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Violencia escolar en el Perú: las cifras de un problema latente que sigue siendo un desafío para todos
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Violencia escolar en el Perú: las cifras de un problema latente que sigue siendo un desafío para todos

Violencia escolar en el Perú: las cifras de un problema latente que sigue siendo un desafío para todos

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La que vive el Perú, convulsionado por una ola de extorsiones, sicariato y asesinatos, puede tener consecuencias colaterales entre su población más vulnerable. Recientes investigaciones han encontrado que estos hechos pueden influir significativamente en la conducta de niños, niñas y adolescentes.

Según un estudio publicado en la Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, la violencia en el entorno familiar y comunitario puede aumentar la probabilidad de victimización en la escuela.

Los autores mencionan que la exposición a la violencia en el hogar y en la comunidad puede normalizar la agresión y llevar a los jóvenes a imitar comportamientos agresivos.

Desde enero hasta octubre se han reportado 15.595 casos de violencia escolar en todo el Perú, 6.151 psicológica, 6.796 física y 2.648 sexual, siendo Lima Metropolitana la región con mayor número de casos.

Frente a dicho contexto y ante las , el Ministerio de Educación (Minedu) ha actualizado la lista de los procedimientos para la atención de violencia escolar en las escuelas, contando ahora con siete protocolos. Las modificaciones anunciadas por las autoridades también alcanzan a los plazos de atención que se situaban entre los 60 y 90 días, pasando ahora a ser de 30 días hábiles, con la excepción de los casos de violencia sexual perpetrados por personal de las escuelas.

Los casos con protocolos
  • Violencia física y psicológica.
  • Acoso escolar (bullying y ciberbullying).
  • Violencia con uso de armas.
  • Violencia sexual (entre estudiantes).
  • Castigo físico y humillante.
  • Violencia sexual (ejercida por personal educativo contra el estudiante).
  • Violencia física, psicológica y/o sexual (por un familiar u otra persona).

Perspectiva local

Pese a la disponibilidad de la información de “SíseVe”, el desconocimiento de padres de familia, estudiantes y docentes sobre esta plataforma y sus actualizaciones es una fuente de preocupación.

Este equipo de corresponsales escolares, procedente del Institución Educativa 3043 Ramón Castilla del distrito de San Martín de Porres (SMP), llevó a cabo un sondeo a nivel de su comuna que encontró que el 65,5% de estudiantes manifestaba que en sus escuelas hay problemas de violencia verbal y física, mientras que un 39,1% de los encuestados afirmó haber sido testigo de malos tratos hacia los alumnos por parte del personal de sus centros educativos.

De particular preocupación es que solo el 18,2% de los consultados dijo conocer la plataforma de denuncias del Minedu “SíseVe”. Frente a la pregunta en torno a si consideraban que la escuela era un lugar seguro, el 44,5% manifiestan que no se sienten seguros en las escuelas.

65,5% de los estudiantes encuestados por este equipo dijo que en sus escuelas hay problemas de violencia verbal y física

En la encuesta realizada a profesores, un 46,2% indica que en los últimos meses no ha recibido algún taller o charla en su escuela que oriente su accionar frente a casos de violencia y un 76,9% desconoce las actualizaciones dadas en los protocolos en el mes de setiembre. El 100% de los docentes encuestados cree que el contexto social que estamos viviendo influye en la violencia escolar y que se deben implementar más mecanismos para prevenir la violencia escolar, así como el seguimiento y apoyo para garantizar la protección y continuidad educativa de los estudiantes inmersos en la violencia escolar.

Para los docentes, la violencia escolar es un factor que obstaculiza el aprendizaje. Coinciden en que solo se puede hacer frente a esta problemática trabajando directamente con las familias y con el apoyo de profesionales en la salud mental, que orienten el trabajo de los docentes frente a estos casos. Estos datos establecen claramente que la estrategia actual es insuficiente y que la integración de servicios psicológicos permanentes en las escuelas es indispensable para una intervención efectiva y un abordaje integral de la convivencia escolar.

