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Durante mucho tiempo, el ser humano ha tenido un afán por alcanzar la perfección en todas las disciplinas y ámbitos de la vida. Un claro ejemplo de ello, es como a lo largo de la historia han surgido diversos estándares de belleza, los cuales supuestamente reflejaban el aspecto idóneo que tenía que poseer una mujer para ser perfecta. Sin embargo, al día hoy, creo que somos más conscientes de que estos cánones cambian con el tiempo, y que en realidad son más una tendencia. Es evidente que, la perfección es una meta infinita, ya que no existe de manera objetiva; no obstante, podemos obsesionarnos para lograrla cueste lo que cueste, inclusive si ello implica poner en riesgo nuestro propio bienestar.
Cuando he tenido la oportunidad como psicóloga de participar en procesos de selección y he escuchado a las personas manifestar que una de sus fortalezas es que son muy perfeccionistas. Por un lado, me genera cierta empatía, ya que me identifico con el hecho de siempre quiero dar lo mejor de mí, pero también me hacer reflexionar, porque justamente sé, que muchas veces nuestra excesiva preocupación por que todo salga “perfecto”, es muy peligrosa.
¿Qué es el perfeccionismo?
Es la tendencia a mantener estándares muy altos en todo lo que hagamos, los cuales suelen ser poco razonables y realistas. Inclusive, muchas veces nuestro valor como personas puede estar limitado a nuestra capacidad para alcanzar estas metas casi imposibles.
Por lo general, uno de los pilares del perfeccionismo es el buscar la excelencia y tratar de superarnos a nosotros mismos. En efecto, esto es muy positivo, ya que nuestro objetivo como seres humanos siempre debe estar enfocado en mejorar y lograr un crecimiento personal. Sin embargo, el problema surge cuando lo llevamos al extremo y nos obsesionamos a tal punto, que esto empieza a repercutir en nuestro bienestar, ya que nos sentimos frustrados e insatisfechos por no lograr esa perfección tan subjetiva.
¿Cuáles son las consecuencias del perfeccionismo?
En definitiva, una persona perfeccionista es muy autoexigente, motivo por el cual no está dispuesta a cometer ni un solo error, por ello tiende a cuidar hasta el más mínimo detalle. No obstante, esto puede generar un malestar personal que impacta de forma negativa en todos los ámbitos en los que se desenvuelva, ya sea el laboral, familiar, social, etc.
Además, esto puede traer consigo una serie de problemas a nivel psicológico, ya que el individuo empieza a tener problemas para conciliar el sueño, baja autoestima, experimenta constantemente una labilidad emocional, que lo puede llevar a sufrir de ansiedad e inclusive, puede caer en una depresión o desarrollar un trastorno obsesivo-compulsivo.
¿Cómo podemos evitar ser muy perfeccionistas?
En primer lugar, es importante aclarar que, no está mal que nos propongamos metas y que tengamos sueños que deseamos cumplir, ya que ello nos permite trazar ese camino para poder llegar a esa autorrealización que tanto anhelamos. Sin embargo, creo que es importante siempre ser realistas y conscientes de nuestras fortalezas y limitaciones, las cuales nos ayudan a darnos cuenta si esos objetivos están acorde a nuestras habilidades y competencias.
Asimismo, es fundamental tener en cuenta que fallar no está mal, uno puede aprender mucho más cuando es por ensayo y error. Entiendo que puede ser frustrante el equivocarse, pero deberíamos verlo como una oportunidad de mejora y no como fracaso.
De igual forma, debemos evitar que nuestros pensamientos irracionales nos determinen y guie nuestras vidas. A veces, cuando sintamos que un pensamiento es persistente y produce cierta inseguridad en nosotros, es importante que reflexionemos sobre qué nos hace sentir y considerar que tan cierto es esto que estamos pensando.
Cabe señalar que, debemos aceptar que en cierto grado todo lo que hagamos no va a ser perfecto al 100%; sin embargo, deberíamos felicitarnos por siempre tratar de dar nuestro máximo esfuerzo y dedicación.
Recuerda, lo más importante es tratar de sentirnos bien con nosotros mismos y no ser demasiado autoexigentes. Si te das cuenta que, verdaderamente te cuesta desligarte de estos comportamientos y pensamientos poco saludables, te recomiendo que recurras a un psicólogo, quien te podrá ayudar a que te sientas mejor, con el fin de que puedas vivir de manera más plena y feliz.