Miguel Villegas

En aquel cajón está tu foto, llenándose de tierra. Solo que esta vez, una tarde de mayo del 2024, la imagen cobra vida y se materializa, como si fuera posible aquello de que los héroes deportivos de la infancia -de cualquier infancia- bajan del póster y uno los puede tocar, escuchar, abrazar. Entonces camina por el área grande don Héctor Chumpitaz, el Capitán de América y se saluda con un beso tibio apenas se cruza con don José Fernández, la crema innata de la U. Y baja por el palco negro el Puma José Luis Carranza para, más que darle un abrazo, reverenciar al Ciego Juan Carlos Oblitas, el técnico que cimentó sus primeros años en el club. Y el Zorro Percy Vílchez, con la memoria intacta y las piernas de alicate, dice que el único tesoro que conserva de su etapa en la U es ese manto sagrado que usó en la final de la Libertadores 1972. Y los tricampeones Galván, Araujo, Guadalupe, Maldonado, Cantoro, se abrazan después de años y se hacen una selfie. Y Cochoy Rey Muñoz aparece y, como en los 80, otra vez pone a la tribuna de pie. Y así.

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Es el reencuentro histórico de quince futbolistas notables de la U de todos los tiempos, organizado por DT El Comercio y el club Universitario, para celebrar el Centenario del club más campeón del país. Mientras la cámara los graba, testigo silencioso de viejas historias que con los años tienen mejores versiones, con nuevos detalles, con una euforia guardada y liberada ahora, con mayor libertad.

Pero en este fresco Centenario, este lienzo sobre óleo, este flashmob que privilegia el amor los colores de la U, es el mítico José Fernández, gloria viviente de 85 años, 6 títulos nacionales con la U, la misma sangre por las venas que le corrían a su tío Teodoro Lolo Fernández, quien resume en una frase lo que estamos viviendo, quizá sin darnos cuenta:

Universitario de Deportes nos cambió la vida. Esta es la crónica del reencuentro por el Centenario de la U. Para mirarlo una y mil veces.


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