Pelé inventó el fútbol. Los ingleses lo reglamentaron, pero el brasileño fue quien le dio su espíritu. Con sus pies descalzos frotó dos bastones de madera para crear el fuego de este deporte. Cada una de las jugadas que le hemos festejado a nuestros cracks, él ya las había hecho entre los años cincuenta y setenta. La ruleta de Zidane, la elástica de Ronaldinho, los regates contra el tráfico de Messi, el doble salto de Cristiano Ronaldo, las embestidas de Mbappé.
MIRA: Pelé: el crack que muy pocos vimos jugar pero inventamos en la memoria
Nació en Minas Gerais el 23 de octubre de 1940, en un hogar humilde donde el fútbol no era sinónimo de felicidad sino más bien de sufrimiento: su padre jamás pudo demostrar sus dotes a causa de una lesión artera que lo retiró tempranamente y su madre, que presenció ese calvario, no quería lo mismo para Dico, como llamaba su familia al muchacho que se sentaría en el trono de esta pasión inenarrable.
Lustró zapatos y ayudaba a su padre a buscarse el real. Hasta que pasó una prueba en el Santos, y lo hizo legendario. Le entregó los mejores dieciocho años de su vida. Desde 1956 hasta 1974. Conquistó tres Copas del Mundo (Suecia 58, Chile 62 y México 70), la primera siendo un menor de edad. Agigantó a Brasil. Antes de él era una nación herida tras perder el mundial que organizaron en 1950 (su propio padre estaba deshecho). Con él, se colocaron la corona del fútbol. Corona que nadie ha podido arrebatarles todavía.
Pelé le imprimió significado a la camiseta número ‘10′. Solo después que él la usó se convirtió en la más deseada por todas las generaciones que le han sucedido. Nadie se imagina a Maradona ni a las estrellas más célebres sin la ‘10′. El más talentoso de cualquier esquina reclama ese número por ser el premio mayor.
Perfil
Pero Pelé no solo cultivó con maestría el engaño, ni llevó su cuerpo al límite de su físico, sino también fue una máquina de goles: 1.283 anotaciones para ser exactos. Una cifra insuperable a la que no se le acerca ni Messi ni Cristiano Ronaldo. Nunca jugó en Europa. Siempre dijo que no tuvo la necesidad. Y más bien, en el último tramo de su carrera, hizo una pasantía en el Cosmos de Nueva York.
No fue entrenador. Ese estrés incesante no fue hecho para él. Fue embajador de las Naciones Unidas, actor en diversas películas hollywoodenses, Ministro de Deportes de Brasil, imagen de la FIFA, novio de Xuxa, entre otras excentricidades. Siempre se expresó mejor a través del fútbol. Sus declaraciones no solían ser tan bien recibidas. Se le comparó con Maradona y luego con Messi. Antes con Di Stéfano y con Cruyff. Pero el trono no dejó de pertenecerle.
Pelé falleció ayer a los 82 años, de cáncer al colon. Que a nadie se le ocurra decir que perdió este partido. Al Perú se cansó de venir. De eso saben muy bien las cabezas blancas que lamentan su partida. Dichosos quienes pudieron verlo a colores, en vivo y en directo. A nosotros nos quedan las repeticiones que nos seguirán sorprendiendo. ¡El Rey ha muerto! ¡Viva el Rey!
Contenido sugerido
Contenido GEC