¿Puede la obra de José María Arguedas decirnos algo sobre estos tiempos de pandemia y crisis global? La respuesta la encontramos en estos 21 artículos reunidos en “Arguedas global. Indigenismo en el nuevo milenio”, un libro editado por la Universidad César Vallejo, que reactualiza la obra y el pensamiento del autor de “Los ríos profundos”, y los confronta con enfoques contemporáneos como la ecocrítica, los discursos ecológicos y decoloniales, así como la vitalidad de las cosmovisiones y conocimientos de los pueblos originarios.
Conversamos con el investigador José Antonio Mazzotti —editor y compilador del volumen—, quien pide leer o releer a Arguedas “dentro de la problemática del siglo XXI”.
¿De qué manera la obra de Arguedas puede ser reinterpretada en este ya no tan nuevo milenio?
Es la pregunta central de este libro porque, como habrás notado, tanto en el prólogo como en la orientación de los artículos existe una preocupación por leer a Arguedas dentro de la problemática del siglo XXI, que está atravesada por conflictos interétnicos, temas de deforestación, calentamiento global, migración masiva; entonces, gracias a esta nueva generación de críticos literarios y culturales que pudimos reunir en un congreso internacional en La Habana, en 2019, surgió este volumen que tiene una preocupación decolonial, dentro de la visión de rescate, valoración y actualización de las epistemes indígenas. En ese sentido, es un enfoque renovador y supera esos viejos esquemas sobre el indigenismo o las culturas indígenas que eran vistas como piezas de museo… Arguedas fue un pensador que apostó por la identidad de las culturas indígenas sin renunciar a las ventajas de la modernidad occidental, un ejemplo típico de esto es su ‘Oda al jet’, el famoso poema de “Katatay”, o el otro poema del mismo libro, ‘Llamado a algunos doctores’, en el que se da una identificación entre el ser social y el ser ambiental, que es un postulado fundamental de la visión ecologista actual.
MIRA: ‘Monky’, pionero de los carteles ‘chicha’: hizo historia, pero la gigantografía “mató” su trabajo
Justamente, en el prólogo cita el poema ‘Llamado a algunos doctores’ para dar pistas de lo que hubiera dicho Arguedas sobre esta pandemia, ¿puede explicar esta relación?
Obviamente, Arguedas tiene ya 52 años de fallecido y puede parecer audaz atribuirle palabras sobre la situación actual, pero su obra sigue viva, nos sigue diciendo cosas: lo que sugiero es que muy, posiblemente, Arguedas con este pensamiento decolonial, avant la lettre, pues él no dice que es decolonial, sino es crítico con el capitalismo, algo muy típico de la época; sin embargo, no importa tanto su posición política, sino su posición epistemológica, y dentro de esa perspectiva yo creo que él hubiera criticado muy duramente el abandono de los sistemas de salud que hemos sufrido en América Latina y el Perú, particularmente, en los últimos 30 años; así como el desequilibrio ambiental que ha traído el deterioro de los glaciares, la contaminación de los ríos, la pérdida de especies animales y vegetales que son parte de un acervo riquísimo que las próximas generaciones no podrán gozar. Yo intuyo que si Arguedas viviera estaría de lado del cambio, de la crítica al modelo neoliberal.
Dentro de esa crítica, en el libro hay un ensayo de dos autores brasileños que utilizan el pensamiento de Arguedas para confrontar lo que se vive hoy en su país con las políticas de Jair Bolsonaro…
Te refieres al artículo de Ricardo José Azevedo y Renata Bastos da Silva, dos estudiosos del mundo andino, que se titula ‘Arguedas, una furtiva lágrima del presumible corazón de América’ y es, justamente, eso: sitúan el pensamiento de Arguedas en las coordenadas del Brasil de Bolsonaro que implica, como todos hemos visto, la deforestación y la desaparición de los pueblos indígenas. Entonces, leer a Arguedas en Brasil, en Argentina, en México y en otros países de la región, permite a los críticos encontrar un precursor, una inspiración; por eso estos dos colegas brasileños hablan del “corazón de América” como la supervivencia de la cultura popular en interacción sostenible con el medio ambiente, algo que en el Brasil actual se ha visto mermado.
El discurso ecológico
En esa línea, otro artículo de las estadounidenses Irina Feldman y Tara Daly, señala cómo Arguedas va más allá del concepto contemporáneo de ecocrítica, pues en su obra integra el ser humano con lo natural, me gustaría su comentario al respecto.
Ellas, como mencionas, comparan la ecocrítica, elaborada desde una epistemología racionalista, occidental, por supuesto de respeto a la naturaleza; pero dicen que Arguedas es mucho más amplio que eso. Arguedas, en los años 60, ya planteaba la posibilidad de un pensamiento indígena a partir de la relación entre el sujeto humano y los sujetos no humanos que existen en el mundo que nos rodea. Es una relación de identificación que los ecologistas no logran muchas veces hacer. No es que Arguedas sea panteísta o que las culturas indígenas lo sean, lo que sí es común a muchas culturas amerindias es su rango de espiritualidad con el mundo circundante. Por ejemplo, en las culturas amazónicas existe la creencia de que los animales, los árboles, los elementos del mundo natural eran seres parecidos a los humanos en un tiempo primordial y que por algún tipo de transgresión perdieron esa condición, pero mantienen esa esencia y saben convivir con el ambiente y lo conservan, eso es algo que tenemos en común. Más que animista es una visión espiritualista, o en todo caso de intersubjetividades que se puede apreciar en esa perspectiva indígena.
