María Pía Palacios

El sistema microfinanciero (SMF) peruano es amplio y diverso. Es uno de los más robustos de Sudamérica en desarrollo y diversificación, marco regulatorio, innovación en oferta de productos y servicios, acceso y cobertura; y por ello, uno de los mayores beneficiarios de apoyo financiero y técnico de instituciones internacionales en la región. Regulado bajo los mismos exigentes estándares que la banca tradicional, responde a la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) y para las que instituciones que listan en la BVL también responden a la Superintendencia de Mercado de Valores (SMV).

El SMF ha venido manteniendo un equilibrio en solvencia y liquidez. El ratio de capital global del sistema microfinanciero se sostiene año a año, muy por encima del 10% que establece la SBS, superando un rango promedio del 14%. De manera similar la liquidez, medido por el ratio de moneda nacional, es superior al señalado por el regulador siendo por ejemplo, en el caso de Caja Arequipa, del 17%, lo cual demuestra que son entidades con capacidad de respuesta.

Un aspecto que expresa la robustez del sistema microfinanciero es el crecimiento de sus colocaciones. Si bien ha existido una contracción económica en los últimos años, el volumen de depósitos dentro del SMF, ha crecido más respecto al sistema financiero en su conjunto. Hoy por hoy, sus obligaciones con el público (depósitos de ahorros, plazo fijo, CTS) se encuentran muy por encima del 50%, se ha diversificado y en algunos casos supera el 75% como en Caja Arequipa. Este factor hace visible que el SMF se ha fortalecido en captaciones y que, si bien el deterioro de la cartera es una realidad al alza en todo el sistema financiero, es capaz de controlar el crecimiento saludable de sus colocaciones, manteniendo márgenes aceptables y manejables.

Adicionalmente, el sistema microfinanciero ha aprendido a ser más eficiente y se adecua dentro de un sistema competitivo. Gracias a esa eficiencia, en la última década ha registrado una disminución de la tasa de interés que se cobra a los microempresarios, el mismo que, si bien está por encima de la banca tradicional, ello responde claramente a que enfrenta un escenario de mayor de riesgo asociado al perfil de cliente y de la inversión operativa para llegar a este. Debido a ello el acceso a financiamiento se ha diversificado, hoy existe una mayor sofisticación en la oferta de microcréditos y se ha ampliado la cobertura a todo el país.

En los últimos años, las IMF han mostrado una evolución favorable en su capacidad de recuperación y respuesta. Estos componentes son vitales para reaccionar a la coyuntura actual, la misma que además afecta principalmente al público que se dirige. Esta capacidad de resiliencia y su sentido de propósito permite al SMF crecer y mostrar resultados favorables. En lo que va del 2024, el sistema bancario viene cayendo en sus utilidades 17% mientras que el sistema de cajas (exceptuando la ex Caja Sullana) viene mostrando una ligera mejora con respecto al 2023.

María Pía Palacios es presidenta del directorio de Caja Arequipa.