Vivimos en un momento en el que todo esfuerzo por cuidar de nuestra salud es importante. Más aún cuando se trata de una de las principales puertas de entrada de nuestro organismo: la boca. El cepillo dental que utilizamos para mantener limpios y sanos nuestros dientes y encías, paradójicamente puede albergar una impresionante variedad de microorganismos. Por esta razón, la odontóloga Paola Ochoa de la clínica dental ‘Infinity’ nos brinda los siguientes consejos.
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1. No uses demasiada fuerza al cepillar. Una fuerza excesiva ocasionará que se abran las cerdas de tu cepillo rápidamente, disminuyendo su efectividad. Además, puedes terminar dañando la capa superficial del esmalte y tus encías. Lo mejor es utilizar un cepillo de cerdas suaves y cepillarte haciendo movimientos circulares sin ejercer demasiada presión.
2. Enjuaga bien tu cepillo bajo el agua del caño después de cepillarte. Parece simple, pero muchas personas omiten este importante paso. Frota las cerdas de tu cepillo bajo el agua del caño para eliminar completamente restos de pasta dental. Tus manos deben estar limpias, por ello debes realizar un correcto lavado de manos antes de cepillar. Sacude el exceso de agua cuando hayas terminado.
3. Coloca el cepillo en un recipiente en posición vertical, pero sin que toque otros cepillos. Para prevenir la proliferación de microorganismos, es preferible que tu cepillo se mantenga seco. No lo dejes en posición horizontal al lado del lavatorio, en un estuche o en un cajón. Lo mejor será colocarlo en posición vertical en un recipiente, de preferencia con divisiones para evitar que contacten las cabezas de los demás cepillos de la familia -no querrás que ocurra una transferencia de microorganismos de cepillo a cepillo-. Asegúrate que el recipiente no acumule agua, mantenlo limpio.
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4. No cubras la cabeza del cepillo. Muchos cepillos vienen con un cobertor o cabezal. No lo uses en casa, pero guárdalo en caso vayas a viajar y necesites transportar tu cepillo dentro de un estuche o neceser. De esta manera no ensuciarás las cerdas del cepillo ni contaminarás los otros artículos que lleves ahí, como maquillaje u otros. Son preferibles los estuches que tienen pequeños agujeros para promover la ventilación, no debes guardar un cepillo mojado.
5. Siempre tapa el inodoro antes de jalar. Al jalar, del inodoro se despide un aerosol que contiene bacterias fecales y urinarias que pueden ir a parar a tu cepillo. Sí, ese mismo que luego meterás a tu boca. Esto es algo que está científicamente comprobado. Baja la tapa.
6. Cambia de cepillo cada 3 meses o después de un resfrío o un proceso gripal. Después de varias semanas de uso tu cepillo no solo estará muy contaminado, sino que las cerdas se habrán desgastado, aunque tú creas que no porque a simplemente vista no lo puedas notar. Estas cerdas dañadas harán que tu cepillado sea deficiente. Por eso cámbialo cada 3 meses, pero pudiera ser menos tiempo, por ejemplo, si has pasado por un resfrío, una gripe o un proceso de la Covid-19. En esos casos, desecha el cepillo viejo y abre uno nuevo.
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