La actriz ganadora del Oscar, Olivia de Havilland, conocida internacionalmente sobre todo por su papel de la bondadosa Melanie en “Lo que el viento se llevó” (”Gone with the Wind”), falleció a los 104 años este domingo 26 de julio, según informó Entertainment Weekly.
Lisa Goldberg, agente oficial de la última estrella del Hollywood dorado, dijo que la actriz murió pacíficamente de causas naturales en su hogar en París (Francia).
Ganadora dos veces del Oscar y figura crucial del cine de los años 40, De Havilland fue la última superviviente del reparto de “Gone with the Wind” (1939) y fue, además, uno de los primeros intérpretes en desafiar el todopoderoso sistema de los grandes estudios.
Hija de un diplomático y abogado británico, Olivia de Havilland nació en Tokio el 1 de julio de 1916.
Tras el divorcio de sus padres, se mudó a California con su madre y su hermana Joan, que en su carrera en el cine sería conocida como Joan Fontaine ("Rebeca", 1940).
Pese a compartir carrera profesional, las hermanas tuvieron una relación muy complicada marcada por los celos, el odio y la envidia. Cuando Joan Fontaine murió en 2013, se dijo que llevaban cuarenta años sin dirigirse la palabra.
Olivia de Havilland comenzó en el mundo de la interpretación a través del teatro y en 1935 el director alemán Max Reinhardt la hizo debutar en el cine con una adaptación de “El sueño de una noche de verano”.
Olivia de Havilland ganó el Oscar por “To Each His Own” y “The Heiress”, y coprotagonizó varias películas con Errol Flynn, entre ellas “The Adventures of Robin Hood”.
De Havilland, de expresión dulce y amable, se convirtió en una actriz ideal para representar los papeles de chica buena que no ha roto un plato, encantadora en el trato y de gestos delicados.
Con esas coordenadas aterrizó en el rodaje de "Gone with the Wind", una de las superproducciones más famosas de la historia del cine, para interpretar a la prima Melanie y compartir escenas con Clark Gable y Vivien Leigh.
En una entrevista en 2008 con el programa Art Works, tras recibir la Medalla Nacional de las Artes en Estados Unidos, De Havilland aseguró que no se sorprendió "en absoluto" del fenomenal éxito del filme.
"Estaba convencida de que 'Gone with the Wind' tendría una extraordinaria y larga vida como película. Y, Dios mío, si la tuvo; la tiene y la sigue teniendo hasta hoy", aseguró De Havilland, que fue nominada por ese filme al Óscar a la mejor actriz secundaria que terminó ganando su compañera de elenco Hattie McDaniel, la primera intérprete negra en lograrlo.
En los años 40, la actriz fue también protagonista por un tremendo pleito judicial que la enfrentó contra el estudio Warner Bros., un caso que expuso las abusivas condiciones laborales a las que estaban sometidos los intérpretes en la era del Hollywood clásico.
De Havilland reclamó a Warner Bros. que le dieran acceso a otro tipo de personajes, pero el estudio respondió dejándola sin empleo y sueldo. Por miedo a más represalias judiciales, ninguna otra compañía se atrevió a ofrecerle trabajo y la actriz estuvo tres años sin aparecer en ningún filme hasta que venció en los tribunales.
En declaraciones al diario británico The Independent en 2009, la actriz aseguró que se sintió "una estrella, pero también una esclava" de Hollywood.
"Todos en Hollywood creían que perdería, pero yo estaba segura de ganar. Había leído la ley y sabía que lo que hacían los estudios estaba mal", afirmó.
Tras recuperar su libertad artística, la actriz vivió sus años más inspirados. Ganó el Óscar a la mejor actriz protagonista por "To Each His Own" (1946) y volvió a lograr la misma estatuilla con "The Heiress" (1949).
A partir de los años 50 comenzó a alejarse, progresivamente, del mundo del cine y se mudó a París, donde se casó con el periodista francés Pierre Galante, su segundo esposo tras el novelista norteamericano Marcus Goodrich.
Además, Havilland destacó también al oponerse con éxito a los estudios de Hollywood por extender el contrato de un actor sin su consentimiento.
(Con información de EFE)