Acostumbrados al talento de Natalia Lafourcade como compositora de canciones, la cantante entrega en “De todas las flores” un proyecto que es más bien la exploración íntima de su talento en más de una plataforma. Esta vez, la artista mexicana nos ofrece, además de un disco memorable, un libro, un podcast que funciona como un diario personal de este proyecto, y un proyecto audiovisual cuyo punto culminante es el show que la traerá a nuestro país el próximo 20 de agosto.
Ha encontrado así, diversas formas de llegar al público, de entregarle su arte. “Puedo decir que con “De todas las flores”, sobre todo con el libro y el disco, he construido un diario musical donde se encuentra una conexión genuina, orgánica y natural de la vida con la música. La música viene a ser un cobijo, una caricia que repara, que nos hace tener más conciencia”, dice la artista de 39 años en conversación con El Comercio desde Chile.
Natalia Lafourcade visitará nuestro país para dar un concierto el 20 de agosto. Las entradas están a la venta en Joinnus y la cantante se mostró muy ilusionada con la visita a nuestro país, pues hay una canción en este disco, “Caminando bonito”, que está inspirada en su paso por nuestras tierras. Prometió que para entonces su libro ya habrá llegado a nosotros.
- ¿Cómo fue para ti la experiencia de trabajar en el libro? ¿Descubriste una nueva forma de jugar con el lenguaje?
El libro maneja un poco de todos mis lenguajes, pues tiene mis letras, mi diálogo hacia el público, una entrevista de Elvira Liceaga (la voz que acompañó el podcast), y fotografías que muestran la intimidad del proceso. La parte de las letras tiene los borradores, las letras recién hechas, y también la evolución de las mismas. Es un libro que tiene muchos tips para quienes hacen música, quienes hacen arte, quienes escriben y puede generar una conexión entre nosotros si nos vamos percatando que vamos atravesando cosas similares, y eso me gusta mucho también.
- El incluir todos tus borradores es una cosa muy personal, como que te desnuda frente al público, ¿no te da pánico escénico?
No, ya no. Hay momentos en los que sí lo he sentido, pero con el tiempo me he dado cuenta de que eso forma parte de mi trabajo. También sucede que a veces, cuando interpreto una canción, me puedo sentir muy expuesta. Eso me ha pasado con “La llorona” o “Cucurrucucú” o “Soy lo prohibido”, de Roberto Cantoral. Esas canciones que canté en “Musas” o que canté en “Un canto por México”, son canciones que exponen el alma y el corazón. Pero mi punto es que lo tengo bastante bien integrado, pues sé que en un punto mi música ya no es mi música, sino de la gente, de quien la quiere hacer suya. La música encuentra su lugar en el corazón de las personas y yo no puedo controlar eso, pues ahí la gente hace lo que quiere, se la dedican a sus parejas, la ocupan para sus matrimonios, para sus fiestas, pasan muchos tipos de cosas y realmente me da mas bien gusto pensar que puedo compartirlas.
- “De todas las flores” es una apuesta super ambiciosa y super de estos tiempos, pues te conectas al público por el podcast, que es algo que antes hubiera sido inimaginable. Has diversificado la oferta de Natalia. Natalia en todos los formatos.
Sí, y creo que también esto responde a necesidades muy personales de compartir lo que hago. Desde que entré a grabar el disco tenía la inquietud de hacer estos proyectos hermanos y para mí ha sido maravilloso porque me ha permitido darme cuenta de que soy una artista muy inquieta, que no puedo quedarme ocupando solo un área de mi quehacer. Necesito explorar, buscar otras formas. Cuando pensaba en la promoción de este disco me dije “Claro, las entrevistas van a durar diez minutos y yo en ese tiempo cómo me voy a conectar con otra persona, si lo que estoy haciendo en este disco es precisamente bajar la velocidad, apostar por la contemplación, son canciones muy largas”...es un reto este disco, tanto para mí como para quien lo escucha. O sea, digo, el que aguante llegar al capítulo 12 del poscast, los regalos que se llevan son inmensos, pero sé que no todos van a llegar hasta ahí pues son capítulos retadores y no van a la velocidad a la que estamos acostumbrados hoy en día. Yo me tomé el tiempo, el trabajo y la dedicación de hacer este album mucho más pausado. Y no es que eso esté bien o mal, es la naturaleza de este disco, es el alma de este disco. Entiendo que habrá personas que tengan esa paciencia y habrá quienes no, pero me da mucho gusto, de entrada, como artista, haber tenido la oportunidad de hacer esta exploración sin ser condescendiente.
- El hecho de haber explorado todos los formatos a la vez te coloca a la vanguardia, en un lugar muy especial en la música latinoamericana en general y la mexicana en particular.
Realmente trato de no pensar desde ese lugar, trato de no ponerme ese “desde dónde”, esa no debe ser mi intención, siempre me lo repito, porque no quiero alejarme de algo que quizá es más orgánico, más genuino, más puro, que se dicta a sí mismo. Siempre digo que yo siento que la música se dicta. A veces más, a veces menos. A veces tarda más en llegar y hay que estar ahí buscando la canción, y a veces una canción te llega como un suspiro, como un soplo de inspiración. Para mí la jefa es la música, es ella a quien yo estoy sirviendo, cantando con mi voz, con mucho amor y compartiendo. En este momento siento tiene que haber mucho más calma y no tanta prisa. No me pongo como meta ser la número uno o que mi canción sea un hit, la número uno de la radio o la más escuchada o la referente de nada. Yo lo que siempre pido es que ojalá eventualmente conecte con la gente y no se quede nada más en mi habitación. Cuando las canciones nacen, ya se vuelven de todos y no las controlas, pero no todas las canciones conectan por mucho que a mí me guste. Yo recuerdo mucho “Hasta la raíz”, por ejemplo. El disco “Hasta la raíz” no se iba a llamar así, se iba a llamar “Palomas blancas”. Y esa canción de “Palomas blancas” es igual de fuerte que “Hasta la raíz”, pero ha conectado con menos personas. “Hasta la raíz” fue la última canción que compuse y llegó como tarde, pero cuando la grabamos nos dimos cuenta de que el nombre del disco no era “Palomas blancas”, sino “Hasta la raíz”. Ahí respondí a lo que la música me dictaba y a lo que el proyecto dictaba. Me gusta pensar que yo colaboro con la música, con energías y la alquimia es lo que elabora lo demás. Siempre es una sorpresa.
- ¿Pasó algo similar con “De todas las flores”?
Con “De todas las flores” te puedo compartir que es un disco que a diferencia de “Hasta la raíz”, me ha empujado a investigar y explorar mis propios jardines internos. Por eso se llama “De todas las flores” y me encanta el título. El disco ahí me ha dicho muchísimas cosas, me ha empujado a ir de una manera mucho más pausada, mucho más contemplativa y permitiendo que todo vaya cayendo en su lugar. Fue como un proceso de siembra y cosecha y me hizo ver eso de la vida, que hay cosas que no pueden suceder tan rápido.