MIRA: Blanca Varela y el lado más feroz de la poeta: la crítica cinematográfica
¿Qué hubiera pasado si Arguedas hubiera conocido con mayor profundidad las cosmovisiones diversas de la Amazonía?
Desgraciadamente, en los años 60, los estudios antropológicos sobre la Amazonía todavía no estaban muy desarrollados, entonces Arguedas sufrió este problema de falta de compenetración con las cosmovisiones amazónicas. Arguedas, posiblemente, hubiera reforzado sus ideas, hubiera escrito mucho más aparte de ese verso de ‘Llamado a algunos doctores’ que dice: “¿De qué están hechos mis sesos? ¿De qué está hecha la carne de mi corazón? […] Quinientas flores de papa distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se mezclan. Esas quinientas flores son mis sesos, mi carne”; es decir, está la idea de identificación plena del cuerpo humano con el cuerpo del mundo, y eso es algo que también se da en las culturas amazónicas. El caso concreto es que cuando uno va a cazar un animal pide permiso y pide perdón porque ese ser siente, y en algún momento ha sido como nosotros, por eso nunca hay prácticas depredadoras. Algo que sí nos caracteriza a los occidentales en el afán de enriquecimiento. Al final, los salvajes somos nosotros, no ellos. En eso, Arguedas tiene mucho que enseñar porque se pone de lado de la subjetividad indígena, no solo como antropólogo, sino también como ser político y, por supuesto, como poeta, como el gran poeta que era.
Esa figura del narrador poeta también es destacada en el libro, como parte de los distintos narradores que hay en “Los ríos profundos”.
Ese es el artículo de Francesca Federico, una joven italiana de la Universidad Complutense de Madrid, ella distingue esa capacidad múltiple que ofrece Arguedas en que la subjetividad del lenguaje de algunos pasajes de la novela tiene que ver más con la poesía o con una perspectiva poética del mundo que con técnicas narrativas. No veo una separación radical entre la poesía y la prosa de Arguedas.
En el bicentenario
Es notorio el gran interés que despierta Arguedas en el mundo académico internacional.
Sí, definitivamente, Arguedas sigue atrayendo a investigadores y pensadores de muchas partes. En el libro hay críticos de la República Checa, de España, Italia, Cuba, Estados Unidos, Chile, Brasil… creo que la academia, en general, logra entender que esta es una obra múltiple, y que le habla a muchos países que tienen problemáticas parecidas, incluso Estados Unidos o España, donde hay problemas de migración, de refugiados, y sufren sus propios procesos de deterioro ambiental. Arguedas, por lo tanto, es una fuente de conocimiento y las nuevas generaciones entienden esto perfectamente.
Arguedas ha sido recuperado, finalmente, como héroe cultural de la nación peruana…
Hay mucho por rescatar considerando lo que ocurre ahora mismo a partir de la pandemia y las elecciones en que hemos visto un Perú polarizado no solo por diferencias políticas, sino diría también por diferencias étnicas. Lo que observamos es que se renueva la idea de que el Perú está compuesto de distintas naciones y quizás habría que ajustar la legislación según ese criterio. Reconocer a otros grupos, no solo a los hegemónicos, sus lenguas, sus prácticas, el respeto a sus derechos humanos fundamentales; entonces Arguedas se puede ver como una inspiración para el bicentenario; sigue echando luces para el respeto de las cosmovisiones indígenas como aparece en sus poemas y novelas. Sin duda, es un héroe cultural, como Garcilaso y Vallejo. Curiosamente, estos tres autores tienen una relación muy estrecha con el mundo indígena y en los casos de Garcilaso y Arguedas esta parte de una base fundamental que es la convivencia y la compenetración con el mundo quechuahablante. Estos tres héroes culturales, Garcilaso, Vallejo y Arguedas, parten de un contexto de opresión cultural, económica, política, que hasta el día de hoy no se ha solucionado en el Perú. Un héroe representa un ejemplo, ilumina un camino y eso es lo que nos ofrecen estos autores.
MÁS INFORMACIÓN
El libro “Arguedas global. Indigenismo en el nuevo milenio” ha sido editado por la Universidad César Vallejo, en su Colección Bicentenario Peruano. Se puede adquirir en Vallejo Librería Café y El Virrey de Lima y Sur.
Video relacionado
TE PUEDE INTERESAR
- La pregunta de Luces: ¿Cuáles son las películas imperdibles del Festival de Cine de Lima?
- El Inca Garcilaso de la Vega y una novela para entender qué significa ser peruano
- Los Juegos Olímpicos en la literatura: el crítico de Luces recomienda tres libros sobre el espíritu deportivo
- Bicentenario: El genocidio cauchero en el Putumayo y otras memorias de la Amazonía
- Bicentenario del Perú: Juan Bautista, el hermano de Túpac Amaru II preso y desterrado por los españoles que temían a su apellido
Contenido sugerido
Contenido GEC