De limpiar baños a cantar con Bad Bunny y actuar en Hollywood: Becky G, el ascenso de una joven estrella pop

Tras enfrentar problemas financieros, una familia en California adapta como puede un garaje para poder sobrevivir. Los padres consiguen más de dos trabajos, y la hija mayor también encuentra uno frente a cámaras. Así, entre comerciales de televisión y trabajos como imitadora, Becky G empieza su carrera en los medios, que lentamente se traduciría en una pasión por la música que hoy escuchan miles de seguidores en todo el mundo.

“Vengo de hacer dos álbumes donde me acerqué a ese comienzo, a la historia de mi apellido y a mi niña interior. Se siente liberador. Si bien yo tenía ganas de ser artista, también sentía presión por ayudar a mi familia, salir de la situación de haber perdido mi hogar”, menciona Becky G en entrevista con El Comercio.

Aunque aparecía en comerciales para Disney Channel y Nickelodeon, Rebbeca Marie Gomez seguía asistiendo a una escuela pública donde sus compañeros la veían con recelo. Asumían que era rica y privilegiada por salir en televisión, cuando la realidad era muy distinta. Tras ser atacada en el baño por sus compañeras y sufrir constantes episodios de bullying, la joven artista se refugió en la música.

A los 11 años ya escribía sus propias letras y las grababa en GarageBand, mientras realizaba apariciones interpretando a Selena Quintanilla. A los 13, aprendió a tocar guitarra de manera autodidacta, lo que la llevó a versionar canciones que subía a una entonces emergente plataforma llamada YouTube. Poco después, su talento llamó la atención del dúo de productores The Jam —Mike Mani y Jordan Omley—, con quienes dio sus primeros pasos formales en la música grabando temas como “Otis”, “Lighters” y “Novacane”.

A los 16 años, Becky G alternaba entre limpiar baños, cuidar a sus hermanos y grabar con pesos pesados de la industria musical. Su vida cambió drásticamente al firmar con Kemosabe, el sello de Sony fundado por Dr. Luke, productor clave en su desarrollo artístico. Mientras seguía lidiando con las obligaciones del hogar, también se encontraba en el estudio trabajando en su primer álbum debut o filmando un videoclip con Jennifer Lopez, quien participó en el tema “Becky From The Block”, una declaración autobiográfica que mostraba sus raíces sin tapujos.

Con el lanzamiento de su sencillo “Shower” en 2014, Becky G consolidó su lugar en el pop comercial. La canción fue un éxito internacional, la llevó a presentarse en programas como Good Morning America y la puso en el radar de artistas como Pitbull, con quien colaboró en “Can’t Get Enough”. Sin embargo, mientras su carrera en inglés crecía, Becky comenzó a reconectar con su identidad latina.

El cambio de idioma no solo fue personal, también fue consecuencia de la nueva tendencia latina. En 2018, su tema “Mayores” junto a Bad Bunny la convirtió en un fenómeno global. Luego vinieron colaboraciones con artistas como Natti Natasha (“Sin Pijama”), Maluma (“La Respuesta”) y Anitta (“Banana”), que consolidaron su imagen como figura clave del pop urbano en español.

En paralelo a la música, su presencia creció también en el mundo del entretenimiento. Participó como actriz en la película “Power Rangers” (2017) como la ranger amarilla, incursionó como conductora y fue elegida como una de las voces latinas más influyentes de su generación. En 2022 lanzó su segundo álbum de estudio, “Esquemas”, con temas como “Mamiii” junto a Karol G, que se convirtió en uno de los mayores éxitos del año. No obstante, y pese a la popularidad ganada, Becky sentía que aún había territorios personales por explorar.

Ese impulso la llevó a “Esquinas” (2023), un disco completamente en español con fuerte raíz en la música regional mexicana. Allí colaboró con artistas como Peso Pluma y Gabito Ballesteros, cantando sobre desamor, orgullo y resistencia. Sin embargo, tras ese capítulo íntimo y cargado de identidad, la artista decidió mirar hacia adelante con nuevos bríos.

Luego de explorar ese pasado mexicano heredado de sus abuelos —dueños del garaje donde vivió Becky G—, la artista regresó a las salas de ensayo y estudios de grabación que, luego de cerrar un capítulo en su carrera, la llevan al pop nuevamente. Lo que llega ahora es una apuesta más internacional, más bailable, más urbana.

Este año, los temas escritos por la cantante apuntaban al pop en inglés. Era lo que dictaban las reuniones y las maquetas. Pero la dirección cambió cuando escuchó un demo en español con base urbana. A ello se le sumo una letra sobre el amor romántico, un estribillo y antes de culminarlos, aún faltaba otra voz que diera ese último impulso al tema.

“Yo estaba ronca, no podía cantar más, pero seguí insistiendo con que este tema iba a ser un éxito. Luego apareció la idea de una voz masculina potente. Envié un mensaje por Instagram y contacté con Manuel Turizo para hacer este tema”, cuenta la cantante, quien luego grabo el videoclip que muestra distintas etapas del amor a través de tres historias.

El tema ya supera los tres millones de reproducciones. Es una fusión de merengue y pop, con una letra que refleja la urgencia con la que hoy se ama y se olvida. “Las cosas son más intensas, o es blanco o es negro, es algo que veo reflejado en los reels de los fans, quienes buscan en mis canciones lo que no pueden expresar”, agrega.

Más allá de las cifras, esta nueva etapa de la artista destaca por la claridad de la misma desde sus inicios. Becky G sabe lo que quiere: mantenerse fiel a sus raíces sin dejar de mirar al mercado global. Ya lo había demostrado con “Mala Santa” y “Esquemas”, discos que la consolidaron como una voz potente dentro del panorama latino.

El resultado de todo ese proceso se traduce en el gran momento profesional que vive Becky G. Fue nombrada Artista del Año 2025 por la Universidad de Harvard, presentó el Impact Award en Billboard Women in Music y sorprendió en Coachella con Tyla. Además, lanzará el documental “Rebbeca” en el Festival de Cine de Tribeca. “Y como decía mi abuela: ‘Si Dios quiere mi hijita, llegarás aún más lejos’, pero yo aún ni acabo de creérmela”, concluye.