Una llamada cambió su destino. Juan Reynoso, su excompañero en Necaxa de México, estaba al otro lado de la línea. El ‘Cabezón’ era técnico de Universitario y buscaba armar un plantel para salir campeón nacional en 2009 y cortar una sequía de siete años sin títulos. “¿Te vienes?”, le preguntó. Y Rodolfo ‘Fito’ Espinoza, con más dudas que certezas aceptó. Nunca imaginó que la vida le deparaba una historia de amor con final de telenovela mexicana: fue campeón ganándole en la final a Alianza Lima, el clásico rival, y al año siguiente llegó hasta octavos de final de la Copa Libertadores, algo que en estos días parece utópico. Este miércoles el cuadro crema debuta en el torneo continental ante Barcelona en Guayaquil, Ecuador, y ‘Fito’ nos cuenta los cortos de esa ‘U’ de Reynoso que estuvo a punto de hacer historia.
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—¿Cómo ha sido tu vida tras retirarte del fútbol en 2017?
Estuve dos años jugando en un equipo semiprofesional en San Francisco, Estados Unidos. Ahora estoy en Aguascalientes (México), es el centro del país y estamos trabajando en una academia de fútbol que pusieron Braulio Luna y Alfredo Moreno, dos excompañeros míos. Alfredo, bueno, como ya se sabe, falleció hace unos meses. Pero nosotros seguimos con la academia, yo como entrenador.
—Jugaste en diez equipos en tu carrera, ¿es Universitario tu mejor experiencia?
Definitivamente. Fíjate qué curioso, cuando fui a Perú llevaba cuatro años siendo constante, regular. De hecho, mi último año en Jaguares había sido bueno, llegamos a liguilla y de repente me quedé sin equipo. Entonces me habla Juan Reynoso sobre la chance de la ‘U’ y yo tenía muchas dudas la verdad. En un inicio no quería ir, no era muy atractivo para mí, y resultó ser la mejor experiencia futbolística. Luego estuve seis meses en Cristal que también lo disfruté, pero mi época en Universitario fue la más bonita por todo lo que significó ser campeón nacional en 2009 después de siete años, la Copa Libertadores que hicimos en 2010.
—¿Llegaste a pensar que era un error venir al fútbol peruano?
Yo fui a la ‘U’ por dos razones. 1) por la amistad que tenía con Juan Reynoso; y 2) porque no quería dejar de jugar. Tenía planeado ir a Perú seis meses, pero resulta que a los dos meses ya estaba feliz en Lima y decido quedarme año y medio. Y te digo una cosa: yo pude haberme quedado ahí el resto de mi carrera. Tristemente Juan tuvo que salir del club y yo había rechazado seis meses antes una oferta para ir a Chivas USA de Estados Unidos. Después de esa Libertadores 2010 sale Juan y yo aproveché para irme a Estados Unidos. Pero hablando de Perú, como te dije, al principio no era muy atractivo para mí y la verdad es que me sorprendió mucho. Posiblemente no sea una liga tan fuerte y competitiva como la de Brasil, Argentina o México, pero es una liga, creo yo, que está mucho mejor de lo que la gente cree.
—¿Qué te conquistó del Perú para que decidas quedarte un año y medio y no seis meses como tenías planeado?
La duda más fuerte que tenía no pasaba por si era una liga competitiva o no. Siempre he tratado de ser un jugador que le da mucho respeto a la liga que sea. La duda más grande que tenía era cómo mi familia iba a pasar ese momento. Era un país que no conocíamos, costumbres distintas, pero al final me di cuenta que es muy parecido a México. Yo soy exigente con la comida y pensé que iba a sufrir con eso, pero terminé enamorándome de la comida peruana. Además, desde un inicio Juan Reynoso con su familia nos trataron espectacular. La gente, que al inicio tenía dudas, me trataron muy bien. Y los compañeros ni se diga. Fueron cosas muy buenas, aparte que fue una época en la que fuimos campeones. Todo muy redondo la verdad.
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—¿Cuál era el secreto de ese equipo dirigido por Juan Reynoso que fue campeón nacional ganándole la final a su clásico rival y llegando a octavos de la Libertadores?
Le doy muchísimo mérito a Juan. Era un grupo muy unido, realmente se puede decir que éramos una familia. Obviamente la exigencia que empezaba por Reynoso era cien por ciento. Y te voy a contar una anécdota que me hizo entender lo que era Universitario, su grandeza: estábamos perdiendo un partido al medio tiempo y en el camerino veías las caras desencajadas de todos. Entonces se levanta Piero Alva, alza la voz, y no recuerdo qué dijo exactamente pero me quedó grabado lo último. “Somos la ‘U’, car…”, gritó. Yo me quedé sorprendido. Éramos como una familia y eso también hacía que nos exigiéramos al máximo. Si te das cuenta, este torneo ganamos sobrando. Fuimos súper líderes todo el año, perdimos muy pocos partidos. Ante Alianza, por ejemplo, jugamos cuatro clásicos y todos los ganamos. Pero nunca nos relajamos porque siempre había un líder que levantaba la voz. Si no era Piero, estaba ‘Ñol’ Solano, Carlos Galván, John Galliquio.
