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¿Qué tiene en común Walmart, Ford Motor Co. y Grupo Carvajal (Colombia)? Son negocios familiares que han superado una estadística desafiante: solo el 30% de las empresas familiares llega a la segunda generación y menos del 10% sobrevive más allá de la tercera.
Las empresas familiares son el motor de la economía: en el Perú, más del 80% de las empresas son familiares, y éstas generan más del 60% del empleo formal y aportan el 40% del PBI, según EY. Además, estudios internacionales confirman que son más rentables e innovadoras que las empresas no familiares. Sin embargo, enfrentan un gran reto: la continuidad, que se complica con la mayor complejidad del negocio (más líneas de negocio, diversificación geográfica, etc.) y cuando hay más generaciones de familiares involucradas (más tomadores de decisiones y beneficiarios).
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No suelen fracasar por falta de capacidad o de mercado, sino por ausencia de estructuras claras de gobierno corporativo y de una planificación patrimonial. En los negocios familiares, las líneas entre “empresa”, “familia” y “propiedad” suelen mezclarse. Cuando esto ocurre, las decisiones se vuelven personales, la armonía familiar está en riesgo y la organización pierde agilidad. El buen gobierno corporativo –con consejos consultivos profesionales o directorios, roles definidos, reglas de sucesión y mecanismos de rendición de cuentas– no es un lujo, es un seguro contra la inestabilidad. Aporta disciplina estratégica, transparencia y continuidad más allá de las personas.
La planificación patrimonial complementa este esfuerzo: define cómo se transmitirá el patrimonio, distribuirá responsabilidades y preservará activos. Herramientas como protocolos familiares, testamentos, estructuras de administración como fideicomisos y seguros patrimoniales ayudan a separar afectos de decisiones económicas y reducen tensiones futuras.
Los empresarios exitosos saben que construir riqueza es solo la mitad del camino; la otra mitad es preservarla y transferirla con orden, propósito y armonía familiar. Invertir en gobierno corporativo y planificación patrimonial no debe ser solo un ejercicio jurídico: es un acto de visión y responsabilidad por la siguiente generación.

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