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El sueño de Verona: La historia detrás de cómo Rinaldo Cruzado se convirtió en la última gran venta directa del fútbol peruano a la Serie A de Italia
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El sueño de Verona: La historia detrás de cómo Rinaldo Cruzado se convirtió en la última gran venta directa del fútbol peruano a la Serie A de Italia

El sueño de Verona: La historia detrás de cómo Rinaldo Cruzado se convirtió en la última gran venta directa del fútbol peruano a la Serie A de Italia

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En el libro El caso Oviedo, la verdadera historia no es solamente un testimonio tardío, sino un viaje hacia las entrañas del fútbol peruano, con sus luces y sombras. En sus páginas, Edwin Oviedo, expresidente del Juan Aurich y exdirigente máximo de la Federación Peruana de Fútbol entre 2015 y 2018, relata una operación de audacia: la venta de , figura de la en el 2011, al Chievo Verona de la Serie A italiana. Lo hace con trazos de memoria y ambición; con la certidumbre de quien cree que supo imponer condiciones donde, habitualmente, otros cedían.

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La crónica de esa negociación revela no solo cifras, sino también egos, dudas y apuestas de alto riesgo. Oviedo remonta al 2011 —época en que los clubes provincianos en el Perú apenas respiraban esos aires internacionales— para describir cómo, desde Chiclayo, logró atraer una mirada europea. En ese momento, Raúl González, el representante de Cruzado, presentó una oferta de 300 mil dólares para el club. Sin embargo, el dirigente no aceptó quedarse pasivo. Exigió hablar directamente con el presidente del club italiano. “Si estaban interesados, quería hablar cara a cara con el presidente del club”, le contó el propio Oviedo a El Comercio en una entrevista realizada días atrás.

El primer encuentro en Italia fue breve y desfavorable. Fue recibido por el gerente deportivo del Chievo, que rechazó la pretensión peruana, aduciendo antecedentes de lesiones del volante y su edad (26 años). ¿Cuánto pidió el titular del Juan Aurich?. “Dos millones”, pedí. La reunión, según Oviedo, no duró más de cinco minutos. Pero hubo reconfiguración. Al día siguiente, el presidente Luca Campedelli, enterado del viaje, pidió nueva cita. Un almuerzo se volvió el escenario donde el sudor y los silencios funcionarían como negociadores.

Durante ese almuerzo, la oferta inicial de medio millón del Chievo Verona fue rechazada. Oviedo y su emisario, César Vento, mantuvieron su postura firme. El representante de Cruzado, en cambio, protestó: “¿Cómo van a rechazar medio millón si ustedes no invirtieron nada?”, le dijo. La tensión subió. Pero Oviedo resistió. La noche fue larga. En la madrugada, el dirigente peruano dio el ultimátum: “Si pagan 850 mil dólares, el jugador es suyo”. Y, para sorpresa del club italiano, aceptaron. Así se cerró el pacto.

La historia detrás

La cifra de 850K er espectacular para el contexto de aquel fútbol peruano. Oviedo admite, con cierto asombro, que nadie imaginaba llegar a esos montos. Su impulsividad negociadora se apoyaba, según él, en su bagaje empresarial: “Mi inicio de comerciante me sirvió para negociar”.

Para Cruzado, el sueño era volver al viejo continente. Para el Aurich, era una inyección económica decisiva. Pero el jugador dudaba en ciertos momentos. “Presidente, ¿cómo me va a hacer esto? Es mi oportunidad de regresar a Europa”, le reclamó en una llamada. Oviedo le pidió paciencia: “Tú confía, seguimos negociando”.

Rinaldo Cruzado jugando para el Chievo Verona de la Serie A de Italia contra el Inter de Milán de Javier Zanetti. (Foto: AFP)
Rinaldo Cruzado jugando para el Chievo Verona de la Serie A de Italia contra el Inter de Milán de Javier Zanetti. (Foto: AFP)
/ GIUSEPPE CACACE

Cuando todo parecía encaminarse, hubo ajustes finales. El club italiano ofreció 500 mil inicialmente. Luego subió a 700 mil. Pero el dirigente peruano no cedió. Sólo cuando llegaron a los 850 mil dólares accedió al trato. Esa insistencia, según su relato, convirtió lo improbable en concreto.

La operación, así concluida, representó un hito para un club de provincia. Fue una de esas ocasiones en que el club chico impuso términos, frente al gigante europeo que, usualmente, dicta condiciones. Oviedo sostiene que aquel negocio, junto al de Luis Tejada al Toluca mexicano, marcaron un “antes y después” en la forma de concebir el mercado para el Juan Aurich.

Más allá de la fascinación del monto, esta historia habla también de riesgos. Oviedo expone la presión del representante, las llamadas constantes, las dudas del jugador. También la necesidad de mantener la calma. Era preciso no mostrar debilidad. En ese sentido, el sello de aquel episodio no reside únicamente en la cifra lograda, sino en la estrategia detrás: conversar, resistir, elevar y convencer.

Tras el cierre, Oviedo recibió una llamada del representante González, quien había viajado a Alemania en medio de la negociación. “Maestro, mis respetos. Nunca imaginé que conseguirían esa cantidad”, aseguró González. Esta parte está escrita en “El Caso Oviedo”.

Hoy, Rinaldo Cruzado figura en su hoja de vida como aquel peruano que consiguió llegar al Calcio, y su traspaso al Chievo Verona se registra en la historia del fútbol nacional como un golpe de audacia.

Sin celebraciones innecesarias ni arrogancias grandilocuentes, Oviedo coloca su versión en escena. No oculta que hubo momentos de tensión. Pero el termómetro del éxito fue el resultado: 850 mil dólares fue una cifra impensada para un club provinciano en esos años.

Rinaldo Cruzado jugando para el Chievo Verona de la Serie A de Italia contra el Inter de Milán de Javier Zanetti. (Foto: AFP)
Rinaldo Cruzado jugando para el Chievo Verona de la Serie A de Italia contra el Inter de Milán de Javier Zanetti. (Foto: AFP)
/ GIUSEPPE CACACE

En ese sentido, la historia de la venta de Cruzado no es solo anecdótica: es un espejo del fútbol peruano. Muestra cuán lejos estaban los clubes provincianos de tener voz frente a los grandes mercados, y cuán necesario era asumir riesgos para equilibrar la balanza. En un país donde muchas operaciones se cerraban por débiles ofertas, aquel pacto puso el estándar de que, aunque vinieran de provincias, se podía negociar con dignidad.

Al final, no solo se recuerda al jugador, al club ni al monto. Se recuerda la lección. Que en el fútbol, a veces, el gol más decisivo no se marca en la cancha, sino en la sala de reuniones. Y que para conseguirlo, uno debe saber cuándo levantar la voz, cuándo mostrar los dientes, y cuándo esperar paciente, hasta que al otro lado acepten que tu jugador, tu sueño, tu activo, vale más de lo que pensaban.

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SOBRE EL AUTOR

Bachiller en Comunicación Social por la UNMSM. Trabaja en Deporte Total desde el 2013, con experiencia en RRSS, y como editor en El Bocón y Depor. Fue Jefe de la Mesa Digital de la Zona Deportiva. Escribió en Centenario, libro oficial de El Comercio y Universitario. Es coautor en "Copa América, 11 Historias" y "Crema, mi gran amigo".