Con el paulatino retorno del trabajo presencial, los gastos derivados del mismo deberán ser tomados en cuenta por los jefes de hogar. El regreso de las actividades económicas prepandémicas en espacios físicos, así como el fin de la vigencia de la ley del trabajo remoto el próximo 31 de diciembre, impulsan a los empleadores a acelerar sus planes de regreso.
Según un estudio de Grade, la pandemia propició una disminución de la masa salarial de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada. Este concepto considera los ingresos laborales mensuales por actividad principal de la PEA. Antes de la pandemia la masa salarial de los hombres ascendía a S/12.493 millones, mientras que el de las mujeres a S/6,460 millones.
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A pesar de que espera mejoras en el mediano plazo, la recuperación de los niveles prepandémicos deberá esperar aún más. Así, la masa salarial de los hombres solo llegaría a los S/8.253 millones en ese periodo de tiempo, mientras que el de las mujeres llegaría a S/4.277 millones.
El retorno a las labores presenciales en un contexto donde los sueldos son menores, afectará por los gastos de movilización. “Muchas cosas se van a reacomodar, aumentará la demanda por gasolina, las calles se van a movilizar más, será un poco más cerca a la normalidad de hace 18 meses, pero con otro precio”, afirma Hugo Ñopo, economista e investigador de Grade.
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Este efecto se sumará al incremento en el precio de los alimentos, perjudicando aún más a las familias. “Hay nuevos gastos con un menor sueldo y a eso súmale que algunos precios han empezado a subir. Por ejemplo el pollo, el trigo para hacer el pan. El alza del dólar implica el alza de algunos precios de los alimentos de consumo masivo cuyos insumos se importan. Es una sumatoria de diversos aspectos, pero son varios”, remarca.
El efecto escolar
El retorno a las clases presenciales también supondrá nuevos retos para las familias. La pandemia generó que se incrementara el trabajo infantil en el Perú con más de 300 mil niños afectados, según un estudio de Apoyo Consultoría. Asimismo, señala que solo el 7% de las familias de los niveles socioeconómicos más bajos contaba con una computadora antes de la pandemia. Esto denotaba ya las dificultades económicas que afrontaban los hogares peruanos desde años atrás.
La pandemia también puso en riesgo el tiempo disponible para trabajar que tenían las cabezas de hogar, especialmente las mujeres.
“Para todas las personas se redujo la participación laboral, pero la reducción laboral de las mujeres ha sido el doble que la de los hombres. Eso nos hace pensar en los roles de género. Debido a que los niños no están yendo a las escuelas, son las mujeres los que toman ese rol de cuidado, de ‘homeschooling’, de ser quienes toman el tiempo acompañar a los niños”, asegura Cristina Glave, asociada de Apoyo Consultoría.
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Por este motivo, el retorno a clases sería un alivio a la posibilidad de trabajo femenino, pero también añadiría cargas económicas por movilización o alimentación. Según explica Hugo Ñopo, un 50% de hogares peruanos cuenta con niños en edad escolar, por lo que la canasta familiar tendría que absorber dichas variables. Sin embargo, es probable que la recuperación laboral se dé en mayor medida en los trabajos con jornadas parciales o el autoempleo.
“Es muy probable que aumente aún más el autoempleo y esta es en una medida importante [porque permite trabajar] a tiempo parcial, por horas, flexible, y que esta flexibilidad es útil para las mujeres que tienen que dedicar parte de su tiempo a responsabilidades domésticas”, añade Ñopo. “Por este motivo, el 70% de los padres están de acuerdo con que se regrese a la presencialidad”, remarca Glave.
La vigencia de la norma
La ley del trabajo remoto permite que los empleadores decidan unilateralmente que sus empleados realicen labores de manera remota durante el estado de emergencia sanitaria. Sin embargo, su vigencia se extiende hasta el 31 de diciembre de este año. Una vez culminada la misma, se utilizará la ley del teletrabajo.
Esta segunda norma es la que venía operando desde antes de la llegada del Covid-19 al Perú. Este es un acuerdo entre el empleador y sus trabajadores para que estos últimos a través de un contrato firmado puedan laborar fuera de los locales físicos. La empresa es la encargada de proveer las herramientas necesarias para esta tarea.
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“A partir del 1 de enero, si no hay cambios, el trabajador puede solicitar volver a la empresa. Si no hay cómo volver, el empleador -al aplicar la ley de teletrabajo-, tiene que llevar todo lo necesario [para laborar] a las viviendas de sus empleados. A partir de esa fecha las empresas van a tener que asumir más gastos, como el Internet, por ejemplo”, explica Jorge Toyama, socio del estudio Vinatea & Toyama.
“Cada vez hay un mayor porcentaje de empresas que está volviendo [a trabajar de manera presencial]. Por ese motivo se estima que a partir de enero, o después del verano, buena parte ya se encuentre en un esquema híbrido”, añade.
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El Gobierno tiene la facultad de prorrogar la norma hasta que termine el estado de emergencia, pero hasta el momento no lo ha hecho. Según Toyama, esta sería una medida razonable por el contexto actual. “Hay más de 220 mil trabajadores en trabajo remoto. Antes de la pandemia solo habían 2 mil en teletrabajo”, finaliza.
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