—¿Cómo hacían para manejar la presión de no campeonar tantos años? La ‘U’ en estos momentos está en una situación similar. Su último título fue en 2013.
Sigo dándole crédito a Juan, mucho crédito. ¿Sabes por qué? Porque nunca sentimos esa presión. Íbamos poco a poco, disfrutando cada juego. Queríamos ser campeones, pero era partido tras partido. Esas rotaciones que hizo, que tanto criticaron, terminaron siendo muy fructíferas porque todos jugaron. A lo mejor unos más que otros, pero todos tuvieron participación. Luis Llontop, por ejemplo, siendo tercer arquero fue fundamental para que seamos campeones. De ahí te puedo hablar de Raúl Fernández, que se aventó un torneazo; o Gianfranco Labarthe, que fue de los mejores en el año; Galván, Reiner Torres, Renzo Revoredo. Era un equipo muy completo. No éramos once nada más. Cuando no estaba uno, entraba otro que ya tenía ritmo y el equipo no se veía afectado.
—¿Cuál era el mensaje de Juan Reynoso para mantener motivado al plantel pese a las rotaciones?
Yo, como todos, quería jugar todos los partidos. Ser titular. Mi mente me decía eso, pero mi cuerpo a lo mejor no lo iba a resistir. Yo me preguntaba: ¿Sé más que Juan? No. ¿Sé más que Mendaña en el tema físico? No. Bueno, entonces tengo que aprender que si ellos están haciendo eso (rotaciones) es por el bien de la ‘U’. La hinchada no va a estar contenta si competimos solo en la Copa, había que hacerlo en los dos torneos. Al final el tiempo le dió la razón a Juan. Campeonó con Bolognesi, la ‘U’, Melgar y Cruz Azul. Podemos estar de acuerdo o no con su método, pero él ha demostrado que funciona lo que hace.
—¿El estilo de juego que pregonaba esa ‘U’ de Reynoso, de priorizar la defensa, es la clave que necesitan los equipos peruanos para competir en la Libertadores, un torneo en el inician en desventaja de jerarquía e inversión que otros?
Hay un dicho que dice que un equipo se arma de atrás para adelante. Pero igual no es fácil porque los planteles son totalmente diferentes, pero creo que se puede competir. Hoy lo vemos, por ejemplo, con la selección peruana. Salen y le juegan de igual a igual a cualquier equipo. Calidad siempre tuvieron, solo faltaba meterle un poquito de disciplina y mira dónde están ahora.
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—Jugaste con Juan Reynoso en el Necaxa, luego te trajo a la ‘U’ y te pidió también en Cruz Azul. ¿Siguen manteniendo esa amistad?
Sí, aún mantengo la amistad. De hecho cuando fueron campeones con Cruz Azul tuve la posibilidad de felicitarlo. Hace algunos meses también tuve un almuerzo con Jaime Cerna, quién es su asistente. Claro que no es la misma comunicación de antes, pero es un buen amigo y espero que siempre le vaya bien.
—¿Qué anécdota recuerdas más de tu paso por Universitario?
¡Uff! Tengo muchísimas. Me llevaba muy bien con John Galliquio. Recuerdo un partido con CNI, que en el pleno partido me dijo: “a ver mexicano, ¿corres o qué?”. Aunque no todo fue bonito, año y medio en Universitario y también tuve algunas diferencias con algunos jugadores, pero fueron de momento. Al final me quedo con los mejores recuerdos. Otro que me quedó grabado fue el gol de Piero Alva en Matute en la primera final del 2009. De tijera. Ese fue uno de los goles que más disfruté.
—Esa final también estuvo marcada por el choque de cabezas entre Carlos Galván y Leandro Fleitas...
Escuchar el impacto fue tremendo. Te imaginas hasta lo peor en ese momento. Pero así se jugaban los clásicos.
—Ese 2009 le ganan los cuatro clásicos a Alianza y llegan a las finales luego de haberle ganado dos, ¿Se sentían superiores?
Había mucha seguridad. Si bien es cierto hubo un momento de incertidumbre, nos sentíamos seguros, fuertes, arropados por la gente. Nos sabíamos mejores, con más confianza. Pero nunca hubo exceso de confianza. Ganamos el partido de ida 1-0 y no es que nosotros pensáramos que con el empate en la vuelta era suficiente. No. Salimos a ganar. Los empezamos a atacar desde el inicio y el gol cae rápidamente. Yo creo que con eso dimos la puntilla y pudimos manejar todo el partido.
