con la nueva visión de la marca: mujeres reales, cercanas. Lo que fue de la mano de la selección. Aunque el show contó con la presencia de las modelos icónicas de la firma, como Adriana Lima, Alessandra Ambrosio, Behati Prinsloo o las hermanas Hadid, también incluyó a nombres que evidencian el cambio de visión de la marca hacia la diversidad.
Ashley Graham y Paloma Elsesser, ambas modelos de talla grande, encabezaron un listado de nombres de distintas tallas, razas y edades. Carla Bruni and Eva Herzigová volvieron a la pasarela, ambas con más de cincuenta años de edad. Kate Moss fue una de las sorpresas del show, quien desfiló en la misma noche en el que debutó su hija, Lila Moss. Incluso, el desfile contó con Sampaio y Alex Consani, quien se convirtió en la modelo transgénero más joven del mundo a los doce años. En total, fueron cincuenta modelos de veinticinco países diferentes. “Simplemente abarca todo el espectro, y todas son bienvenidas, seleccionamos a todas por su confianza y su ferocidad y creo que eso es lo que va a brillar”, dijo la productora ejecutiva Janie Schaffer antes del show.
Pero quien, sin lugar a dudas, se llevó el premio fue Tyra Banks. La modelo regresó a las pasarelas de Victoria’s Secret tras 20 años de pausa. Como se sabe, Banks fue la primera modelo afroamericana en aparecer en el catalogo de la marca. Obtuvo sus alas en 1997 y desfiló 10 años consecutivos para la firma. Incluso, llevó el Fantasy bra en dos ocasiones. Su última pasarela fue en el 2005.
El casting de artistas tampoco se quedó atrás. Este año, la firma eligió solo a cantantes mujeres. Lisa fue la encargada de abrir el show, precedida por unos visuales que la mostraban manejando una motocicleta por toda la ciudad de Nueva York. La integrante del grupo femenino Blackpink, demostró maestría sobre el escenario. No solo abrió el evento, sino que apareció dos veces durante el show. Le siguió Tyla, quien subió a la pasarela a través de un agujero en el suelo y cantó su famoso tema “Water”. La cereza del pastel fue Cher, que acompañada de un grupo de bailarines cerró el desfile con tono de celebración.
Y aunque la selección de modelos y artistas parece un buen inicio hacia el camino correcto, otros aspectos de la noche dejaron descontentos a muchos. Como, por ejemplo, los looks de la noche. Esta edición del desfile de Victoria’s Secret estuvo enfocada en colecciones que ya estaban a la venta a través del canal online, por lo que eran modelos bajados al llano y ponibles. Lejos de los Fantasy Bra (que, por cierto, nunca aparecieron en el desfile) y los vestuarios creativos a los que nos tenían acostumbradas en ediciones anteriores. Esta vez no hubo edición de Navidad, ni fiesta de caramelos ni disfraces temáticos.
Para esta edición, Joseph Altuzarra, se consagró como el primer diseñador residente del taller de la marca. Tal vez, uno de looks que sí se debe resalta sea el primero: las espectaculares alas rosadas de Gigi Hadid que robaron todas las miradas. Pero hizo falta más. Con ello, no se vivieron los momentos icónicos que la marca suele crear edición tras edición. Aún más teniendo en cuenta que esta vez se trató de un desfile en vivo y no grabado. Las modelos estuvieron, las cantantes brillaron y las alas se elevaron, pero hizo falta un poco de la magia que Victoria’s Secret suele crear.
Y aunque el desfile ha desatado opiniones diversas, parece que el regreso de Victoria’s Secret cumple con una de las promesas que se hicieron hace seis años: crear un espectáculo en el que la belleza sea sinónimo de diversidad y libertad.