Cuando la separación es caótica o violenta —con gritos, golpes, amenazas o conflictos entre familias— el impacto en los hijos puede ser profundamente traumático.
Cuando la separación es caótica o violenta —con gritos, golpes, amenazas o conflictos entre familias— el impacto en los hijos puede ser profundamente traumático.

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Crianza compartida: cómo cuidar juntos, incluso cuando ya no son pareja
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Crianza compartida: cómo cuidar juntos, incluso cuando ya no son pareja

Crianza compartida: cómo cuidar juntos, incluso cuando ya no son pareja

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La crianza compartida es un modelo en el que los padres separados comparten la responsabilidad sobre la vida y el bienestar de sus hijos. Este tipo de crianza suele establecerse en el marco de un proceso de divorcio o separación, y es clave implementarla bajo ciertas condiciones —muchas veces desde el inicio mismo del proceso— para evitar conflictos y proteger la salud emocional de los hijos.

Un principio básico es que los padres dejan de ser pareja, pero no dejan de ser padres. Las decisiones sobre los hijos deben seguir siendo motivo de diálogo, acuerdos y colaboración.

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¿Cómo afecta a un niño o adolescente una separación conflictiva?

Cuando la separación es caótica o violenta —con gritos, golpes, amenazas o conflictos entre familias— el impacto en los hijos puede ser profundamente traumático.

En el corto y largo plazo, pueden aparecer trastornos como ansiedad, depresión, dificultades de adaptación o pensamientos irracionales. En adolescentes, incluso pueden surgir conductas autolesivas como el cutting (cortes en manos, piernas, muslos).

También es común observar bajo rendimiento académico y conductas inadecuadas en el contexto escolar.

Muchos padres creen que el tiempo de visitas debe ser individual. Pero, como terapeuta, puedo decir que cuando ambos padres biológicos comparten una salida con su hijo, este suele experimentar alegría y bienestar.
Muchos padres creen que el tiempo de visitas debe ser individual. Pero, como terapeuta, puedo decir que cuando ambos padres biológicos comparten una salida con su hijo, este suele experimentar alegría y bienestar.

¿Por qué es importante una crianza compartida armoniosa?

Porque, aunque ya no exista una relación romántica, los padres siguen compartiendo lo más importante: el cuidado, desarrollo y bienestar de sus hijos.

Una crianza compartida armoniosa requiere cooperación, empatía y flexibilidad. El foco debe estar en los niños, no en los conflictos personales.

Ambos deben comprometerse a tomar decisiones conjuntas sobre temas clave: salud, educación, rutinas y afecto.

¿Qué hacer si mi expareja no quiere colaborar?

Existen distintos tipos de separación. Algunas son conscientes, y priorizan el bienestar de los hijos. Pero otras se dan en contextos de violencia o resentimiento.

En estos casos, es recomendable acudir a un mediador familiar o a un profesional en salud mental que ayude a ambas partes a comprender que sus hijos seguirán necesitando de ambos, y que no actuar a tiempo puede generar consecuencias emocionales graves.

Pensar en “castigar” al otro o buscar humillación produce una gratificación perversa en quien agrede, pero termina afectando a quien menos lo merece: el menor.

Un terapeuta familiar puede ayudar a canalizar frustraciones, fomentar la escucha y recordar que sabotear la crianza compartida no daña al ex, sino al hijo.

¿Cómo impulsar una crianza compartida positiva?

1. Buena comunicación: Es clave para mantener rutinas estables, incluso en hogares separados. Aunque se trate de un tipo distinto de crianza, puede ser profundamente beneficioso si se gestiona bien.

2. Reglas coherentes en ambos hogares: Evitemos el juego del “padre bueno” que consiente todo. Las normas (como evitar comida chatarra, cumplir con tareas, limitar pantallas) deben mantenerse en ambos hogares. Esto evita manipulación y confusión.

3. Salidas con ambos padres: Muchos padres creen que el tiempo de visitas debe ser individual. Pero, como terapeuta, puedo decir que cuando ambos padres biológicos comparten una salida con su hijo, este suele experimentar alegría y bienestar. Verlos juntos —aunque separados— le da seguridad y calma su fantasía de unidad.

Mantener la calma, la comunicación razonable y el foco en los hijos es esencial.Ya sea que hablen de finanzas, horarios o reglas, lo importante no es cómo afecta a uno como adulto, sino cómo afecta al hijo.

Asegúrense de que los niños sepan que ambos padres están igualmente comprometidos con su cuidado y bienestar. Eso sí deja una huella positiva que dura toda la vida.

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