“Cusco ha regresado al sigo XVII, estamos con la ciudad vacía, sin la presencia de turistas”, afirma con preocupación Joseph Corimaita, gerente general de Limbus Resto Bar, uno de los locales cusqueños más famoso entre los viajeros y reconocido por su espectacular vista de la ciudad. La caída ha sido estrepitosa, cuenta a este Diario.
La cuarentena y el cierre de fronteras ante el incesante avance del coronavirus ha sido un golpe muy fuerte para la economía cusqueña, que tiene al turismo como su actividad principal. Solo el año pasado, recibió a 3,9 millones de viajeros y concentra al 80% de los turistas que llegan al país cada año , según cifras de la Cámara de Turismo de Cusco.
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“Ya son más de dos meses sin atender a nuestro público, es una situación angustiante para todos”, señala Pericles Beltrán, gerente general del clásico Café Ayllu, la cafetería cusqueña con más de cinco décadas de vida que solo el coronavirus ( y una mudanza) pudieron cerrar.
El bar La Chupitería y el restaurante Índigo, locales de moda ubicados a unas dos cuadras de la Plaza de Armas, tampoco la han tenido fácil. Ambos permanecen cerrados y pasaron estos primeros meses de cuarentena a la espera de la reactivación. Y, por supuesto, de que se diluya el virus que nos acecha.
Las primeras medidas de reanudación que esperaban- y que incluyeron directamente a las regiones menos afectadas por la pandemia- llegaron el domingo pasado por la tarde, cuando Produce publicó las disposiciones complementarias para la continuidad del inicio gradual de la primera fase. En ellas se incluían también a negocios de menor tamaño, con ventas por S/17 mil mensuales.
“En Cusco, se incorporarán a la reapertura más de 290 restaurantes (se incluyen cafeterías de todo tamaño y restaurantes de hoteles), de los cuales 213 son microempresas”, precisa José Salardi, viceministro de Mype e Industria a El Comercio. Entre ellos están precisamente estos icónicos negocios de la ciudad imperial, quienes han visto en el delivery y el recojo en tienda una oportunidad -antes impensada- para sobrellevar esta crisis.
Limbus Resto Bar, de San Blas a todo Cusco
Ayer Limbus Resto Bar obtuvo la aprobación del Minsa y la luz verde de Produce para retomar sus operaciones. Joseph Corimaita, gerente general y cofundador de Limbus, respira un poco más tranquilo y afirma que hoy comenzarán con el desarrollo de la propuesta para que en un par de días puedan recibir los primeros pedidos. El delivery se volverá en su mejor aliado en este momento.
No obstante, el empresario sabe que no será fácil. Más aún porque Limbus, a lo largo de sus seis años de existencia, ha tenido en los turistas extranjeros a sus principales clientes, quienes subían unos 70 escalones desde la Plazoleta de San Blas para disfrutar de la vista y de su cocina de autor.
“Nosotros vamos a intentar sobrevivir con el delivery. Sabemos que no va a representar la venta que alguna vez llegamos a tener en el restobar, ya que solo estaremos atendiendo al mercado local. En un día normal, el 65% de nuestros clientes eran turistas extranjeros, la diferencia se repartía entre los turistas nacionales y locales; estamos hablando entonces de que ahora nos dirigiremos a un 10% de nuestra clientela habitual", sostiene Joseph.
Y esa no será la única dificultad. El empresario cusqueño asegura que van a competir en un mercado que está yendo por precio y que ha empezado a hacer delivery desde antes de que el Gobierno lo permita. Esa competencia desleal, asegura, será una complicación extra. ¿No hay fiscalización? De acuerdo a Corimaita, no. “Acá el municipio ni el gobierno regional han ayudado en nada, han estado cerrados”, reclama.
A fin de adecuarse a los protocolos necesarios para la reactivación en esta primera fase, el empresario comenta que han hecho inversiones para implementar los procedimientos necesarios y puntos de control en su flujograma actual. El crédito de Reactiva Perú, además, se convirtió en un soporte para lograr mantener a flote la operación y, por lo menos, mantener la cadena de pagos por los siguientes seis meses. “Nosotros siempre vamos a buscar una estrategia para que la marca nunca desaparezca, es el trabajo que hemos estado realizando desde el principio”, asegura Corimaita.
Pese a ello, las circunstancias han sido duras y tuvieron que hacer recortes de personal mientras el tiempo de cuarentena se dilataba. En su mejor momento, antes que el coronavirus llegue, Limbus contaba con 84 trabajadores, en el camino se quedaron solo con 22, quienes acompañarán esta nueva etapa del negocio.
“Lo primero ganar esta guerra contra el virus, si es que no aparece una vacuna o una solución, lamentablemente la operación estará condicionada a la demanda local, que tiene ahora una economía bastante deprimida. Si no abren aeropuertos, no veo con buenos ojos el futuro a las empresas ligadas al turismo en estos meses. Aquellas que estén pensadas 100% en turismo podrían perecer”, reflexiona sobre el futuro.
El camino es cuesta arriba y la apuesta es arriesgada, pero Corimaita sabe de riesgos, como cuando junto a sus dos socios decidieron abrir un local en lo alto del barrio de San Blas, fuera del tradicional clúster gastronómico cusqueño allá por el 2013. Una aparente locura que fue el inicio de que Limbus se convirtiera en un destino más en el tour por la ciudad.
