Sonia del Águila

Todos los días, por las mañanas, realiza una camina cerca del río Hudson, en Nueva York, donde radica. Una costumbre que adoptó para mantener el contacto con la naturaleza, pero sobre todo para recordar su infancia, aquellos inolvidables días en los que jugaba con barro y granizo mientras entonaba canciones en quechua cerca del río Mantaro, en Huancayo.

Damaris contempla el río Hudson, mientras toca el charango. (Foto: Graciela Ampuero))
Damaris contempla el río Hudson, mientras toca el charango. (Foto: Graciela Ampuero))
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La cantautora y embajadora de la Marca Perú viajó a Estados Unidos hace dos años para estudiar una maestría en Medios Creativos y Tecnología en Berklee NY, una de las escuelas de música popular más importantes del mundo, ubicada a unas cuadras del Time Square y rodeada de un gran ambiente musical.

Damaris es amante de las fusiones. (Foto: Graciela Ampuero)
Damaris es amante de las fusiones. (Foto: Graciela Ampuero)

El profesionalismo de todos sus trabajadores te hace sentir que estás en el lugar correcto, y ese ambiente artístico es contagioso, motivador, invita a la superación, a romper esquemas y a crecer como artista. A mí me inspiró y me retó. Haber culminado la maestría me enorgullece porque me costó mucho, ahora siento que estoy con más músculo y fuerza que antes”, asegura Mallma Porras tras anunciar un próximo disco.

En la producción de su tercera propuesta musical, la artista huancaína vuelca todo lo que aprendió en la escuela estadounidense en la que funciona Power Station, el célebre estudio de grabación por el que han pasado figuras de fama universal como: Paul McCartney, Lady Gaga, Madonna, entre otros.

Estoy usando todo lo que aprendí: la tecnología para las artes, los procesos creativos, programas de música que te permiten ser más lúdico, romper esquemas, ser más interactivo. También estoy involucrando elementos electrónicos. Mi objetivo siempre ha sido tender puentes de diálogo entre culturas y generaciones. Hoy no soy la huancaína que estaba en Lima, soy la peruana latinoamericana que está en la ciudad que presenta mayor diversidad cultural”, enfatiza.

¿Cómo llegas a Berklee?

Hace dos años, cuando todos estábamos sumergidos en la incertidumbre de la pandemia, de no saber qué se viene, vi que se abrió una interesante maestría en esa universidad. Era la oportunidad para iniciar nuevos retos, aunque parecía imposible porque tenía poco tiempo para inscribirme y aún no había sacado mi bachillerato en Perú, también tenía que ver el tema del idioma. Finalmente, todo fluyó, y me siento orgullosa de haberlo hecho porque no te voy a negar que al principio tuve miedo de estar aquí; pero prevaleció esa fuerza que adquirí durante estos 20 años de carrera.

─ ¿Cuándo nace está pasión por el arte?

Cuando era muy pequeñita, tenía como cuatro o cinco años. Mi mamá llegó de un viaje con un charango, y yo, por curiosidad, lo agarré con mucho cariño. Con el tiempo se convirtió en mi gran tesoro, en lo más valioso, lo tocaba con mucho respeto y lo limpiaba con una franelita, sin imaginarme que estaba naciendo mi gran amor por la música.

─¿Cuándo debutas cantando profesionalmente?

A los 17 años, cuando presenté mi primer disco, “Damaris: Dame una señal” (2003). No era la primera vez que me subía a un escenario, pero fue un día importante porque era la culminación de dos años de producir, de trabajo arduo.

─Creciste en el Valle del Mantaro, en un barrio de emigrantes, de gente que llegó huyendo de la violencia que en ese tiempo se vivía en Ayacucho. ¿Cómo influye tu infancia en la música que haces?

Mi barrio se llamaba Justica, paz y vida, un lugar de emigrantes, construido con esfuerzo y dedicación. Recuerdo haber jugado con la tierra húmeda y el granizo, típico de Huancayo. El cielo era hermoso, azul intenso, y las noches eran estrelladas. Era un lugar alegre, festivo. Todo eso me sirvió de inspiración para crear, hacer música.