(Infografía: Corresponsales escolares de El Comercio / IE 3043 Ramón Castilla)
(Infografía: Corresponsales escolares de El Comercio / IE 3043 Ramón Castilla)

Una brecha entre el reporte y la realidad

“La violencia escolar es un problema que está siendo cada vez más visibilizado, gracias al sistema de reportes ‘SíseVe’, pero no necesariamente nos indica que la violencia está aumentando, sino que se está gestando la cultura del reporte, esto quiere decir que hay más conciencia de la necesidad del reporte como un mecanismo de solución y de acción frente al problema”, explicó Gaby Reyes Godoy, especialista oficial de protección de la niñez en la UNICEF, en diálogo con este medio.

Lima Metropolitana encabeza la lista de casos registrados en el portal “SíseVe” con 5.282 reportes hasta la fecha y esto se atribuye al mayor acceso de su población a información y tecnología, lo que facilita las denuncias. Le siguen Arequipa con 1.189 casos y Piura con 913.

Las denuncias de violencia sexual escolar son materia de especial atención, ya que los datos de “SíseVe” al cierre del año pasado dieron cuenta de 3.536 casos de este tipo, lo que supuso un récord desde la creación de la plataforma de denuncias del Minedu. Durante el 2023 la cifra había llegado a 3.519 incidentes reportados.

El marco para las denuncias es potencialmente más complejo si se tiene en cuenta que los mismos padres de familia todavía no son conscientes de la necesidad de responder a estos casos por las vías más adecuadas.

La misma encuesta realizada por este equipo de reporteros en SMP revela que de 110 padres entrevistados el 82,2% no conoce el portal “SíseVe” y un grupo importante prefiere resolver los conflictos internamente debido a trámites engorrosos, vergüenza a la exposición y otros motivos. Además, en diversas provincias del Perú la falta de acceso a las nuevas tecnologías e información limita severamente la capacidad de reportar incidentes, lo que genera un importante problema de subregistro.

“La violencia no ha disminuido”, indica Judith Chaca Vélez, la directora de la IE Ramón Castilla de SMP. Según explica la maestra, para hablar de una disminución en casos de violencia escolar se necesita trabajar con las familias.

La docente agregó que “el 45% de los estudiantes vienen de familias disfuncionales”, en las que los conflictos, la mala conducta o el abuso son habituales, creando un ambiente donde se normaliza la violencia, perjudicando el bienestar emocional de los estudiantes e impidiendo una convivencia saludable en las escuelas y afectando al entorno de aprendizaje. Chaca Vélez también menciona que muchas familias “no se preocupan por la salud mental de sus hijos”.

Violencia en el hogar y en el ámbito escolar

La encontró que el 78% de los adolescentes peruanos de 12 a 17 años estaban expuestos a violencia física o psicológica en el hogar, mientras que el 68,5% había padecido violencia en el entorno escolar, lo que sugiere una importante convergencia en los casos de violencia en estos dos ámbitos y hace muy importante abordar esa problemática como parte de una estrategia integral de prevención.

Si bien , presentados en julio de este año, indican que las cifras de violencia en términos generales se han reducido desde los picos vistos hace seis años, todavía hay altos niveles de violencia al interior de los colegios.

Apurímac era el departamento que registraba más casos de violencia escolar entre adolescentes, pues el 58,2% de los menores consultados decía haberla padecido. Le seguían Junín (55,8%) y Puno (52%). Por contrapartida, Huancavelica, Cajamarca y San Martín era los que menos incidentes de violencia registraban, llegando a 33,9%, 35,7 y 36,8, respectivamente.

El reporte de los casos de violencia en el país sigue siendo insuficiente. (Imagen referencial / Grupo El Comercio)
El reporte de los casos de violencia en el país sigue siendo insuficiente. (Imagen referencial / Grupo El Comercio)

Según un informe de UNICEF, siete de cada 10 niños, niñas y adolescentes han sufrido de violencia física y psicológica en sus hogares en algún momento de su vida y seis de cada diez niños han padecido los mismos males en las escuelas. Casi el 60% de los adultos tolera la violencia contra niños, niñas y adolescentes.

En un entorno donde hay violencia en la escuela, la familia, la comunidad y miles viven en desamparo familiar, el panorama es duro frente a políticas públicas aun incipientes para la protección contra la violencia escolar en el Perú.

Escolares víctimas de violencia escolar a los que llamaremos Marco (15), Juana (14) y Luis (15) contaron a El Comercio sus experiencias frente a este problema. Sus testimonios e historias sirven para ilustrar un desafío para que las autoridades no han encontrado una solución concreta.

