Claudia Inga Martínez

Este año, e fue otorgado a los economistas Daron Acemoglu, Simon Johnson y por sus contribuciones en nuevas estrategias para entender la desigualdad de los países, como ha destacado la Real Academia de las Ciencias de Suecia, que concede el Premio Sveriges Riksbank de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel desde 1969.

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Acemoglu, académico turco- estadounidense, tiene 57 años y es profesor del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), al igual que Johnson, estadounidense de origen británico, de 61 años. Robinson, de 64 años, también británico- estadounidense, es catedrático de la Universidad de Chicago. Como explica la Academia en una nota de prensa, el premio fue otorgado a los tres economistas por sus estudios empíricos y teóricos que han demostrado que una explicación de las diferencias en la prosperidad de los países son las instituciones sociales que se introdujeron durante la colonización, lo que contribuyó a configurar los sistemas políticos y resultados económicos de los países desde entonces.

“Observamos que las distintas estrategias coloniales han dado lugar a diferentes modelos institucionales que han persistido a lo largo del tiempo”, resaltó Acemoglu, uno de los ganadores del Premio Nobel, durante una conferencia de prensa, según reporta The New York Times. “En algunas colonias, el propósito era explotar a la población indígena y extraer recursos naturales en beneficio de los colonizadores. En otros, los colonizadores formaron sistemas políticos y económicos inclusivos para el beneficio a largo plazo de los inmigrantes europeos”, agregó la Academia.

El jurado recalcó, además, que las investigaciones de los galardonados ayudan también a comprender por qué algunos países quedan atrapados en una situación de “bajo crecimiento económico”.

Aunque los países más pobres son cada vez más ricos, no acortan distancias. Acemoglu, Johnson y Robinson demostraron que gran parte de esta brecha de ingresos se debe a las diferencias en las instituciones económicas y políticas de la sociedad”, afirmó en rueda de prensa Jan Teorell, miembro del comité. En esa línea, Jackob Svensson, presidente del Comité del Premio de Economía, resalta que uno de los mayores retos de nuestro tiempo es reducir las enormes diferencias de ingresos entre los países y que los galardonados han demostrado la importancia de las instituciones para lograrlo.

Ilustración de Niklas Elmehed, Premio Nobel
Ilustración de Niklas Elmehed, Premio Nobel

Acemoglu, quien junto a James A. Robinson es autor del ‘bestseller’ “Por qué fracasan los países” -uno de los libros más influyentes de las ciencias sociales-, afirmó que “en términos generales, el trabajo que hemos realizado favorece la democracia. Pero la democracia no es una panacea, ya que puede ser muy difícil de implementar. Existen vías de crecimiento para los países que no son democracias, como el rápido aprovechamiento de los recursos de una nación para acelerar el progreso económico”, sostuvo.

Algunas de sus conclusiones indican que las instituciones inclusivas tienden a encaminar a los países hacia una prosperidad a largo plazo, mientras que las instituciones extractivas —que buscan mantener el control de quienes tienen el poder— generan ganancias a corto plazo para el grupo dominante (de poder).

Leopoldo Fergusson, profesor de Economía de la Universidad de los Andes (Colombia) y fundador de TREES Uniandes, conoce muy de cerca a Daron Acemoglu y James Robinson, a quienes considera sus mentores y con quienes ha podido trabajar hace unos años. Resalta que Robinson tiene un compromiso impresionante con Colombia, donde dicta en la Escuela Internacional de Verano de la Universidad de los Andes desde hace 20 años. Fue en esa escuela que conoció a Robinson, primero como su profesor a inicios del 2000 y luego como su colega. Con Acemoglu se conocieron en el MIT, cuando Fergusson cursó un doctorado bajo su tutela. “De ellos he aprendido no solo sobre el rigor y la excelencia académica, sino un genuino interés de entender el mundo y una curiosidad contagiosa. Han sido generosos con sus estudiantes y yo trato de emular eso. Hoy sus contribuciones se han vuelto seminales, miles de personas investigan inspirados por ellos, por su modelo”, destaca.

Por qué ganaron, los hallazgos y su impacto

Para el docente colombiano, ellos han ganado el Nobel porque lograron poner en el centro del análisis económico los temas que van más allá de la economía. En particular, la política y aspectos que tienen que ver con cómo se organiza la sociedad, con las instituciones, políticos, firmas, individuos.

