Hasta el 20 de abril, según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), 25% de las 7.124 empresas (84.345 trabajadores formales) que solicitaron acogerse a la suspensión perfecta de labores (licencia sin goce de haber), eran inmobiliarias y representaban, junto con hoteles y restaurantes (32%) y comercio (29%), a los tres sectores que más se están acogiendo esta medida.
Es más, según un reciente reporte de Apoyo Consultoría, que distingue a las actividades económicas menos afectadas de las más afectadas, las ventas de viviendas junto con los proyectos de infraestructura y edificaciones se proyectan entre las industrias que se verán más golpeadas por una “demanda debilitada y restricciones operativas en lo que resta del 2020”.
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Y aunque el sector inmobiliario está detrás de más de 1.800 solicitudes, para Humberto Martínez, presidente de Capeco, el foco debería estar no en la suspensión perfecta sino en la cantidad de empleos que se podría perder de manera definitiva si se sigue prologando la cuarentena.
“No tenemos un registro de las empresas que han pedido la suspensión perfecta pero en total serían cerca de 85.000 trabajadores afectados y a nosotros nos preocupa la pérdida directa de empleos porque esos 85.000 puestos no son nada frente a los 700.000 que Apoyo ha calculado que se van a perder definitivamente”, afirma.
¿GOLPE A LA PLANILLA?
Por esa razón, Luis Villanueva, secretario general de la Federación de Trabajadores en Construcción Civil del Perú (FTCCP) aclara que al contar con un régimen especial (sujeto a un frente de trabajo o cuadrilla) son pocos los obreros a los que se les ha podido aplicar la suspensión perfecta.
En ese sentido, Eduardo Escobal, profesor de ESAN, sugiere distinguir entre el personal de construcción que “tiene un régimen laboral distinto”, y el personal administrativo de las inmobiliarias, para saber con exactitud a quiénes comprende la suspensión perfecta de labores a la que se vienen acogiendo.
“No tenemos un registro de las empresas que han pedido la suspensión perfecta pero en total serían cerca de 85.000 trabajadores afectados y a nosotros nos preocupa la pérdida directa de empleos porque esos 85.000 puestos no son nada frente a los 700.000 que Apoyo ha calculado que se van a perder definitivamente”, afirma.
Humberto Martínez, presidente de Capeco
Pero también advierte que si una empresa inmobiliaria deja de facturar uno o dos meses, probablemente obtenga el mismo resultado que un restaurante, que hoy por hoy tampoco cuenta con dinero para solventar su planilla. Aun así refiere que, tratándose de un sector “altamente demandante de mano de obra”, es muy probable que sea “uno de los que más rápidamente va a salir” de esta crisis.
Al respecto, Diego Briceño Allende, jefe comercial de Britania Inmobiliaria, considera que aunque el sector se está viendo muy afectado, con los protocolos correctos se podrá reactivar la construcción de los proyectos, por lo que están a la espera de la pronta confirmación del Gobierno sobre el reinicio de actividades.
Sobre las medidas que han tomado para afrontar las obligaciones con la planilla laboral de su empresa y para no acogerse a la suspensión perfecta de labores y mantener la vigencia del vínculo laboral, desde este mes están “haciendo una reducción del 30% [de los sueldos] para todo el personal y así cumplir con los pagos”, comenta.
Similar ha sido la decisión que han tomado en Granadero Inmobiliaria. Según detalla a Día1 su gerente general Miguel Deustua, el hecho de tener sus áreas comerciales y de márketing tercerizadas les ha permitido mantenerse alineados a pesar de los escenarios adversos, mientras que sus áreas de proyectos, finanzas y administración tampoco se han detenido, algo que no han podido evitar con la de supervisión.
“Esa área la tenemos subcontratada y ha cesado labores al estar directamente relacionados con el trabajo de obra que por la coyuntura se ha detenido”, afirma.
CAMBIO DE PARADIGMAS
Pero para cuando las obras se reinicien, desde Granadero Inmobiliaria ya vienen incorporando protocolos para las entregas de departamentos y sus salas de ventas pasarán a ser 100% digitales. Y en tanto esperan la confirmación del Gobierno, calculan que con “adecuados protocolos y cuidados” podrán contribuir con la reactivación de la economía y de los trabajos directos e indirectos.
En el caso de los protocolos que se deberían adoptar, Eduardo Escobal sugiere que al igual que se está haciendo en otros países, nuestras autoridades deben establecer el cumplimiento de ciertas medidas encaminadas a minimizar el riesgo de contagio por coronavirus.
“Para evitar aglomeraciones y adaptarse a la disponibilidad de transporte, se debe apuntar a un acceso escalonado a la obra, estableciendo jornadas que reduzcan el tiempo de exposición de los trabajadores y limiten el uso de vestidores y baños a pequeños grupos que no deben ser de más de 20 personas”, recomienda.
Pero ahí no queda la cosa, el especialista en concesiones también propone reducir el tamaño de las cuadrillas de actividades masivas (vaciado de techos y lozas) y mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros durante las labores diarias y hasta en los refrigerios, sin olvidar que las medidas de limpieza y desinfección deben convertirse en prioridad y obligación.
Sobre la “fama” que se ha ganado el personal de construcción civil cuando se sugieren modificaciones en su jornada laboral, Escobal confía en que todos los actores que participan de esta actividad, incluidos los obreros, entenderán que tras la pandemia existe la necesidad de replantear y reinventar la forma de construir.
“Gran parte de la inversión que tiene que hacer el sector privado y el Estado debe destinarse a reeducarnos. Probablemente algunos procesos tengan que cambiarse y se debe entender que eso es para cuidar nuestras vidas y las de nuestros seres queridos. Frente a esa alternativa, solo queda adecuarse poco a poco”, concluye.
Más cambios en la forma de trabajar
Otras medidas que se deben adoptar en las obras, según Eduardo Escobal, son:
♦ Horarios nocturnos para evitar aglomeraciones.
♦ Distribuir horarios de recepción de materiales con grupos pequeños para mantener distancias de seguridad.
♦ Limitar las reuniones presenciales a las esenciales y con menos de 10 personas.
145 mil obreros formales de construcción civil están desempleados
Según Capeco, la cuarentena también mantiene paralizados 1.900 proyectos inmobiliarios. Dicha cifra representa más de 30.000 unidades de viviendas en diferentes estados de construcción.