Después de llevarse a todos los ingleses en México 86, Diego Armando Maradona se pasó la vida intentando driblear a la muerte. Lo consiguió en Italia, lo repitió en Uruguay, lo confirmó en Cuba. Se resistió hace dos semanas en su casa, en las afueras de Buenos Aires. Lo habían operado de un coágulo cerebral, y sus familiares y amigos más cercanos decían que estaba pasando días de tranquilidad y descanso en la zona de Nordelta. Lejos de estadios y canchas, el ‘Pelusa’ sufrió un paro cardiorrespiratorio ayer al mediodía. Llegaron seis ambulancias, pero no pudieron salvarlo. Se murió Diego y ya no podrá escuchar a esa hinchada que tanto lo quiere. Las ovaciones ahora estarán en nuestros pensamientos. Los aplausos ahora saldrán del alma en cada minuto de silencio.
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