En un pueblecito enclavado en el corazón del Ande, vivía alegre y despreocupado, un pequeño indio. Como todos los indios que trabajan la tierra, no era rico, y debía curvarse, a pesar de su tierna edad, durante muchas horas sobre el suelo para extraer la subsistencia común. Pero a pesar de ello era feliz. Como la mayoría de sus semejantes, era de carácter dulce, era constante, trabajador y tenía una formidable resistencia. Y también era capaz de apreciar la belleza y la poesía del Perú. Vivía rodeado del amor de sus padres y de la amistad de los demás niños de su comunidad. En sus ratos libres, ascendía con deleite a las más altas cumbres, desde las cuales su pueblo se divisaba en lontananza como un nacimiento. Allí, sin preocupaciones ni temores, contemplaba maravillado la incomparable hermosura del panorama andino.
Las cumbres nevadas, de plata lejana y transparente, la marcha sin apuro de las nubes, el rito de los eucaliptos … y, allá abajo, la cruz del campanario. Pasaron los años y creció fuerte y sano. Pero vino la desgracia. La sequía se enseñoreó del pueblo. Sus padres debilitados por el hambre murieron víctimas de la enfermedad. Quedó solo y abandonado. Y entonces, siendo un indio igual a todos los demás, emigró como todos ellos. Acompañado de su llama, que lo seguía como un perro fiel, dejó todo lo que amaba y se lanzó hacia los valles de vida más clemente. Caminó y caminó durmiendo poco y comiendo menos todavía, hasta que llegó a un lugar que jamás había visto. Delante de él se erguía una curiosa acumulación de casas grandes y altas … un destino misterioso y amenazador.
Enfoque:
El Supercholo fue uno de los personajes más emblemáticos de la historieta peruana y cautivó a miles de lectores de El Dominical durante tres temporadas, acompañado de su fiel llama Chaccha. Fue creado en 1957 por el doctor Francisco Miró Quesada Cantuarias, quien firmaba los guiones con el seudónimo de Diodoros Kronos, y contó con las ilustraciones de Víctor Honigman. Viajó por el mundo, enfrentó dinosaurios y fue hasta el centro de la Tierra. En la segunda etapa (1985-1989) se sumó a sus aventuras el Capitán Intrépido y los dibujos correspondieron a Antonio Negreiros. En la última temporada (1995-1998), a la historia se le agregó un toque de ciencia ficción. El Supercholo y el Capitán Intrépido jugaron un campeonato intergaláctico de fútbol. Esta vez los dibujos estuvieron a cargo de Carlos Castellanos.