Rubén Marruffo

Una de las primeras imágenes que tenemos de data de 1988. Tenía dos temporadas en primera división y portaba un maletín lleno de víveres para una familia de su antiguo barrio ubicado en el Rímac.

Hoy, cuando se le recuerda el gesto dice. “Uno nunca puede olvidarse de la gente. Por eso siempre me doy una vuelta por el barrio. Acepto ser padrino de algunos equipos de fulbito, regalo pelotas y muchas cosas más”.

José camina por la cancha donde dio sus primeros pasos en el fútbol y agrega: “Mi padre murió cuando tenía 11 años y como somos nueve hermanos, tuve que trabajar en lo que sea para ayudar a mi familia. He pintado casas, fui ayudante de albañilería y por jugar fulbito me daban propinas”.

“Me decían ‘Marciano’ porque mis primeros ‘premios’ del fútbol me lo pagaron con adoquines. Luego me pusieron ‘Anticuchero’ porque jugaba en un equipo de La Victoria, cuyo propietario era dueño de una anticuchería”, agrega.

Sus inicios como futbolista tuvieron lugar en Liga del Rímac. “Ahí campeoné en tercera, segunda y primera. Aún era menor de edad y para jugar debía tener el permiso de mis hermanos. Después llegué a .

Y con su ingreso a la ‘U’ vino su mudanza al Cercado de Lima, al estadio Lolo Fernández para ser más exactos. Con José caminamos ahora por la actual sede de Universitario. “He vivido en los cuatro puntos cardinales. Debajo de la tribuna occidente, de oriente, en la zona norte y debajo de la zona sur unos pocos meses. Viví con Juan Carlos Ormeño, Willy Carazas, Yiyo (hermano de Briceño), otros dos muchachos de Arequipa y Trujillo, a quienes recuerdo por sus apelativos: ‘Cara de Diablo’ y ‘Coby’. También estaba Melchor, Juvenal (Briceño), Luis Carmona, Torrealba, Leoncio (Cervera), el ‘Charro’ Gonzales, Celso Castro, Paolo Maldonado. Cuando recién llegué, aún vivía aquí Martín Duffoo. ¡Cuánta gente han pasado por aquí! “, cuenta.

A Miraflores

“Cuando viví en la sede de Universitario salía muy poco. Imagínate que las fiestas de Navidad y Año Nuevo las pasaba durmiendo. Era consciente que si la dirigencia se esforzó en sacarme de mi barrio, debía poner mi cuota de sacrificio y cuidarme” en 1987, cuando campeonamos ingresaron los hinchas de Alianza al estadio y para evitar que roben y entren a nuestros cuartos, pusimos la camas, los roperos. Entonces la directiva nos mandó a un departamento de Miraflores”.

“Por esos años un muchacho de apellido Bauer, me llevó a Sol de Oro para jugar un campeonato de fulbito. Allí conocí a Carmen Rodríguez, mi esposa. Nos presentaron, comenzamos a conversar y nos casamos en 1991. Fruto del matrimonio tenemos dos hijas”, cuenta con orgullo.

La ‘otra’ familia

“En la ‘U’ conocí dos hermanos: Roberto Martínez y ‘Chemo’ del Solar. También a Alvarito Barco. A los dos primeros los conocí cuando jugaba en las divisiones menores y rápidamente nos hicimos compinches”.

La ‘U’ siempre se caracterizó por formar buenos grupos humanos. En el actual está Ciurlizza, el ‘Viejito’ Grondona, Oscar (Ibáñez), Esidio, Pajuelo, Dulanto, Paolo. Por eso espero al final para resolver mi contrato, pues siempre tuvieron un trato especial conmigo y mostraron buena voluntad para renovar”.

Cuando los cremas ganaron el Apertura 99, de la parte posterior del avión surgió un cántico que hizo eco en toda la nave: “Carranza es el más viejo del fútbol nacional”. “Creo que fue el Viejo Grondona quien comenzó la canción y lejos de enojarme, me reí, porque era una muestra de cariño”.