Marco afirmó que era ridiculizado por no poder hablar en público sin tartamudear, por lo que apodos y burlas eran el pan de cada día. Juana era criticada en todo momento por su apariencia y su peinado, su uniforme; su forma de pararse o sentarse eran motivo de burlas constantes.

Para Marco lo más duro fue que su padre se enterara de la situación, pues entre gritos y golpes le quiso enseñar a defenderse de los abusivos. Ya no solo era violentado por sus compañeros, sino también por su progenitor, con quien no vivía. El menor finalmente optó por cambiar de colegio.

La situación de Juana con sus padres fue distinta, pues estos la apoyaron en todo momento; sin embargo, ella sintió que la situación empeoró debido a que posteriormente fueron los tutores de todos los involucrados quienes se enfrascaron en gritos y discusiones. Su situación era algo mejor que la de Marco, pues sus progenitores sí vivían con ella, pero trabajaban todo el día y eso dificultaba que pudieran estar pendientes de lo que le pasaba, por lo que su familia también decidió que el traslado a otra escuela era la opción más viable para mejorar su calidad de vida.

Hay una convergencia de casos de violencia a nivel escolar y familiar. (Ilustración: Víctor Aguilar)
Hay una convergencia de casos de violencia a nivel escolar y familiar. (Ilustración: Víctor Aguilar)

En ambos casos los padres de las víctimas no conocían la plataforma “SíseVe”, por lo que los lamentables incidentes que padecieron no fueron reportados.

La historia de Luis está estrechamente relacionada a este conjunto de problemas, aunque en su caso la diferencia es que él no era el agredido.

Luis llegaba a la escuela ansioso y no podía estar tranquilo. Sus comentarios en clase siempre lo involucraban en acciones violentas y frases como “qué vas a saber tú atorrante” o “calla, pavo” eran parte de sus expresiones diarias, así como pasar y golpear con el hombro a sus compañeros esperando que alguno reaccione.

Sus acciones llegaron a atemorizar a sus propios amigos, quienes informaron en la escuela que Luis tenía un cuchillo en su mochila. Él cuenta que lo llevaba porque había un grupo de chicos ajenos a la escuela que lo estaban buscando.

El joven vive con su madrastra y su media hermana. Sus abuelos y hermanos mayores dijeron no poder hacerse cargo de él por sus horarios laborales y porque no podían controlarlo. Más allá de la convivencia en casa, no hay quien se encargue de la vida escolar de Luis y cuando se le pregunta al estudiante por su madre solo levanta los hombros. De su padre solo sabe que está preso. Su caso tampoco se reportó en “SíseVe”.

En opinión de Gaby Reyes Godoy, especialista oficial de protección de la niñez en la Unicef, el sistema educativo peruano “no necesariamente está preparado” para la prevención de la violencia y que estos asuntos deben ser abordados desde varios frentes.

“Por ejemplo, se habla mucho de la necesidad de psicólogos en las escuelas lo cual es verdad, pero el problema va más allá porque tenemos que estar pensando más en la prevención que en la atención, que también es importante. Sin embargo, prevenir evita que ocurran casos de violencia. Experiencias en la IE que han revertido situaciones de violencia indican que se ha tenido que trabajar con toda la comunidad educativa, estudiantes, docente, padres de familia y personal de la IE para esto debemos tener docentes capacitados, programas integrales que aborden este tema, y una metodologías claras para poder hacer frente a esta situación”, comenta Godoy.

Para Elizabeth Chuquin, especialista en tutoría y orientación educativa (TOE) de la UGEL 02 (Lima Norte), el psicólogo es fundamental porque es clave para el manejo de los conflictos en la escuela.

“Como profesional de la salud mental va a ayudar a ver cómo podemos orientar y trabajar en la gestión escolar. Los psicólogos desempeñan un papel clave en la detección temprana, acompañamiento y orientación de casos de violencia escolar. Su labor no solo se limita a brindar apoyo emocional a los estudiantes, docentes y padres de familia, sino también trabajan en la prevención y promoción de una cultura de paz en las escuelas”, comenta.