La apuesta del mítico Café Ayllu
Hasta hace 10 años, el Café Ayllu se ubicaba en la Plaza de Armas de Cusco, donde hoy se erige una conocida cadena global de cafeterías. Desde ese entonces, la clásica cafetería cusqueña tuvo que mudarse a la calle Marqués (a tres cuadras de la plaza de Armas rumbo al mercado San Pedro). Solo ese desalojo y ahora esta pandemia ocasionaron que la cafetería, fundada en 1969 por la familia Beltrán, cerrara sus puertas.
Hoy, con tres locales en el centro de la ciudad, ahora cerrados, el tradicional negocio familiar tiene que reinventarse. “El delivery nunca ha sido nuestra especialidad, nuestra atención siempre fue presencial, adecuarnos [al reparto a domicilio] va a significar un replanteo”, comenta Pericles Beltrán, gerente general de Café Ayllu.
El empresario adelanta que ya han presentado sus protocolos y los trámites necesarios a efectos de realizar delivery e implementar también la modalidad de recojo en sus cafeterías. Solo es cuestión de tiempo para que inicie este nuevo momento de la cafetería cusqueña.
Por supuesto, antes de las últimas disposiciones de Produce, todo era incierto también para Beltrán, quien señalaba que esperarían su turno para la reactivación. No obstante, el tiempo corría y cada día que pasaba el riesgo de quebrar la cadena de pagos se hacía más latente.
“La dinámica de pagos de nuestras provisiones está actualizada y hemos asumidos nuestras obligaciones laborales (con entre 6 y 8 trabajadores por cada local) como empresa, el problema está en los alquileres. No hemos podido cubrirlos por dos meses, hay una actitud comprensiva de los dueños pero entendemos que ellos también necesitan ingresos”, relata Pericles a Día1.
Los créditos de Reactiva Perú no son una opción para el empresario en este momento, ya que, “podría ser un salvavidas o un pedazo de yunque que termine de hundir al negocio”, menciona, ya que aún hay incertidumbre sobre el avance del virus.
No puede evitar pensar a futuro, le preocupa que el regreso no les permita generar los niveles normales de ingresos a causa del distanciamiento social y los nuevos códigos de sanidad. De ser así, avizora que los ingresos se reducirán en un buen porcentaje y tendrían que renegociar los alquileres. Pero, paso a paso, primero tocará ver los primeros resultado del estreno del modelo de delivery que tendrá el popular Café Ayllu.
Las dificultades de La Chupitería e Índigo
La Chupitería, the shot bar se ha convertido desde hace algunos años en uno de los lugares de moda de las noches cusqueñas. Ahí, en una pequeña esquina de la calle Tecsecocha. En vista a que el local se llenaba rápidamente con alrededor de 30 personas y a que pronto acabaría el contrato con el arrendatario, Joel Yábar, dueño del establecimiento, pensó en abrir un segundo local en la misma calle a mediados del año pasado. Este nuevo local, con capacidad para casi 100 personas, demoró en despegar hasta este año, cuando empezó a tener llenos totales. Se preparaban para tener una buena temporada alta, hasta que llegó el coronavirus.
Yábar cuenta que esto ha sido muy malo para él, ya que es su emprendimiento propio y había realizado todas las inversiones para este nuevo local y que ya estaban empezando a ver los primeros frutos. “Felizmente tengo el apoyo de mi familia”, afirma. Precisamente, su familia siempre ha estado ligada a los restaurantes y bares. Índigo también es parte del negocio familiar y hacia donde se dirigirán las apuestas durante este período de reactivación.
Aún no ha realizado los trámites para ello, pero Joel señala que la iniciativa estará ligada al delivery con Índigo, en tanto pase la crisis, y pueda definir qué sucederá con La Chupitería. Por el momento, sabe que envíos a domicilio de shots no son una posibilidad y que deberá definir las negociaciones de los alquileres cuando termine la cuarentena. Después de la segunda ampliación de la cuarentena, no ha podido sostener a sus trabajadores.
La clientela de La Chupitería, comenta Joel, son en su mayoría turistas peruanos, sobre todo, limeños. En tanto, en el restaurante Índigo eran sobre todo turistas del exterior. Será momento de adaptarse.
Hasta el momento, el joven empresario no ha tenido buenas experiencias al solicitar los créditos pero volverá a intentar. Lo único que tiene claro es que La Chupitería, con 10 años de vida, no es una marca que dejará de existir. Ya la resucitó una vez.
Sobre informalidad y retorno de actividades
José Salardi, viceministro de Mype e Industria, comenta que esta reapertura pese a un Estado de Emergencia debe ser tomada con responsabilidad, tanto por el Gobierno como por los ciudadanos. “Las acciones de fiscalización son a través de Sunafil o a través de los mismos municipios, pero ello requiere que seamos conscientes de que debemos retornar de forma ordenada, progresiva, así como respetar el orden de la reapertura”, sostiene.
El funcionario además pide que calma a los empresarios. “Somos conscientes de que todos queremos volver a la normalidad, retomar nuestros negocios, liderar en ventas. No obstante, debemos entender que esta pandemia todavía no muestra tendencias claras, estamos entrando a una meseta en la curva de contagios y, por tanto, es importante tomar las decisiones correctas para no prolongar la situación actual”, agrega. La reapertura será incremental y sujeta a evaluación cada semana de acuerdo a los indicadores sanitarios y productivos.