Uno de los problemas que ha afrontado el país frente al COVID-19 ha sido la metodología del conteo de contagios y fallecidos por esta enfermedad. Fueron observaciones en torno a estos números las que llevaron, en su momento, a que el Gobierno revisara sus cifras, aceptara e incorpora más fallecidos a su conteo oficial.
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Uno de aquellos ciudadanos que han estado alertas respecto a la información que difunde el Gobierno sobre el COVID-19 ha sido el científico en computación Ragi Burhum. El Comercio lo entrevistó a propósito de las noticias sobre una eventual segunda ola de coronavirus en el país y sobre OPEN COVID-Perú, la plataforma web que ha lanzado junto con un equipo de investigadores.
Frente a una eventual segunda ola de coronavirus, ¿cómo se debería mejorar el conteo sobre el COVID-19, señor Burhum?
Sobre la metodología en general, no hay mucho más que agregar. Se tiene que trabajar como el resto de países que está manejando la segunda ola. Hacer más pruebas moleculares para acorralar al virus, aislar a la gente infectada, rastrear a los contactos de las personas contagiadas. Ya no estamos en un momento donde no sabemos cuáles son las estrategias normales que está haciendo el resto del mundo para contener esto.
La pregunta que nos tenemos que hacer es si es que vamos a continuar haciendo esta contención a nuestra manera o si vamos a imitar lo que hace el resto del mundo.
¿A qué se refiere con a nuestra manera?
Pruebas rápidas serológicas y no tener un programa de rastreo de contactos, etc.
En la web Open COVID-Perú, usted con un equipo de profesionales ponen de nuevo de manifiesto la diferencia que hay entre las cifras que difunde el Ministerio de Salud versus las cifras de las direcciones regionales de salud (Diresa).
Sí. Tienes una línea de contagios y muertos que está yendo por el lado del Ministerio de Salud y otra línea, distinta, de las regiones.
¿Cuál es la consecuencia de esto?
Que al final lo que dicen las Diresas es un número más grande de lo que dice el Minsa. Ojo, todavía estamos hablando de subregistros de casos positivos, porque hay pruebas rápidas y moleculares del sector privado que no se están contando en ninguno de estos dos registros.
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En Open COVID-Perú, Loreto encabeza la lista de regiones con la tasa de positividad más alta. Esto llama la atención, pues un estudio de prevalencia determinó que el 71% de Iquitos ya había contraído el virus.
Hay que mencionar dos cosas. Los estudios de prevalencia en sí todavía no han sido publicados, son difíciles de encontrar. El de Loreto sí lo he encontrado, pero el del resto no, salvo notas de prensa, por lo que no sabemos su metodología. Y dos, sabemos que hay la posibilidad de reinfección. Ojalá que eso no esté pasando en (Loreto), pero es probable. Sabemos que la inmunidad contra el COVID-19 es temporal, lo que no sabemos es por cuánto tiempo.
Algunas autoridades decían que identificaban más casos porque ellos realizaban más testeos. ¿Eso no puede estar pasando en el caso de Loreto?
Ese miedo de que no quiero hace más pruebas porque voy a tener más casos positivos, luego voy a aparecer de color rojo, y van a decir que mi zona está peor o que sé yo, eso se desmiente mirando al curva de fallecidos del Sinadef, porque, al fin y al cabo, el resultado final de lo quieres es que haya menos muertos. Se tiene que mirar en conjunto el índice positividad (contagios) y la cantidad de muertos diarios.
Y según el análisis que ustedes han realizado, dónde han visto un desfase entre el número de fallecidos del 2019 versus los de este año?
Si miras todas las curvas de fallecidos, absolutamente todas las regiones han tenido una curva brutal que ha subido y bajado.
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