El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) ha venido anunciando el incremento del caudal del río Rímac debido a las precipitaciones que se han reportado durante los últimos días, entre la parte media y alta de la cuenca, específicamente en los sectores de San Mateo y Casapalca.
El martes 5 se llegó a un caudal de 121,1 metros cúbicos por segundo (m3/s), lo que generó un umbral hidrológico rojo y mantuvo en estado de alerta a la población que vive en los distritos de Chaclacayo y Lurigancho-Chosica, ante la posibilidad de un desborde e inundación.
Senamhi: río Rímac vuelve a alerta amarilla tras aumento de caudal registrado en Chosica
Para el miércoles 06, la alerta se mantuvo en amarillo, con un aviso de “probables condiciones que afecten las actividades en el río y zonas aledañas”. Asimismo, se informó de un descenso del caudal del río a 72,58 m3/s. También se pudo conocer que los registros se mantuvieron estables en las estaciones de Río Blanco, San Mateo y Chosica, los puntos más importantes para monitorear el comportamiento y evolución del caudal del río hablador.
En diálogo con El Comercio, el ingeniero James Vidal, hidrólogo del Senamhi, explicó que actualmente nos encontramos en el periodo de avenidas, es decir, en la elevación del nivel de agua de los ríos, que empezó en diciembre y finalizará en el mes de abril.
“El comportamiento que presenta el río Rímac es propio de la estación. Hay que recordar que estos meses son de temporada de lluvias en la zona centro y sur del país y no se descarta algunos incrementos leves en el caudal”, señaló el especialista.
Además, indicó que el pronóstico para los próximos días es que el caudal se mantenga entre estable a leve descendente, y recalcó que los incrementos en flujo de agua y las alertas hidrológicas dependen de las lluvias que se registren. “Esta temporada se estima un comportamiento normal propio del caudal del río Rímac y no descartamos posibles incrementos. Es por eso que recomendamos evitar las actividades cercanas a los ríos y exhortamos a la población a que esté atenta a la vigencia y publicación de los avisos que hace el Senamhi”, indicó.
En tanto, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) recomendó tomar medidas de preparación ante el aviso hidrológico y exhortó a las autoridades locales a ejecutar sus planes de contingencia, preparar sus sistemas comunitarios de alerta temprana, prever la organización de la población y disponer del monitoreo permanente de los ríos para tomar medidas de alerta y evacuación.
Ambas entidades señalaron que este incremento en el cauce podría afectar a las zonas de Ñaña, Huachipa, Morón y Chaclacayo.
Prevención
Por su parte, la Municipalidad de Chosica comunicó que el personal de Defensa Civil y Prevención de Riesgos se encuentra en “alerta máxima” ante la activación de cualquier quebrada o la ocurrencia de algún deslizamiento de lodo y piedras dentro de su jurisdicción.
Precisó también que el 5 de enero se estuvo colocando sacos de arena en distintos puntos del distrito. “En los días posteriores se continuará con acciones similares en las diferentes quebradas y zonas vulnerables”, señaló la comuna a través de sus redes sociales.
Por otro lado, en Chaclacayo se realizó una inspección en conjunto con la Municipalidad de Lima en las quebradas de Cusipata, Cóndores y Santa Inés, descartando cualquier peligro para la ciudadanía.
Falta de visión
Para el especialista en prevención y gestión de riesgo de desastres Patricio Valderrama, muchas de las acciones que toman las municipalidades no son suficientes para atender las verdaderas necesidades de la ciudadanía en un largo plazo.
“Este es un tema recurrente y ya no es novedoso. Sabemos cuáles son los puntos críticos y las zonas de riesgo, eso ya está identificado por varias entidades. El problema es que después de identificar no se hace nada y, luego, no se fiscaliza adecuadamente a las municipalidades para hagan obras con sentido y que tengan estudios técnicos, expedientes técnicos y que ayuden a la población a convivir con el riesgo de estar cerca de una quebrada o un río”, explicó.
Valderrama detalló que idealmente las obras para mitigar futuros desbordes, inundaciones y deslizamientos de piedras o lodo deben establecer un plan de trabajo que empiece inmediatamente después de la temporada de lluvias, es decir a partir de mayo. En ese momento, lo correcto, según su experiencia, es hacer una evaluación de daños y preparar las estrategias para el siguiente periodo de precipitaciones.
“Hay algunas obras que son rápidas y se pueden hacer en cuestión de meses. Por ejemplo, los muros de contención, construcción de canales, trabajos de limpieza, instalación y mantenimiento de geomallas, son cosas de corto plazo. Eso depende de la voluntad política y de la gestión del dinero que hacen las autoridades. La información científica está y lo correcto es que se tomen decisiones que cada vez afecten menos a la población”, acotó.
Finalmente, Valderrama exhortó a las autoridades a tomar mayor interés en temas de prevención y gestión de riesgo, sobre todo ahora que nos encontramos en medio de la pandemia por el coronavirus y que no se podría afrontar ni el costo social ni de salud, en el caso ocurra algún desastre natural.
“Ya la experiencia nos dice que no estamos preparados y es momento de que todas las entidades involucradas hagan un trabajo en conjunto y que sea congruente. No se puede someter a la población a que todos los años pase por el mismo trance y angustia”, enfatizó.
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