“#ElDisco” es el undécimo álbum de estudio del cantante nacido en Madrid, en 1968.
“#ElDisco” es el undécimo álbum de estudio del cantante nacido en Madrid, en 1968.

Con 51 años de edad y 30 de carrera artística, mucho ha cambiado la forma en que convive con la música. No solo en lo estrictamente musical, sino con las dinámicas de la industria. Por un lado, el avance incontenible de lo urbano parece haber menoscabado el sitial de la canción romántica (aunque él opine lo contrario); por el otro, tras algunas décadas de ser uno de los cantautores más vendidos en español, hoy Sanz es testigo, como tantos de sus colegas, cómo los formatos físicos se disuelven para darle paso casi inexorablemente al éter digital de You Tube, Spotify y otras plataformas.

Son esas transformaciones las que marcan la más reciente de las producciones de Sanz, partiendo por su nombre: “#ElDisco”, se llama, y fue publicado en abril del año pasado. “Me parecía muy interesante poner un título con esa especie de contradicción: que tenga un hashtag, algo tan actual, propio de las redes sociales; y que haga referencia al disco, un objeto prácticamente en desuso, casi prehistórico”, explica a El Comercio, vía telefónica. “Aunque sí percibo una buena noticia –se apresura en matizar–: que los vinilos han empezado a venderse con cierta soltura, no a los niveles en que se vendían los CD hace 10 o 15 años, pero sí entre gente muy exquisita en cuanto a la música”.

Alistando el concierto que ofrecerá en Lima este jueves 13 de febrero, Sanz nos atiende brevemente desde España. Y responde sobre algunos de los temas en torno a los nuevos rumbos de su trayectoria.

¿Hasta qué punto fue natural colaborar con Camila Cabello, Residente o Nicky Jam, y hasta dónde se volvió un desafío?

Bueno, con Residente yo ya había colaborado hace 15 años, entonces me fue bastante natural. En el caso de . Porque lo que hacía era música puramente urbana y una canción como “Te canto un son” es casi son cubano. No sé si todo el mundo percibirá que hay una diferencia, pero sí es bastante notable. Entonces traté de sacarlo un poco de ese mundo y llevarlo hacia otra zona. Pero, ciertamente, los ritmos urbanos no son ajenos para mí. Hace 15 años hice “La tortura” con Shakira. Son ritmos que han estado entre nosotros siempre. Hay muchas formas de entenderlo, me gustan unas más que otras, pero en general es una música a la que respeto y que ha aparecido en mis discos en muchas ocasiones.

El español está teniendo una expansión en la industria de la música como creo que nunca antes ha tenido. ¿Lo imaginabas así cuando empezaste tu carrera?

Te diré algo: cuando yo empecé hace unos cuantos años (que no te quiero ni decir), la primera vez que llegué a Miami con una canción, que era “Pisando fuerte”, en la radio poco menos que me trataban como si fuera thrash metal. Lo veían como una cosa absolutamente loca, pero eso ha evolucionado mucho. Y hay todo un trabajo, evidentemente. Todo el mundo habla de que ahora la música latina se oye en todo el mundo. Pero ese trabajo no ha sido exclusivo de los que están ahora. Es un trabajo que se ha venido haciendo desde hace mucho tiempo, con mucha gente, entre los que me incluyo, que hemos hecho todo ese camino. Todos hemos puesto nuestro granito de arena para que eso ocurriera. Porque al final el camino se hace andando.

Y otra cosa: hoy cada vez más gente pone en entredicho la idea del amor romántico tal como lo conocíamos. ¿Crees que esa nueva forma de pensamiento podría mellar la canción romántica?

A ver, en el reguetón, que está tan de moda, de repente sí. Hay canciones que son muy vacilonas, como “Felices los cuatro” y eso. Pero incluso en un género como ese hay otras canciones que son de amor puro y duro. Con declaraciones de amor, romance, etc. Porque el amor es algo que viene con nosotros desde la prehistoria. Desde que el hombre es hombre existe el amor. Y eso es algo que no va a cambiar. Claro que hay estereotipos estéticos que se modifican y parece como que alejan esa emoción de nosotros. Pero no es así. El amor sigue estando muy presente en absolutamente todo. Y hay gente que se expresa sobre el amor de una forma u otra.

NUEVAS FACETAS

Buena parte de #LaGira, el tour que lo traerá nuevamente por el Perú, también tuvo un componente emotivo especial para Sanz: Alexander, su hijo mayor, fue uno de los músicos que lo acompañan sobre el escenario. Lo reveló primero en Instagram y, durante un concierto días después, sacó adelante al muchacho. “Él no quiere que le presente, pero le voy a presentar igual porque para eso estamos los padres, para molestar a los hijos”, dijo antes de abrazarlo y sin ocultar su lógica emoción.

El muchacho de 17 años, que es hijo de la relación extramatrimonial entre Sanz y la diseñadora puertorriqueña Valeria Rivera, acaba de lanzar también su primer disco, “SanitY ep”, seis canciones que ha puesto en rotación en la plataforma SoundCloud. “Me hace mucha ilusión que estén enterados por allá de la existencia de ese disco –dice el cantautor y padre orgulloso–. Realmente no sabes el amor que él le tiene a la música y el esfuerzo y el trabajo que le pone cada día para intentar mejorar. Es un niño que con 17 años tiene más conocimiento musical que muchas personas con más edad y más tiempo en esto. Él lee la música, se conoce todos los clásicos del jazz, y le gusta hacer trap por su edad, obviamente, pero está muy preparado musicalmente y la verdad es que para mí es un orgullo increíble”. Incluso esa es una señal de que la música está cambiando. Y hay que aprender a convivir con ella.

Alexander (17) es el hijo mayor de Sanz. Él ha acompañado a su padre en algunas fechas de su gira y acaba de publicar su primer álbum.
Alexander (17) es el hijo mayor de Sanz. Él ha acompañado a su padre en algunas fechas de su gira y acaba de publicar su primer álbum.

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