El equipo de corresponsales conversando con los portavoces de la UGEL 02. (Foto: Corresponsales escolares de El Comercio / IE 3043 Ramón Castilla)
El equipo de corresponsales conversando con los portavoces de la UGEL 02. (Foto: Corresponsales escolares de El Comercio / IE 3043 Ramón Castilla)

No obstante, para esta UGEL 02 que trabaja con cuatro distritos (SMP, Los Olivos, Rímac e Independencia) su equipo de promotores cuenta con 14 especialistas en el tema, de los cuales solo seis son psicólogos. La especialista argumenta que esa asignación de personal no depende del Ministerio de Educación, sino que es el Ministerio de Economía el que debe aprobar el presupuesto para dichas plazas, indicando que el Minedu está coordinando la habilitación de estas.

Un llamado a la acción

Mientras el problema del presupuesto es evaluado, hay algunas iniciativas de participación exterior que buscan combatir la problemática de la agresividad en los colegios. Gaby Reyes Godoy señala que Unicef trabaja junto al Minedu en un programa de este tipo.

“El Ministerio de Educación en alianza con Unicef está promoviendo hace casi ya tres años el Programa Integral de Prevención de la Violencia en el Entorno Escolar (PREVI) en cerca de 2.000 escuelas focalizadas de todo el Perú. Este cuenta con metodologías y recursos que se usan para poder fomentar la disciplina positiva, para poder integrar a los padres y orientarlos en una crianza sin violencia, donde se le brinda a los docentes recursos para que ellos también puedan auto cuidarse, y tener una mejor respuesta hacia sus estudiantes”, indica la especialista de Unicef.

Al consultar a Godoy cuáles son los resultados del PREVI en las escuelas focalizadas, ella respondió que “los docentes reportan mejoras en el manejo de situaciones de violencia porque han sido capacitados para poder abordar esta situación”.

“En regiones como, por ejemplo, Ucayali y Huancavelica, donde Unicef también ha estado presente, se fortalece la coordinación entre la escuela y los servicios de protección que permite atender casos con mayor rapidez. Entonces, hay una comunicación entre la escuela y los servicios externos a cargo de atender la violencia. También se trabajó con toda la comunidad educativa qué significa violencia, porque hay muchas actitudes violentas que están normalizadas en toda la comunidad escolar”, explica.

“(Las comunidades) han aprendido a reconocer qué es violencia, qué es bullying, qué es violencia sexual, qué es acoso y esto sirve mucho trabajar con los estudiantes para que se comprenda bien qué es este problema, porque a veces se suelen minimizar o normalizar algunas acciones”, añade Godoy.

Este plan piloto aún no puede llegar a todas las escuelas del Perú, un país que cuenta con aproximadamente 55.358 instituciones educativas según los datos disponibles del Ministerio de Educación y que ha reportado 15.595 casos de violencia escolar en 273 días (enero a octubre). En un cálculo simple, serian aproximadamente 57 casos de violencia estudiantil por día, teniendo en cuenta solamente aquellos que se reportan.

Ante esta situación, es urgente que las autoridades educativas y gubernamentales tomen medidas para garantizar la seguridad y el bienestar de los estudiantes en las escuelas peruanas. La implementación de nuevos protocolos de atención frente a situaciones de violencia en instituciones educativas es un paso importante, pero no es suficiente.

Es necesario que se asignen recursos para contratar a más psicólogos y capacitar a los docentes en la prevención y detección de casos de violencia escolar y así formar niños, niñas y adolescentes capaces de reconocer sus emociones, respetar las de los demás y resolver diferencias sin dañar. Asimismo, se deben desarrollar programas en los que se trabaje con la comunidad educativa, así como también con el personal de administración y los padres de familia. Es hora de que los estudiantes peruanos reciban la atención y el apoyo que merecen.

La violencia escolar sigue siendo una realidad que exige atención urgente. Más allá de sancionar los casos reportados, el reto está en promover una cultura de paz y una disciplina positiva desde los primeros años de vida. Tanto el hogar como la escuela cumplen un papel esencial en este proceso.

Autores

Esta nota fue escrita por los corresponsales escolares Max Padilla, Jesús Minaya, Johanna De La Cruz, Kamila Parián y Piero Velásquez, de la IE 3043 Ramón Castilla de San Martín de Porres; bajo la mentoría del periodista de El Comercio Guillermo Vera.

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