Es una realidad. La Inteligencia Artificial Generativa llegó para instalarse en el mundo y, aunque en las empresas peruanas la adopción aún está en sus primeros pasos, la tendencia demuestra un crecimiento exponencial. Los bancos y las empresas de telecomunicaciones son los que más están apostando por la IA Generativa hoy, localmente.
En países como Estados Unidos, por ejemplo, 50% de los CEOs informa que ya está integrando la IA Generativa en productos y servicios, de acuerdo con un estudio de IBM.
¿Cuál es la novedad? Yendo al concepto básico, la IA Generativa -al igual que la IA tradicional que lleva desarrollándose por décadas- busca imitar al cerebro humano al observar, entender, aprender e interactuar, pero la novedad en la IA Generativa tiene componentes creativos, produce contenido y tiende más a la innovación. Los ‘modelos fundacionales’ también hacen que la IA Generativa sea novedosa porque están ya entrenados y prácticamente listos para usar, lo que hace que comience a democratizarse cada vez más esa tecnología en pequeñas y medianas empresas.
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Ya hemos visto usos comunes como la generación de textos o imágenes, pero su potencial es mucho más alto cuando hablamos de uso empresarial.
Lo que viene ahora es que la IA ya no solamente puede correlacionar datos o hacer recomendaciones, sino interacciones más humanas en servicio al cliente, asistentes virtuales que se crean en solo horas, reportes instantáneos de lo que ocurre con algún proceso, análisis en tiempo real de ciberseguridad, entre muchos otros.
Y otro tema clave es que viene un auge en la conciencia sobre el uso de una IA transparente y sin sesgos. Lo vimos hace algunos días justamente con la noticia de la Orden Ejecutiva publicada por el Gobierno de Estados Unidos para regular el uso de la Inteligencia Artificial. El mundo ya está hablando de regulación y se trata de establecer unas ‘reglas de juego’ que no frenen la innovación pero que den tranquilidad a las personas sobre un uso responsable de la tecnología.
Esta discusión dará mucho de qué hablar en 2024 y marcará un punto de inflexión para los que creemos que la IA debe ser robusta, equitativa, transparente y explicable.