Como a las doce del día corrió la noticia que el coronel Balta había sido fusilado en el cuartel de San Francisco donde se hallaba preso desde el veintidós. Pocos minutos después es este rumor, lo vimos confirmado por un doméstico de Balta que le había llevado el almuerzo, el que nos dijo que había recibido un sol de él y que al retirarse del cuartel había tenido lugar el fusilamiento.
Más tarde se dijo que el sargento mayor Palacios, al saber la noticia de la muerte de Silvestre Gutiérrez, se acercó a Balta, que a la sazón se hallaba en cama y le disparó varios tiros de revólver, dándole muerte en su propio lecho. Pero las heridas de bayoneta que presentaba el cadáver hacen creer que no fueron solamente las balas las que le dieron muerte.
Entre tanto, el batallón «Pichincha» abandonó el cuartel y se dirigió al Palacio de Gobierno.
El cadáver fue sacado del lecho y colocado en el patio del cuartel donde estuvo expuesto a la vista pública hasta que Don Tomás Uspelia unido a Martín Domínguez, cargador de la esquina de Santo Toribio, Juan Gallego, Juan Céspedes Chuman, teniente de la Escolta, que se había retirado del servicio y el comandante Freyre, lo condujeron en hombros a Santa Rosa de Viterbo, en cuya capilla lo depositaron a las doce y tres cuartos del día.
El cuerpo de Balta estaba desnudo, cubierto tanto solo de una camiseta de lana: por las espaldas, la frente y la garganta enseñaba las heridas de bala y en el costado, la boca y el pecho de bayonetas.
A las cuatro y media de la tarde fue conducido el cadáver en una caja mortuoria a la casa de la familia en Negreiros, por Don Pedro Balta, hermano y Don Ricardo, hijo. Le acompañaban unos cuantos individuos del pueblo.
Enfoque:
El asesinato del presidente Balta se produjo días después del levantamiento de los hermanos Gutiérrez, producido el 22 de julio de 1872. Ese día el coronel Tomás Gutiérrez, ministro de Guerra y Marina, apoyado por sus hermanos, también coroneles, Silvestre, Marceliano y Marcelino se levantó contra Balta en un intento por impedir la entrega del mando al recién presidente civil electo Manuel Pardo. Los Gutiérrez apresaron a Balta y lo llevaron al cuartel San Francisco, en medio del rechazo de la población de Lima y El Callao. Con el correr de los días, la violencia se apoderó de la capital y los golpistas fueron abandonados por la tropa que inicialmente los apoyaba. El 26 de julio fue muerto Silvestre Gutiérrez y después del asesinato de Balta, Tomás Gutiérrez, quien se había autoproclamado jefe supremo de la república, fue apresado y asesinado también. En el Callao, su hermano Marceliano correría la misma suerte. El Comercio ofreció un pormenorizado recuento de los hechos.