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El año pasado, una de las películas que conquistó los rankings de visionado de Netflix durante algunas semanas fue “Equipaje de mano” (“Carry-On”), que, como comenté en esta columna en su momento, era un producto de ritmo atrapante e ingenioso, pese a sus deficiencias. Ambientada en un aeropuerto, la cinta del español Jaume Collet-Serra –un cineasta con muñeca para el suspenso y la acción– no solo registraba el inminente peligro de un atentado terrorista, sino que conseguía sacarle el jugo al estrés y la ansiedad habituales del viajero común y corriente en una sala de embarque.
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Al igual que aquella cinta, la alemana “Extraterritorial” se ha convertido en la más vista de la plataforma de streaming en los últimos días. Pero no solo comparten su éxito de audiencia. Aquí se nos cuenta la historia de Sara (Jeanne Goursaud), una exsoldado de las fuerzas especiales de su país que acude al consulado de Estados Unidos en Frankfurt para tramitar visas para ella y su pequeño hijo. De pronto, el niño se pierde dentro de las instalaciones del lugar, y ella irá en su búsqueda mientras empieza a sospechar que existe un complot en su contra.
Si el aeropuerto era el recinto cotidiano y opresivo en “Equipaje de mano”, en “Extraterritorial” se trata del consulado estadounidense, un espacio a menudo hostil con el ciudadano que se introduce en su maraña burocrática de tediosos trámites. En tiempos de diplomacias conflictivas, fronteras cada vez más estrictas y abusivas deportaciones, la película atisba un potencial interesante que, sin embargo, nunca termina de aprovechar del todo, desperdiciando esa oportunidad.
"Sara, la protagonista, es una suerte de Rambo de Instagram, crispada y paranoica, pero cargada de poses y clichés".
Y es que el foco de “Extraterritorial” está en la acción trepidante, pero demasiado superficial. Sara, la protagonista, es una militar en retiro afectada por el trauma de la guerra en Afganistán (donde, además, perdió a su esposo). Los recuerdos violentos que la acosan la convierten en una suerte de Rambo de Instagram, crispada y paranoica, pero cargada de poses y clichés al momento de sacar a relucir su habilidad en la lucha cuerpo a cuerpo, y su destreza para trepar edificios y saltar entre azoteas sin despeinarse ni ensuciarse las manos.
Pese a la pobre construcción de su personaje y las limitaciones del guion, Goursaud da lo mejor de sí en el papel. No podemos decir lo mismo de las demás actuaciones, flojas y acartonadas, que le restan fuerza a un relato de por sí endeble. La desaparición del niño, que en un momento de la película se pretende transformar en un simple delirio de su madre, y otros giros supuestamente sorpresivos de la trama, son más bien burdos y predecibles; y ni aún así el director prescinde de un tono didáctico y expositivo al momento de atar los cabos hacia el final de la historia. Un concierto de obviedades que desemboca en un cierre ingenuo y aleccionador.
Calificación: 2/5