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—Luego de ese histórico año viene la Libertadores 2010 y empiezan debutando con victoria ante Blooming en Bolivia, ¿hubo un trabajo especial para ir a la altura de Santa Cruz a ganar?
Nosotros teníamos una espina de haber sido eliminados en la última fecha de la edición pasada, entonces esa Copa era como una revancha. Sabíamos, y confiábamos, que podíamos ganar de visita. Es más, recuerdo que en ese partido fuimos más ofensivos de lo que veníamos siendo, incluso en el 2-0 tuvimos chances de incrementar el resultado. Ahí es que hago mi último gol en Copa.
—¿Qué recuerdos te vienen a la mente si te digo Morumbí y Sao Paulo?
Primero lo que pasó antes del viaje. Nosotros partíamos el lunes porque jugábamos el miércoles. Pero resulta que el día del viaje me dijeron que no podía ir con la delegación porque necesitaba una visa ya que era mexicano. Así que ellos viajan y yo me quedo para sacar mi visa y llegó a Brasil el martes, un día antes del encuentro. De ahí, se me viene a la mente la cara de Juan Reynoso, sin decir palabras podías verle la pasión, el deseo de querer contagiarnos para jugar ese partido de esa magnitud. La idea era mantener el cero en el primer tiempo porque, pensábamos, la gente se iba a impacientar e iba a presionar a su equipo y ahí podíamos aprovechar. Pero ese momento nunca llegó. La gente cantó y apoyó los 90 minutos. Eso sí me llamó la atención, pues tú esperas que un equipo como Sao Paulo, en casa, a un equipo peruano lo golee. Y la verdad es que los llevamos a donde los queríamos. Incluso recuerdo una jugada en la que recuperamos una pelota y entrando al área yo recorto hacia el medio y quiero pegarle al segundo palo y la mando lejos. Me quedé con esa espinita de qué hubiera pasado si anotaba.
—¿Cómo fue el regreso de Brasil a Lima? Estuvieron a nada de eliminar a un histórico como Sao Paulo y en su casa...
Fue una sensación agridulce. Me acuerdo que teníamos esa frustración de que nos quedamos a nada. Pero también nos sentíamos orgullosos de lo que hicimos.
—Luego de tu paso por la ‘U’ vuelves al fútbol peruano para jugar por Cristal, una decisión que el hincha no lo tomó bien. ¿Fue un error regresar?
Mira, en ese tema, no nos fue bien y como equipo el ambiente era un poquito más complicado. Aunque estaban algunos conocidos como Revoredo, Piero Alva, el ambiente de vestidor no era el mismo. Luego está que antes de fichar por Cristal estaba cinco meses sin jugar y la verdad es que me costó mucho. Le puse muchas ganas para recuperarse físicamente y cuando lo hice el equipo tenía muy pocas posibilidades. Pero, bueno, son experiencias con las que me quedo. Hubo cosas buenas que pasé, obviamente muy diferentes con las que pasé en la ‘U’.
—¿En qué aspecto el ambiente de Universitario no era el mismo que el de Cristal?
No sé si yo lo percibo bien o no, pero creo que en la pasión. La pasión por el mismo juego, por cada partido, por entrenar. Se sentía un ambiente muy distinto.
—¿Por qué a los equipos peruanos les va tan mal en la Libertadores?
Yo creo que una de las razones es que los equipos argentinos, brasileños, colombianos, por ahí uruguayos, sí están por encima. Pero en la ‘U’ nunca hemos puesto una excusa antes de afrontar el torneo. Es difícil, pero al final son once contra once. Y si tú sabes que vas a jugar la Libertadores, tratas de prepararte, ¿no?
—¿Crees que Juan Reynoso está capacitado para ser el sucesor de Ricardo Gareca en la selección peruana?
Yo reconozco el excelente trabajo que ha hecho Ricardo Gareca. ¿Hace cuánto tiempo no veías a tu selección jugar así? Porque aparte es un equipo que cuando no gana, compite. Y estar a un nivel así de competencia, hacer respetar a tu país, la verdad es para aplaudir lo que ha hecho Gareca. Ojalá, y si la gente está contenta, que siga con el proceso. Pero si en algún momento Juan Reynoso está en la selección peruana está más que capacitado para poder dirigirla. Y te digo una cosa: él ama a su país y tiene mucho deseo de dirigir a la selección en un futuro.
—Santiago Ormeño ha jugado casi toda su carrera en México y ahora es una variante más para Ricardo Gareca en Perú, ¿qué nos puede aportar? ¿Cómo lo califican allá?
En Puebla, un equipo humilde en tema de nómina, Santiago hizo goles importantes. Ahora está en León. Es un goleador nato, delantero de área, pero depende mucho del equipo. Me parece un jugador muy interesante y espero que le vaya muy bien.
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