No operamos en el vacío, sino en un contexto institucional que determina los incentivos que tenemos para hacer las cosas de una u otras manera. Y eso puede conducir a monopolios o firmas muy innovadoras que compitan entre sí, a dictaduras que benefician a pequeños grupos o a democracias muy vibrantes. Ellos lograron que, después de mucho tiempo, la economía deje de enfrascarse en lo estrictamente económico y vuelva a sus orígenes, a ser una ciencia, a que vuelva a darle importancia al tema político y al conjunto de reglas de juego de las instituciones que moldean la forma en la que nos comportamos en sociedad. Y lo hicieron con las estrategias y técnicas de la economía desde el ámbito académico y empírico para verla desde un punto de vista más amplio. Esto es fundamental para entender por qué los países logran o no el progreso”, comenta a este Diario.

Marco Ortiz, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico, agrega que Acemoglu, Robinson y Johnson han dado un paso más allá siguiendo una larga línea de investigación cercana al estudio de la historia a través de la economía y al estudio de las instituciones y su rol en la economía, que buscaba dejar atrás la mirada netamente evolutiva de esta ciencia. Un camino que viene de muchos años atrás, también por parte de ganadores de Premios Nobel como James Buchanan (1986) y Douglas North (1993), quienes también exploraron la historia para encontrar respuestas.

Ortiz remarca que Buchanan llamaba a entender a los políticos que determinan las reglas de juego como agentes económicos. Douglas North, por su lado, se enfocó en las instituciones como reglas de juego no escritas que influyen en el desempeño económico de los países. Ortiz agrega que los ganadores del Nobel ampliaron esta mirada y demostraron que una nación es más próspera que otra no por su geografía o su cultura, sino por sus instituciones, las reglas de juegos que estas determinan y sus incentivos.

James A. Robinson, premio Nobel de Economía 2024.
James A. Robinson, premio Nobel de Economía 2024.

Muchas de las instituciones a veces no conducen a la prosperidad económica, están allí porque aunque no conduzcan al bienestar social, sí son beneficiosas para algunos pocos. Aunque son difíciles de cambiar, al ser construcciones humanas, son posibles de cambiar”, sostiene Fergusson.

A su manera de ver, esta es la forma en cómo las investigaciones pueden influir en cambiar la mente de las personas, dado que aunque hay raíces históricas muy profundas que explican por qué algunos países tienen unos arreglos que conducen a menos prosperidad social que otros, si estudiamos y entendemos cuáles son los aspectos fundamentales para la prosperidad económica, presionamos y trabajamos por ellos, podríamos tener ciudades más prósperas”, asegura.

Y para ello , como postulan los galardonados, el camino es tener instituciones más inclusivas. “La introducción de instituciones inclusivas crearía beneficios a largo plazo para todos. En tanto, las instituciones extractivas son las que proveen ganancias a corto plazo para los que están en el poder”, declaró el jurado del Premio Nobel en base a las investigaciones de los académicos.

Instituciones extractivas e inclusivas

En efecto, Acemoglu, Robinson y Johnson analizan el origen y la construcción de estas instituciones en los países y cómo estas influyen en la prosperidad y el progreso. Fergusson explica que se trata de dos modelos extremos, pero que hay muchos grises en la realidad.

Una institución extractiva es una en la que pocos tienen poder político y económico, donde se moldean las reglas de juego para sacar provecho económico e individual aunque esté en detrimento del provecho económico y social. [Además, una institución extractiva] usa ese poder para continuar derivando las rentas del ejercicio de ese poder. En tanto, la institución inclusiva es aquella en la que hay pesos y contrapesos, un conjunto amplio de la sociedad tiene derechos políticos. Se trata de nivelar la cancha de oportunidades económicas y se controla el abuso de aquellos que acumulen demasiado poder económico y político”, explica.

En las investigaciones se concluye, explica el docente, que mientras las sociedades se acercan hacia instituciones inclusivas se aproximan a los ingredientes necesarios para tener prosperidad social. Del otro lado, en cambio, será más difícil que se logre prosperidad social sostenida para muchos, asegura Fergusson.

(Foto: Andina)
(Foto: Andina)

De hecho, para que se constituyan instituciones más extractivas o más inclusivas se tiene un origen común, de acuerdo a lo que han demostrado Robinson, Johnson y Acemoglu. Como mencionamos al inicio de esta nota, los investigadores descubrieron que la colonización generó estructuras que marcaron el desempeño económico y políticos de las naciones.

Ortiz detalla que, según las investigaciones, los colonos estudiaban las nuevas tierras, aquellas en donde habían enfermedades o temperaturas adversas no eran elegidas para asentarse. “En los lugares donde se establecieron, trajeron a más colonos y crearon instituciones más horizontales que en los lugares donde llegaban con un sistema donde se quería extraer y no asentarse, por lo que allí se establecieron instituciones más verticales o extractivas. El establecimiento institucional de aquella época explica mucho de lo que vemos hoy”, remarca el economista de la UP.




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