El Mercedes-Benz S280 es una flecha negra que ingresa por la boca del túnel para no salir jamás. O, lo que es peor, salir al día siguiente convertido en una masa informe de fierros retorcidos: se había estrellado contra la decimotercera columna de concreto. El auto volaba a 190 km/h, su conductor giró bruscamente al carril izquierdo, perdió el control y todo se apagó. No hubo ninguna conspiración de los servicios secretos británicos para asesinar al amante de Lady Di, que iba en el asiento trasero. Un auto que pasa de 190 a 0 kilómetros hora en 60 milésimas de segundo, se pulveriza. Es física pura.
Contenido sugerido
Contenido GEC