Ricardo Gareca es un técnico no solo de cábalas conocidas, sino también de buenas costumbres. Y en la Copa América ha vuelto a escribir otra inolvidable página de felices tradiciones peruanas.
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Es una costumbre celebrar en la Copa América desde la llegada del ‘Tigre’ a la Blanquirroja. Es la tercera clasificación a semifinales del torneo en la era Gareca. Esta vez se firmó el pase con otra escena repetida: definición por penales. Prácticamente una feliz clonación del pase en el 2019. Ya no fue Uruguay, esta vez le tocó a Paraguay. Dentro de las coincidencias, también hay que destacar lo novedoso: Perú ahora le suma a sus fortalezas tener a un jugador como Yoshimar Yotún, que define un penal a lo Panenka en la hora más urgente.
Tanto reclamábamos goles y emoción en el torneo sudamericano –bajo la injusta comparación con la Eurocopa–, y este cotejo de cuartos tuvo seis anotaciones. Perú empató 3-3 con Paraguay en Goiania. Otro ‘déjà vu’: no perder con Paraguay e igualdad con varios goles. Ricardo Gareca está invicto ante los guaraníes. En partidos oficiales y amistosos.
Es una (nueva) costumbre de que Gianluca Lapadula ahora ocupe la foto de portada. Esta vez, el atacante del Benevento sumó un gol a los 21′ y provocó un autogol a los 40′. También es costumbre reponerse a la adversidad, Perú fue finalista de la Copa América en el 2019, después de una dolorosa goleada con Brasil. Y dos años después ha pasado lo mismo.
Es buena costumbre no caerse con el primer gol en contra. Los primeros 15 minutos de Paraguay fueron intensos y lo capitalizaron con un gol de pelota parada (Gustavo Gómez 11′). Después, Lapadula –ese exponente del piano en sus tiempos libres– nos hizo volver al ritmo ganador (fue decisivo para el 2-1 transitorio). Una lástima que la Conmebol no le haya considerado el doblete (determinó autogol de Gómez en el 1-1 de Perú).
El árbitro Esteban Ostojich tampoco se aleja de los hechos habituales. El uruguayo ha estado presente en el triunfo ante Ecuador en Quito, en la victoria ante Colombia en la Copa América y anoche ante Paraguay. Su nombre podría ser sinónimo de recuerdo feliz, si no fuera porque expulsó a André Carrillo a los 85′ (antes había expulsado al paraguayo Gómez a los 48′).
Con un jugador menos en el campo de juego, Paraguay también quiso recurrir a sus viejas (y buenas) costumbres. El defensor Junior Alonso puso el 2-2 después de un tiro de esquina. Era una igualdad que tomaba a Perú en su hora más cómoda. Un disparo de larga distancia con rebote de Yotún despejó el camino momentáneamente para el 3-2. La igualdad de Ávalos a los 90′ fue otra invitación a repetir lo vivido. Antes de celebrar, Perú siempre tiene que sufrir.
—Brasil, otra vez—
En los penales sí hubo un intento de rebeldía frente a experiencias pasadas. Christian Cueva no pudo sacudirse del golpe en Saransk (penal errado ante Dinamarca en el Mundial) y ahora falló ante Antony Silva. Pudo ser trágico para el ’10′ de Perú, ya viajaban ‘memes’ y hashtags ofensivos. La situación parecía irrecuperable hasta que aparecieron otras buenas costumbres: las de Pedro Gallese.
El golero peruano le atajó un penal al uruguayo Luis Suárez hace dos años y ayer lo hizo ante el guaraní Alberto Espínola. Quien sí pudo voltear la página de los sinsabores fue Miguel Trauco. Había fallado un penal en la Copa América Centenario y ahora se liberó de ese mal recuerdo.
Lo del lateral izquierdo no solo es la mejora de una estadística. Trauco vuelve a aparecer en la foto festiva, algo que había perdido de vista en los últimos dos años. El hombre del Saint Etienne pasó de ser un indiscutible por su exquisita técnica en la banda izquierda, a ser uno de los más cuestionados. sobre después de la correcta aparición de Marcos López. Anotar el penal decisivo también es una manera de recuperar la confianza.
Repetimos partido con Brasil este lunes (6 p.m.), que ayer venció 1-0 a Chile (gol de Lucas Paquetá). Dicen los escritos que en el 2019 después de una durísima goleada, la Blanquirroja supo dar pelea en la final en el Maracaná. Otra vez el partido será en Río de Janeiro (estadio Nilton Santos). Que se repita esa emoción. Hoy, la selección recuperó su costumbre más valiosa. La costumbre de celebrar sin pausa. Como hace cuatro años, como hacemos ahora.
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