Las historias que le contaba su abuela no la dejaban dormir. De padre italiano y madre indígena, la matriarca representaba un mestizaje perfecto: era una mujer que se vestía con elegancia extrema para ir al supermercado y que, al volver a casa, enterraba en el patio botellas boca abajo para evitar las tormentas. Mariana Enríquez recuerda bien la historia con la que la obsesionó por años: su abuela decía tener una hermanita enterrada al fondo del patio, y que, en días de lluvia, podía escuchársele llorar desde su fosa.
Anunciado ayer en Barcelona, la escritora y periodista argentina fue reconocida con el Premio Herralde de Novela ofrecido por la Editorial Anagrama. Titulada “Nuestra parte de noche”, en esta historia de misterio y terror se narra la travesía en auto que un padre y un hijo emprenden desde Buenos Aires hacia las Cataratas del Iguazú, en plena dictadura militar. En el camino, ambos se toparán con sociedades secretas, pasadizos que esconden monstruos; sacrificios humanos y remembranzas del Londres psicodélico de los años sesenta.
—Un premio de susto—
A la narradora y editora del diario porteño “Página 12” le molesta que la encasillen en el género de la literatura de terror. Sin embargo, esta admiradora de Stephen King y del Julio Cortázar más fantástico reconoce que en sus inquietantes relatos está presente esa voz de la abuela y el llanto de la supuesta tía abuela.
Sus cuentos están poblados por los seres más sobrecogedores: chicas caníbales, niños fantasmas o mujeres poseídas. En ellos coinciden el horror arcaico dentro del entorno urbano, conectando los miedos primarios y atávicos con la sensibilidad contemporánea.
El texto, presentado bajo el seudónimo de Paula Ledesma, se impuso en la edición 37 del prestigioso certamen, ante otros 680 aspirantes. El galardón obtenido por Enríquez, una de las escritoras argentinas de mayor reconocimiento internacional, junto con Samanta Schweblin o Selva Almada, consiste en 18 mil euros y la publicación de la novela.
Una notable coincidencia demuestra que la Argentina es, hoy por hoy, uno de los países más interesantes en su producción literaria. Además del Herralde para Enríquez, otras dos escritoras argentinas recibieron ayer prestigiosos lauros: el Premio Sor Juana Inés de la Cruz para María Gainza (Buenos Aires, 1975), y el First Book Award de Edimburgo para su colega Selva Almada (Entre Ríos, 1973).