El escenario de la primera final única de la Copa Libertadores cuenta con una rica historia pese a tener apenas menos de dos décadas. Acá el recuerdo del famoso pago a la tierra que cambió su suerte. (Foto: GEC)
El escenario de la primera final única de la Copa Libertadores cuenta con una rica historia pese a tener apenas menos de dos décadas. Acá el recuerdo del famoso pago a la tierra que cambió su suerte. (Foto: GEC)
Kenyi Peña Andrade

Era el año 2003 y Universitario de Deportes deambulaba sin rumbo en todos los aspectos. El club era frágil institucionalmente hablando, bajo el mandato de Javier Aspauza, y en la cancha la historia no era muy distinta al contar con un plantel que no daba la talla y, para colmo, era bastante joven. Figuraban nombres como Francisco 'Paco' Bazán, Eder Villavicencio, Javier Molina y Antonio Meza Cuadra, entre otros.

No habían resultados positivos ni desde los escritorios ni sobre el césped. Creer en repetir una hazaña como la del tricampeonato, conseguidos unos años antes, era una utopía en aquel momento para los fanáticos de la 'U'. La época de las vacas flacas había llegado a Ate.

Aquel año 2003, Universitario quedó noveno en una tabla acumulada de doce clubes. (Foto: GEC)
Aquel año 2003, Universitario quedó noveno en una tabla acumulada de doce clubes. (Foto: GEC)

Tanto así de negativo era el momento crema en el Descentralizado, que su mejor racha fue de dos partidos ganados de manera consecutiva, ambos por el Torneo Apertura y ambos por 1 a 0: a Sport Boys en el estadio Monumental, el miércoles 22 de abril (gol de Artigas de penal) y a Estudiantes de Medicina en el José Picasso Peratta de Ica, el domingo 27 de abril (tanto de Antonio Meza Cuadra).

Sin embargo, un grupo de hinchas no se quiso quedarse de brazos cruzados ante la triste situación por la que pasaba el equipo de sus amores. Y, en muestra de recriprocidad hacia este, no tuvo mejor idea que reunirse y llegar a una conclusión: lo que le pasaba al club no era una simple casualidad y mucho tenía que ver, al menos para ellos, que el Monumental se ubicara a unos metros nada más del cementerio de Puruchuco. Para los seguidores merengues, se trataba de mala suerte, de una lucha espiritual que debían de ganar para sacar de las profundidades a Universitario.

El 16 de enero de 1991 se colocó la primera piedra, y el terreno se compró el 18 de octubre 1994.(Foto. GEC)
El 16 de enero de 1991 se colocó la primera piedra, y el terreno se compró el 18 de octubre 1994.(Foto. GEC)

Allí, en unos de los cerros que rodean el coloso de Ate, en años anteriores se encontraron 1.286 fardos funerarios. En ese lugar yacía el cementerio más grande jamás excavado del horizonte tardío del imperio inca. Por esa razón, no tuvieron mejor idea que ir hasta Paucartambo, Cusco, y pedirle asesoría y consejos a unos sacerdotes y maestros de las artes reales, quienes pertenecían a la comunidad quechua Q’ero . Todo esto se puede ver en YouTube, en el documental “Los visitantes” (2005) creado por el videasta Henry Rodríguez.

“Nosotros nos dedicamos a leer las hojas de coca y ellas nos dirán si existe un problema con ese cementerio ubicado al costado del estadio. Se vienen tiempos difíciles y debemos buscar la armonía”, señaló uno de los maestros cusqueños. Una vez en Lima, este concluyó en que la única posibilidad de que Universitario resurja como el ave fénix era ofrecer un pago a la tierra.

Cabe mencionar que esta es una práctica basada en un acto de reciprocidad, en el que las comunidades campesinas devuelven simbólicamente a la tierra todo lo que han sacado de ella con una ofrenda. Así se evitaría algún tipo de conflicto espiritual entre ambas partes.

El estadio Monumental reemplazó al viejo estadio Lolo Fernández. (Foto: GEC)
El estadio Monumental reemplazó al viejo estadio Lolo Fernández. (Foto: GEC)

Fue así que, una vez propiciado el ritual detrás del arco norte, los hinchas se ampararon en su fe para creer que no tardaría mucho tiempo para que llegaran mejores años para el club merengue. Curiosamente, no se tuvo que esperar demasiado para comprobar los resultados positivos. Dos años después, los merengues pelearon el Torneo Apertura quedando segundos detrás de Cienciano.

En el 2008, de la mano del argentino Ricardo Gareca, la ‘U’ saborearía lo que es celebrar y dar nueva vuelta al ganar el Apertura de esa temporada. Ni qué decir lo que vino después: fueron campeones nacionales en el 2009 y 2013. Si fue suerte, una lucha espiritual o simplemente una casualidad, no se sabrá nunca a ciencia cierta.

Desde aquel entonces, a la cancha del Monumental, que guarda en sus tribunas triunfos, derrotas, alegrías y llantos, se le sumó lo que aseguran tener los mejores estadios del mundo: mística.

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