Milagros Major tiene a su cargo nada más y nada menos que a los más de 100 perros que viven en el albergue Wasi wau, en Cieneguilla. Hace 6 años, ella llegó a Perú de su natal Venezuela, y hace tres se estableció en Cieneguilla, en donde trabaja incansablemente para atender las necesidades de los perros que más lo necesitan: los Wufs del albergue.
“Conocí Wasi wau y ya no me fui”, cuenta Major. Hoy ella tiene la difícil tarea de monitorear la salud de perros que han sido abandonados en terribles condiciones.
“Hemos tenido casos de perros con cáncer terminal, y los hemos tratado para que puedan llevar una vida tranquila y feliz. Para nosotros, lo más importante es luchar porque tenga calidad de vida el tiempo que estén en el albergue”, señala.
Si bien en su trabajo hay muchísimos perros, Major ya conoce a todos sus pacientes de ‘cuatro patas’. “Cuando los perros se sienten mal, se acercan y me huelen. Es una manera de avisarme. Además, en el albergue, ninguno usa bozal, porque han aprendido a convivir entre ellos”, señala.
Hace unos días, Major perdió a su compañera de aventuras, su perrita Cotufa. Si algo quiere dejar en claro con su pérdida, es lo siguiente: “Cuando uno quiere a sus animales, debe acompañarlos hasta el final de sus días, y estar con ellos en todo momento”, recalca.
El veterinario de los más necesitados
El doctor Francisco Bryce se enamoró de su profesión cuando era un niño. “Creo que, desde que gateaba, ya me preocupaba por cuidar a los animales”, cuenta.
Por eso, decidió estudiar Medicina Veterinaria en la Universidad Nacional “San Luis Gonzaga”, con el objetivo de ayudar a los animales, principalmente, a los perros y gatos en estado de abandono. “Me dediqué a estudiar a fondo el tema de la sobrepoblación animal, y cómo controlarla”, explica.
Así nació la posta veterinaria Oasis, un centro veterinario ubicado en Villa El Salvador, en donde Bryce ofrece atenciones veterinarias a costo social. Su trabajo, principalmente, está enfocado en realizar esterilizaciones, y en educar a la población sobre tenencia responsable de mascotas.
“Lo más difícil es ver el sufrimiento de los animales que, en su mayoría, es causado por el abandono y descuido de los humanos. Pero, felizmente, cada vez hay más personas que se preocupan por ellos, aún cuando tienen mucho en contra por temas económicos o sociales”, enfatiza.
Innovación al servicio de los animales
No fue difícil que el médico veterinario Juan Diego Asencios encontrara su vocación: no sólo creció rodeado de veterinarios (su padre realiza cirugías veterinarias y su madre es dermatóloga veterinaria), sino también vivió en una clínica veterinaria. “Ahí pasé mi niñez y gran parte de mi adolescencia”, recuerda.
Sin embargo, su amor por la cardiología llegó después. “Mi papá tenía una máquina de electrocardiografía. Como jugando, empecé a probarla, y terminó por gustarme. Me enamoré por completo de la cardiología veterinaria cuando hice mi especialización en Buenos Aires”, confiesa.
Hoy el veterinario lidera CUORE: clínica especializada en atención para caninos y felinos. Con CUORE no sólo ha podido ayudar a cientos de mascotas con problemas cardiológicos sino también innovar en el rubro de la atención veterinaria.
“Hemos tenido la suerte de ser el primer grupo de cardiología que ha implementado un marcapasos canino, y que ha realizado una valvuloplastia en un canino. Hemos podido ayudar a nuestros pacientes a tener más calidad de vida a través de la medicina veterinaria y la innovación”, recalca Asencios.
Por eso, para él, el trabajo de la medicina veterinaria tiene un propósito claro. “Mucha gente piensa que nuestro trabajo es hacer recetas para entregar fármacos para el corazón o hacer exámenes… Sin embargo, la cardiología, al igual que otras especialidades, es un medio: el objetivo es brindarle a las personas más tiempo para disfrutar a sus mascotas”, enfatiza.
Conoce más sobre la labor que realiza WUF en beneficio de los perros y gatos en estado de abandono, en www.wuf.pe. Si deseas adoptar una mascota, ingresa a www.wuf.pe/adopta.