─¿Como planeas celebrar estos 20 años de carrera?

Con un nuevo disco que sale en julio. El primer sencillo, llamado “Entre el sol y la luna”, se estrena este 10 de febrero, y un mes después sale el segundo. También haré un concierto en Lima, en agosto. Posiblemente sea en el Gran Teatro Nacional. Sería un sueño hecho realidad. En estos proyectos plasmaré todo lo que aprendí y logré estos años. Estar en Nueva York, en una ciudad que representa la fusión, es maravilloso, me mociona, porque siempre me ha gustado tender puentes con mi música. Pasó cuando fui al Festival de Viña del Mar: demostré que los Andes tiene otro lado que también es alegre, festivo y que no solo es esa mirada melancólica.

─¿Qué recuerdas del día que ganaste la competencia folclórica del Festival Internacional de Viña del Mar?

Me temblaban las piernas, sentía que en cualquier momento se me iban a doblar por los nervios y el frío; pero opté por pararme firme, con fuerza, y seguí adelante. Aquella vez, pude comprobar que el trabajo, la dedicación, el plan y la estrategia, pueden darte un buen resultado. Cada detalle fue pensado y preparado. Recuerdo que le dije a mi mamá que no fuera para poder vivir esa experiencia sola, con mis músicos. Luego llegó la nominación a los Premios Grammy, que también fue una sorpresa hermosa.

─“TusuyKusun”, la canción con la que ganaste en Viña del Mar, ha sido interpretada en diferentes versiones...

Y eso a mí me me emociona muchísimo. Cada región, cada persona, la representó a su manera, le puso sentimiento. De eso se trata la diversidad, por eso me gusta la fusión. Hay una frase que digo desde la pandemia: “Las semejanzas nos unen y las diferencias nos enriquecen”.

─¿Conoces el trabajo de Milena Warthon, quien nos representara este en el Festival de Viña del Mar?

He escuchado su nombre, pero no sé mucho sobre su trabajo. Me parece que está con sencillos, que todavía no ha lanzado un disco, y creo que tendrá una oportunidad maravillosa para hacerlo luego de presentarse en el Festival.

─¿Qué recomendación le darías para su presentación?

La primera recomendación que le daría, ya sea a ella o a cualquier persona que quiera participar, es hacer buena música, honesta, verdadera, que tenga su sello e identidad. Luego preparar cada segundo de su presentación, tanto a nivel interpretativo como escénico.

─En 2020, luego de diez años de conducir “Miski Takiy”, ¿por qué dejaste el programa?

Durante la pandemia, como pasó con mucha gente, quise moverme, hacer cambios, y surgió la posibilidad de hacer mi maestría en Berklee. Al mes de salir del programa, postulé a la universidad, todo se dio bastante rápido.

─¿Consideras que la música peruana tiene el valor que merece?

Creo que todavía nos falta consumir más música nuestra, pero a la vez también trabajar más para poder estar al nivel de competencia con otros países. La competitividad hace que seamos mejores artistas cada día. A medida que podamos crear una industrial musical, vamos también a poder compartirla con el mundo.

Hace dos años, la cantautora peruana viajó a Nueva York para estudiar música en el Berklee NY. (Foto: Graciela Ampuero)
Hace dos años, la cantautora peruana viajó a Nueva York para estudiar música en el Berklee NY. (Foto: Graciela Ampuero)

─¿Este es el mejor momento de tu carrera?

Es un buen momento en el que estoy más fuerte que nunca, totalmente motivada, mi cuerpo está con la energía a tope y listo para dar un gran salto. Me siento feliz de todas las oportunidades que estoy teniendo.

─En el 2008, fuiste nominada en la novena edición de los premios Grammy Latino, en la categoría Mejor Álbum Folklórico por “Mil Caminos”. ¿Te gustaría ganarte un Grammy?

Muchos, quiero todos los Grammy.


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